Capítulo 15

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DULCE NAVIDAD IV (¿OTRA VEZ? ES EL FINAL... LO PROMETO)

Las cosas no iban nada bien para Will. Se sentía pésimo escuchando como felicitaban a la pareja. Ni saliendo de la casa pudo evitar oírlos.

Nico, el chico oscuro que parecía necesitar ayuda médica todo el tiempo, le había dado una distracción que luego se transformó en una adicción para pasar a ser un amor. Amor que no era correspondido. Will pensó que Nico lo quería, pero al parecer, no era así. ¿Quizás él había forzado su presencia a Nico? ¿Siquiera eran amigos? Ya no estaba tan seguro.

Harry, por su parte, estaba en su habitación temporal. No podía describir el sentimiento que lo atormentaba. ¿Por qué tenía que pasar eso? Los dos transferidos se habían convertido en una parte importante de su vida porque después de todo lo que había pasado con el torneo y Voldemort, ellos fueron los únicos que permanecieron a su lado y lo consolaron. Percy... él le enseñó que siempre debía mantener la esperanza viva. Que no estaba solo. Nico, por su parte, había luchado contra su propia casa para defenderlo y le entregó su amistad cuando no era muy sociable.

Ni siquiera su mejor amigo había permanecido a su lado...

Habían pasado meses desde que sus sentimientos se convirtieron en algo más que amistad, desde que atesoraba los momentos junto a ambos. Ellos le daban alegría a sus días y ahora... ellos tenían su propia felicidad en el otro y eso no lo incluía a él.

¿Estaba mal sentirse triste por la felicidad de otras personas?

Poseidón

Mi hijo se veía extremadamente alegre. Me sentí muy feliz por ellos. Ambos eran héroes y los héroes merecían felicidad y descanso. ¡Nos salvaron muchas veces! ¡Hasta nos ayudaban con estupideces! El caduceo de Hermes es un ejemplo, aunque él jura sobre el Estigio que nosotros no sabemos nada.

Les di palmadas en la espalda a Percy para felicitarlo, deseando que el idiota de su tío, el cabeza de aire y obsesionado con su cacharro, le diera bendita paz.

—Estoy en una misión papá. —Eso me cerró la boca. ¡Maldito seas, Zeus!

—Tu... bendito tío recibirá correo divino. Apostaría a que le encantará el gigante tiburón blanco en el que estoy pensando... —Percy se puso a reír con ganas. Seguramente se lo imaginó.

—Gracias por estar aquí, papá —dijo al mismo tiempo en que me abrazaba. Le correspondí gustoso.

Luego, fui hacia Nico. Cuando se dio cuenta de que me acercaba a él, comenzó a buscar una salida rápida. Eso me decían sus movimientos.

—No temas, chico. —Él solo asintió después de observarme un momento. No sabía qué estaba pensando y lo prefería. Odiaba leerle los pensamientos a la gente—. Si me quedé, propenso a la ira de Zeus, —Un trueno retumbó en la distancia—, fue porque apoyo a mi hijo en su decisión.

—¿Huh?

—Nico, estoy apoyando tu relación con mi hijo. Además, no es como si mi opinión importara. —Se notó en su expresión que no lo esperaba.

—¿En serio? —preguntó. Su mirada se desvió a Percy que estaba a unos metros y su expresión delató sus sentimientos.

—Lo juro por el Estigio. —Un trueno retumbó. Él alzó ambas cejas.

—Ya rompió ese juramento, y puede ver el resultado caminado por la sala.

—Sí, pero te encantó que lo rompiera  ¿no? —Me reí por el sonrojó que lo atravesó—. Espero que Afrodita los favorezca.

Olympus en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora