Catorce

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La rubia omega tocó la puerta de madera casi con furia, con miedo de que su alfa le encontrara en lugares donde no debía. Porque por supuesto que no debía estar tocando la puerta del hijo del asqueroso hombre del que llevaba la fea marca en el cuello.

Se mordió el labio con desesperación, casi sintiendo el sabor de la sangre sobre su lengua, reabriendo la herida que su alfa había hecho.

— ¿Qué? — Harry preguntó com brusquedad después de abrir la puerta con fuerza. La miró de arriba a abajo, con molestia y antipatía — ¿Tu qué quieres?

Alzó la cabeza para mirarlo, y casi pudo oler el aroma dulce de Louis s¿obre la ropa del alfa, y quiso acercarse a su cuello con la necesidad de oler a su hermano de nuevo. Sin embargo se contuvo, porque ese alfa lo odiaba más que a nada.

— Necesito un favor.

Se metió a su cuarto sin permiso alguno, pasando del cuerpo grande del alfa.

Bufó cerrando la puerta de su habitación. Sabía que si trataba mal a Laura (Lottie) su padre la tomaría más contra el y le daría un castigo peor que casarlo con una omega "digna del trono" (entre comillas porque, vamos, nadie es más digno que Louis)

— ¿Qué clase de favor? — Preguntó con los brazos cruzados mientras la omega se sentaba en el sillón que daba contra la pared — Ya te digo de una vez que no quiero meterme en problemas.

Harry estaba en calma, porque la omega parecía ir en paz, y además no tenía animos para pelear sabiendo que dejó a su omega triste y lloroso, más a la fuerza que nada, por supuesto.

— Bueno, es algo muy delicado y-

— ¿Puedes ir al grano, por favor? — La interrumpió con la voz seca y los labios fruncidos.

— Bien, pues yo uhm — Miró el suelo — Tu conoces a Louis ¿cierto?

— ¿Qué tiene que ver Louis en todo esto? — Preguntó a la defensiva.

Lottie le dio una sonrisa triste.

— Necesito verlo — Le pidió — Por favor.

El alfa frunció las cejas. No estaba molesto, porque el ambiente estaba tranquilo y con el olor a incienso de siempre. Estaba más que nada confundido.

— ¿Para qué quieres verlo, Laura? Si quieres hacerle daño de parte de Des, olvídate de el.

La omega negó rápidamente, con los ojos llorosos y apunto de llorar. Extrañaba tanto a su hermanito.

— No, Dios, no — Murmuró — Yo nunca le haría daño, no, no a el.

Se rascó la mordida que estaba comenzando a picarle. Odiaba esa mordida, y no deseaba otra cosa más que quitarla, arrancarla de su piel y no tener que volver a verla nunca más en su miserable vida. Quería volver a ver su piel blanca blanca en el cuello de nuevo, porque esa mordida, que tantos cosideraban tan bonita, para ella no era más que un recordatorio de lo estúpida que podía llegar a ser.

— ¿Entonces qué? ¿Para qué lo quieres? — Apretó los labios — ¿Quieres información? Porque si eso es lo que quieres puedes irte a la mierda, no voy a dejar que-

— ¡No! ¡Por supuesto que no! —Exclamó — Joder, es un bebé, yo no sería capaz de lastimarle.

Harry bajó la mirada, apretando su labio entre dos de sus dedos. Estaba preocupado y confuso.

— ¿Entonces qué...?

Lottie alzó la cabeza para verlo, derecho, como todo un alfa respetarle.

Blue eyes (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora