Capitulo 32-No es una puta pregunta.

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Andrew

Asiento y presto atención a las palabras de Mena, no entiendo por qué su enojo, no entiendo por qué tiene que ponerse así, es mi amiga, se supone debe apoyarme en mis decisiones.

—Andrew no puedes estar con esa bruja, es una zorra.

—Oye, modérate, no la llames así, es mi novia y tienes que respetarla, no me interesa como era, eso ya pasó, ella está cambiando y ahora está conmigo y solo conmigo, eres mi amiga, deberías estar feliz por mi, no te entiendo.— digo tranquilo, no pienso exaltarme, nunca le he gritado a Mena.

—Estaría feliz si estuvieras con cualquier otra persona, ¿pero Becca? ¿En serio Andrew? Ella va a destrozarte— pongo los ojos.

Esta conversación no tiene sentido.

—En todo caso, es mi problema— ella se queda sería. Parece que se le acabaron las palabras. —Ahora sí no te importa, debo volver con ella.

Me alejo y la dejo ahí mirándome, me sorprende que se esté comportando de esa forma tan inmadura, siempre la he apoyado en todo y ahora que necesito de su apoyo no lo tengo.

***

La gente nos ve raro, deben parecer sorprendidos de nuestro noviazgo, pero no me importa, y algo que me hace feliz es que a Rebecca tampoco le importe.

Vamos caminando hacia el estacionamiento, abrazados, ella me rodea la cintura y yo le rodeó los hombros con un brazo, lo bueno es que hoy vinimos en mi auto.

—¿Qué cantas?— le preguntó al escucharla cantar.

Ella no dice nada, tan solo saca uno de sus audífonos y lo pone en mi oído.

Suena bien.

—¿Quién es?— pregunto frunciendo el ceño.

—Lana del rey.

—Pues suena bien— ella sonríe y asiente mientras vuelve a cantar.

Seguimos andando hasta llegar al auto.

Nos separamos para cada quien entrar en su lugar y siento frío en mi lado izquierdo del cuerpo, donde ella estaba abrazándome.

—¿A dónde vamos, patrona?— ella ríe, al parecer no tiene la música tan alta por qué me escucha.

Se quita los audífonos y enciende la radio.

—Vayamos a mi casa, hoy tengo unas cosas que hacer más tarde con mis padres— asiento y enciendo el auto.

El transcurso a la casa de Becca es silencioso, no me lo dice pero sé que el asunto de las cartas la tiene angustiada, me preocupo por ella, sea lo que sea estaré con ella.

Tomó su mano y doy un leve apretón.
Ella me ve y sonríe.

Llegamos a su casa y nos quedamos serios en el auto.

—Llegamos— anunció y rueda sus ojos.

—¿En serio? Creo que si no me dices ni cuenta me doy.

Río por su comentario tan sarcástico y en un movimiento rápido me acerco y la beso. Ella es Becca, y por el simple echo de ser ella debo admitir que no se deja y rápidamente está al mando, esa es una de las cosas que me encantan de ella, que quiera dominarme todo el tiempo, de la manera que sea.

Mi lengua viaja al interior de su boca u su lengua al interior de la mía. Sabe delicioso, sabe a antojo de otra cosa, a antojo de que me tenga entre sus piernas.

Mujeriega (pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora