Capítulo 11

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LO ERES

En la penumbra se veía a un chico caminar hacia el bulto que había en un sofá. A unos pasos de distancia se detuvo, creyendo haber divisado movimiento a su alrededor y aunque se giró 360°, no vio nada. Le restó importancia creyendo que lo había imaginado, pero algo en su interior le inquietaba, estaba a punto de volver a su cuarto por un arma con la que defenderse y explorar a fondo el lugar, pero en ese momento algo distrajo su atención.

El bulto que había en el sofá se agitaba, así que se acercó, se arrodilló y quitó la manta de color azul. Observó lo que estaba en frente y no pudo evitar sonreír.

El chico que dormía se veía muy inocente con el cabello desordenado y un hilo de baba en sus labios. El que lo observaba, no pudo contener una pequeña risita. El chico dormido le llenaba de alegría. Verlo así, le demostraba que aunque una persona haya pasado guerras y batallas puede conservar la hermosura de la inocencia en su rostro.

El chico arrodillado se acercó al oído del contrario y le habló para despertarlo, mas este no se inmutó. Comenzó a zarandearlo, suavemente, mientras lo llamaba por su nombre hasta que el chico abrió los ojos.

La sonrisa que se posó en los labios del soñoliento chico, no se hizo esperar. Se sentó en la cama mientras el otro contrario seguía arrodillado.

La presencia se hizo sentir otra vez y ambos chicos la percibieron pero, al inspeccionar el entorno, nada encontraron. Se miraron fijamente y desde entonces la presencia ya no molestó más, pues frente a ellos estaba lo que mas querían.

—¿Nico? —dijo el recién despertado. El aludido se sentó en la cama algo nervioso—. ¿Qué haces aquí?

—Recibí tu nota. —Eso bastó para generar nerviosismo en el contrario.

—¿Nota? ¿De qué estás...?

—Sabes de lo que te estoy hablando, Jackson, no te hagas el idiota.

—¿Qué te hace pensar que la escribí yo? —cuestionó. Se sentía orgulloso de su pregunta que seguro le confundiría, según él.

—...Eres el único que me llama Niks. —Percy quiso patearse. Nico era muy inteligente.

—Bueno y... amm... —Se aclaró la garganta—. ¿Qué dices?

—¿Por qué no invitas a una chica? —cuestionó con seriedad—. ¿No sabes que se burlarán de ti si te ven con otro chico?

—Eso no me importa. Yo quiero ir contigo —declaró, dejando en silencio al contrario por unos minutos.

—¿Por qué? —Y en ese momento, lo taladró con la mirada. Durante toda la conversación no lo había mirado directamente, ya que la vergüenza y nerviosismo se lo impedían, pero ahí estaba intentando asegurarse de que no fuera una mala broma.

—Porque te quiero, Niks, y quiero ir contigo, ¿qué dices? ¿Aceptas?

—Está bien —Percy inclinó la cabeza e hizo una mueca casi dolorosa.

—Mira, Nico, sé que no soy tu tipo y todo eso pero, de verdad, creo que nos divert... —Se detuvo en seco y miró a un divertido hijo de Hades—. ¿Di-Dijiste que sí? ¿En serio?

—Sí. A no ser que ya no quieras.

—¿Es una broma? ¡Me encanta que aceptaras! —Nico bajó la cabeza sonrojado. Percy se acercó a él y le sonrió mientras le daba un cálido abrazo y el hijo del dios del Inframundo no se apartó.

El aroma a agua salada y mar llenó sus fosas nasales, el aroma tan característico de Percy. El semidiós más pequeño suspiró mientras sonreía complacido.

Olympus en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora