Capítulo 17

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UN POCO DE AYUDA

Con todo preparado partieron en el auto del señor Weasley, aunque tuvieron ciertos contratiempos como batallar contra Percy y Nico para subirlos al auto.

En el trayecto, Zeus volvió a lucirse con vientos tempestuosos y resonantes truenos muy cerca del vehículo. Incluso, uno que otro relámpago alumbró a través de las ventanas provocando expresiones aterrorizadas en todos. Jason esperaba que su padre solo estuviera molestando a sus primos. No les haría daño, ¿cierto? Al menos eso esperaba.

A decir verdad, Zeus casi no tomaba en cuenta a Nico (lo vigilaba levement), su problema era con Percy. Todos sus encuentros y discusiones solo hicieron que llegara a detestar al semidiós y todo se intensificó con cierta conversación que tuvo con Poseidón:

—Cállate, Zeus. La única razón por la que no lo soportas es porque mi Perseus es mejor que el tuyo.

Eso causó la risa de los dioses presentes. Zeus se sintió humillado porque no pudo negarlo y que Percy no lo respetara, empeoraba todo. Si bien, no le haría real daño por las posibles represalias de Poseidón, eso no significaba que no pudiera asustarlo mientras estaba en su dominio.

Cuando llegaron a las afueras de la estación, Nico y Percy no fueron los únicos que se lanzaron al suelo a besar el pavimento. Piper y Leo acordaron nunca volar con Percy y Nico cerca.

Algunos minutos después, todos iban empujando sus carritos a la plataforma 9¾. En realidad, iban corriendo. Harry y el extraño clima mañanero, los habían retrasado y solo faltaban diez minutos para que el tren se fuera y ellos recién iban entrando a la estación. Los magos corrieron como si los persiguiera Voldemort y los semidioses como si Tártaro estuviera cerca.

Faltaban dos minutos cuando llegaron a la pared. Se apresuraron a entrar, se abalanzaron a las puertas y sin tiempo, los baúles y maletas fueron ingresados con un hechizo mientras el tren estaba en marcha. Fue un buen movimiento de Hermione.

Una vez dentro, todo estaba lleno. La mayoría los miraba curiosos por el retraso y otros, como los Slytherin, se burlaron. Prefirieron ignorarlos. Avanzaron por el pasillo hasta que encontraron un compartimiento vacío y fue un alivio porque no eran el único grupo buscando.

Ninguno ignoró que en el camino varios se quedaron viéndolos. No supieron si era por cómo lucían (rojos y desastrosos por la carrera), por Leo que jugaba con un montón de cables o porque Percy iba con su mano enlazada a la de Nico. Sin embargo, ninguno le hizo caso a las razones, solo provocaron que Percy apretara más la mano de su novio para darle apoyo porque aunque Nico no dijera nada, el hijo de Poseidón le preocupaba la aceptación. Culpa de la época en que había nacido.

Entraron al compartimiento y se sentaron. Ron junto Harry, Hermione, y Leo; en frente, Piper, Jason, Percy y Nico respectivamente. Los gemelos se habían ido con sus amigos.

El viaje fue tranquilo. Al principio nadie dijo nada, pero se oían murmullos y risas desde los otros compartimientos y una que otra explosión en el pasillo de bromas o hechizos que acababan mal.

Al cabo de un rato, Leo se durmió en el hombro de Hermione mientras que esta lo miraba incómoda. Quería quitarlo, pero no sabía cómo hacerlo sin despertarlo. Si fuera Ron, no le importaría apartarlo, pero era mejor un Leo dormido.

Los semidioses miraron la escena algo divertidos. Leo se había aburrido, los demás estaban igual y el TDAH no era el mejor amigo en un viaje.

—Déjame ayudarte —dijo Piper con una risita, al tiempo en que se levantaba. Hermione la miró agradecida—. Ocuparé tu lugar.

Olympus en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora