Capítulo 8

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LEO, JASON Y PERCY SE METEN EN PROBLEMAS

El día de la primera competencia se acercaba y Harry estaba más que asustado. Aún no entendía qué había pasado ni por qué su nombre apareció en el cáliz.

Dumbledore y los otros directores, lo habían interrogado minuciosamente sobre la posibilidad de que él hubiese puesto su nombre ahí o que se lo hubiera pedido a alguien mayor, pero no había resultado porque él no había sido. Él les aseguraba que no había puesto su nombre, que no entendía lo que había pasado o por qué, pero no le estaban creyendo. Peor aun, lo iban a obligar a competir aunque no estaba preparado para tal competencia.

Sin saberlo, el profesor Moody lo vigilaba y hablaba sobre los hechizos que los demás concursantes sabían y que él no.

Sencillamente, Harry Potter se sentía un desastre. Sus amigos no ayudaban o no intentaban subirle el ánimo con un simple: "Todo estará bien". De Ron, solo había recibido improperios, lo había llamado traidor mientras decidido se alejaba de él. Al igual que los demás en Gryffindor, visitas y, por qué no decirlo, Hogwarts entero, pensaba que era un tramposo que ingeniosamente había logrado poner su nombre en el cáliz de fuego para poder robarle la gloria a Cedric Diggory.

Harry los escuchaba hablando a sus espaldas, las cosas que decían de él, que era arrogante, que todo siempre debía girar entorno a él, que nadie más podía ser popular. Harry se sentía hecho pedazos al oír cosas como esa porque las decían personas que, para él, eran importantes. La única que parecía confiar en él y creerle, era Hermione y eso era significativo, pues su mejor amiga no le había dejado.

El famoso mago, caminaba solo por los jardines de Hogwarts. Nadie quería acercarse a él o hablarle y cada vez que pasaba cerca de alguno, le oía decir insultos. Cuando ya no pudo seguir escuchando más, se alejó para tomar aire fresco y e sentó a unos metros del lago.

Harry no sabía cómo iba a seguir. Se sentía tan perdido en ese escenario tan oscuro y, aunque Percy le hubiese dicho que siempre existía lo bueno, en esa situación le faltaban los fundamentos. Harry no tenía a sus padres, se contentaba con tener su hogar y familia en Hogwarts, pero ahora que todos perecían odiarle...

Estaba metido en un Torneo que le haría probar las capacidades que poseía en la magia, aun aquellas que no conocía. Voldemort intentaría matarlo junto a los estadounidenses que lo habían defendido.

Harry dudaba que ellos quisiesen verlo. Nico y Percy debían estar odiándolo, creyendo que era un maldito egocéntrico, tramposo y arrogante. Seguramente, ellos no tenían intenciones de hablarle siquiera. Quizás Piper y Leo se sentían felices por estar en otra casa y así no tener que verle, tal vez Percy y Jason ya no lo defenderían y Nico... Nico ya estaba enojado con él.

El mago no quería llorar, no les quería dar esa satisfacción pero sentía que ya no podía. Todo lo que amaba parecía haberse ido producto de lo injusta que era la vida, que siempre le quitaba todo. No quería llorar pero, ¿qué importaba?

Estaba solo.

*****

Percy
Quiero matar a alguien.

El nombre de Harry en el Torneo, era un indicio de que la misión había comenzado oficialmente. Sabíamos, perfectamente, que era el momento que habíamos estado esperando, la razón por la que habíamos venido a Hogwarts en primer lugar. Debíamos proteger a Harry Potter y a sus amigos.

Amigos...

¡Quiero matar a esos idiotas!

¿Cómo se les podía ocurrir que fue obra de Harry que su nombre apareciera en el cáliz? ¡Es una estupidez! Casi tanto como echarle agua al aceite hirviendo.

Olympus en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora