Once

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— ¡Hijo! ¡Tengo una noticia que va a agradarte mucho! — Habló Des con felicidad fingida, haciendo a Harry rodar los ojos con molestia. Rodó sobre sus talones para encarar a su padre.

Ni siquiera podía estar tranquilo

— Claro, lo que digas — Habló con su voz ronca cargada de molestia.

Acababa de empezar a hablar con su padre y el olor a alfa enojado ya estaba haciéndose presente. Pero es que su padre tenía ese horrible poder de convertirlo en un alfa completamente diferente al alfa calmado y tierno que era cuando estaba con su omega.

— Bueno, bueno ¿y no te emociona qué pueda ser? ¿No vas a preguntarle a tu padre de qué se trata?

Harry se cruzó de brazos con la expresión dura. Su entrecejo y labios fruncido con molestia.

— La verdad es que no — Habló con la voz aburrida y plana.

— Bien, eso no me interesa en lo más mínimo. — Sonrió — Solo quiero decirte que tu prometida llega dentro de muy poco tiempo. Tal vez dos o tres días.

El menor frunció su entrecejo aún más, su respiración se volvió pesada y sus labios luchaban por no soltar maldiciones.

— ¿No estás feliz? — Le preguntó con burla — Te aseguro que será más bonita que el omega ese que pretendes cortejar, te lo prometo.

— Eres un maldito — Murmuró apretando los puños.

— Lo he sido toda mi vida ¿qué mas da seguirlo siendo?

Por alguna razón Des disfrutaba de su hijo estando gritando en su cara con enojo.

— Eres un hijo de puta, no quiero una maldita omega ¿entiendes? ¡No la quiero!

— Ya deja de hacer tu berrinche ¡Pareces un niño caprichoso! Eres un alfa ¿entiendes? ¡Un alfa!

— No me interesa lo que soy, deja de decir cosas que ya sé, no soy tonto — Murmuró entre dientes.

— Lo pareces — Replicó, con una ligera sonrisa sarcástica en el rostro.

— ¿Tu qué sabes? No me conoces.

— Eres mi hijo, claro que lo hago.

— No, no lo haces. — Murmuró, cambianfo su tono enojado por uno triste.

— Bien. Lo que sea. Tu prometida llega dentro de poco tiempo, quiero que la trates como se debe.

— ¿Porqué me haces esto? — Su tono era enojado de nuevo, y de verdad se preguntaba esto.

¿Porqué su padre se empeñaba en hacerlo sufrir de esa manera? ¿Es que no quiere verlo feliz? ¿O solo disfruta la manera en la que llora por las noches?

— ¿Hacerte qué? ¿Conseguirtr una bonita omega para que te cases? ¿Estoy haciendo mal?

— ¡Sí! ¡Yo ya he encontrando mi hilo rojo!

— ¿Hilo rojo? — Rió — Por favor, eso no existe, no seas tonto.

— Claro que existe solo que tu... Tu nunca lo encontraste, tal vez mamá no era la indicada, tal vez nadie lo es para ti. Pero para mi sí, y lo sé, lo siento.

— Los hilos rojos no existen — Habló con la voz tranquila, pero llena de recuerdos, de tristeza.

Si el no había podido estar con el alfa indicado, su hijo tampoco estaría con la persona indicada , y el mismo se encargaría de ello.

— Papá, claro que lo hacen — Murmuró. Hacía tanto que no le llamaba papá — Des — Se corrigió al instante, con un carraspeo incómodo — Yo ya he encontrado el mío, por favor, dejame estar con el.

Blue eyes (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora