Ocho

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Estaba haciendo el inventario tranquilamente por fuera, pero con la cabeza hecha un lío.

Escuchó el delicado sonido de la campanilla de la puerta sonar al ser abierta, haciéndolo suspirar con desesperación ¿es qué acaso la gente no mira el letrero rojo donde dice claramente cerrado?

— Esta cerrado —  Gruñó, sin siquiera voltear a ver a la persona que había irrumpido en la tranquilidad de sus cuentas.

— Lo siento, pero yo no vengo por un pastel, vengo por un Louis Tomlinson ¿tienes de esos?

Louis quitó su entrecejo fruncido casi al instante, regalando una sonrisa y dejando de contar el dinero.

— Harry, hola.

— Hola a ti también, lindo.

El ojiazul salió de detrás del mostrador, viendose más pequeño al bajarse de aquél banquito que le ayudaba tanto.

— ¿Qué haces por aquí tan tarde?

Eran las once de la noche con treinta minutos, y realmente no esperaba a Harry por aquí.

Llevaba un lindo moño desordenado en la cabeza, en el que recogía ya mayoría de su largo cabello castaño.

—  Venía a verte ¿hay algo de malo?

Louis negó con una sonrisa tímida y tiró de su suéter un poco más hacia abajo.

—  No, es solo que es algo tarde, no me lo esperaba.

— Uhm, pues hablemos.

Harry le dedicó una sonrisa juguetona y grande.

— ¿Porqué no salimos a pasear o algo?

Louis sintió como su corazón se apretaba de emoción contra su pecho, haciéndole sonreír con entusiasmo.

—  Claro que sí, Harry.

Louis lo guió hasta la salida, sin siquiera terminar de ordenar el reguero de billetes que había dejado sobre el mostrador beige.

—  ¿A dónde quieres ir? —  Harry le preguntó, mientras el menor cerraba con llave la puerta transparente cubierta por una cortina blanca desde la parte de adentro.

— Te recuerdo que son las once y media de la noche, no podemos hacer mucho.

— ¡Claro que podemos! — Declaró con una sonrisa

— ¿Ah, sí? ¿Y qué vamos a hacer señor sabelotodo?

— Podemos no lo sé, tomar un café de algún lugar abierto las veinticuatro horas y hablar ¿tal vez?

El omega de Louis chilló con emoción, al final solo sonrió y asintió con las mejillas sonrosadas.

Comenzaron a caminar en silencio, el omega luchaba por seguir el paso de Harry, pero sus cortas piernas no le ayudaban demasiado. A veces odiaba ser tan pequeño.

Las calles se encontraban cada vez más frías, y Louis con su fino suéter morado lo único que podía hacer era abrazarse a sí mismo y temblar ligeramente.

— ¿Tienes frío?

Louis negó, quitando sus brazos de su alrededor y tratando de lucir normal.

— Lo tienes — El alfa afirmó serio, quitandose su suéter gris claro de la mejor manera que puedan imaginar, levantando su camiseta negra de abajo apenas un poco y mostrando algunos de los tatuajes de su estómago.

Louis mordió su labio, reprendiendose al instante por las cosas que estaba pensando en ese momento.

Cuando menos lo pensó ya tenía el sueter de harry cubriendo hasta debajo de su trasero y las mangas hasta su pulgar.

— Harry — Susurró apenado — Está bien así.

El alfa le sonrió.

— No hay problema, tu tienes frío.

— No puedo aceptar qur hagas esto,  si te enfermas voy a tener un cargo de conciencia que no te imaginas y-

El ojiazul lo interrumpió con un pequeño "sssht"

— Y yo no voy a dejar que un lindo omega esté muriendo de frío mientras que yo pueda impedirlo.

Louis se sonrojó y bajó la mirada avergonzado. Harry era tan lindo con el, le encantaba.

— Ahora, vamos por ese café, lindo

(....)

— ¿Qué es lo que vas a pedir, bonito? — Harry habló.

Louis hizo un pequeño ruido con la garganta mientras miraba el menú del lugar.

Una mujer beta y regordeta con un maquillaje exagerado y vulgar esperaba impacientemente al lado de su mesa mientras masticaba un chicle ruidosamente.

— Yo solo quiero un café con leche y azucar, por favor — El alfa habló con la voz ronca y una sonrisa, mirando al pequeño omega que tenía al frente.

— Una malteada de chocolate está bien, por favor.

La mujer anotó rápidamente en su libreta y se marchó sin decir nada más.

El lugar estaba completamente solo, a excepción de dos policías alfas que comían sus típicas donas y un par de omegas en el mostrador.

— ¿Puedo preguntarte algo? — Louis asintió con una sonrisa mientras recargaba— ¿Qué edad tienes?

— Tengo diecisiete ¿y tú?

Harry abrió los ojos sorprendido.

— Wow, eres todo un bebé. Yo tengo veintitres.

— ¿bebé? ¡Yo no soy un bebé!

Harry rió por lo lindo que lucía molesto, todo rojito y lindo.

— Claro que lo eres. Un pequeño bebé de diecisiete, lindo bebé Lou.

— Para — Susurró avergonzado y con las mejillas rojas —  Son solo seis años.

— Me siento un viejo verde justo ahora. No puedo creer que tengas solo diecisiete.

Tomó su mano pequeña por encima de la mesa, con una sonrisa.

— Bueno, no es que estuvieras cortejandome o algo así.

— Por si no lo recuerdas, ayer te dije que voy a empezar a cortejarte, entonces, me siento un pedófilo.

El ojiazul iba a responder, pero justo en ese momento llegó una mesera omega con sus ordenes, tímida y con la mirada baja. Louis supuso que era por la presencia del alfa.

— Claro que no lo eres, eres solo muy alto.

—  O tu muy pequeño.

— Y no, tu eres enorme.

Harry levantó las cejas de manera graciosa con una pequeña sonrisa en los labios.

— ¿Lo has visto, pequeño? Porque te puedo asegurar que sí, soy enorme — Le guiñó el ojo de manera completamente coqueta.

Louis abrió los ojos al instante, casi escupiendo su bebida dulce sobre la mesa.

— ¡Dios, no! ¡No hablo sobre eso!

Sus mejillas estaban rojas de nuevo. A Harry le encantaban sus mejillas todas rojas y lindas, y más si el provocaba ese lindo sonrojo.

— Bueno, lindo, tampoco es para que te pongas así. Mejor hablemos de otra cosa.

— ¿Cómo de qué? — Preguntó bebiendo otro sorbo de la bebids espumosa.

— Como de que no eres de aquí. Tu acento es gracioso ¿de dónde eres?

— Soy de Inglaterra.

— Un lindo omega londinense, mmmm.

—  Harry — Se quejó — Para.

— Es que eres muy lindo, lo siento

— Y mi acento no es gracioso —  resongó.

— Es lindo como tú

Blue eyes (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora