Capitulo 34- eres una hipster ¿sabias?

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21 de enero del 2012

Que día tan largo y aburrido.

Andrew no vino a clases, se sintió mal y me mando un mensaje de texto diciéndome que no vendría por qué no paraba de vomitar. No estuve sola, pero estuve sin el. Y eso es suficiente para sentirme sola.

Camino con pesadez hacia mi auto, cuando cruzó la calle veo el auto del padre de Diana, a quien últimamente eh estado frecuentando y tengo diminutas pláticas con ella. Es divertida y el echo de que se parezca a mí ahora me parece algo interesante.

La puerta del coche se abre y veo un pie izquierdo tocando la acera, lleva unos zapatos y el pantalón parece de vestir, sale completamente y un hombre alto, vestido formalmente y con un porte elegante sale mirándome fijamente.

Ve hacia la puerta de la universidad y después me ve de nuevo, sigo caminando sin apartar la vista de el y frunzo el ceño cuando veo que se acerca hasta mi. Por instinto me detengo.

Cuando está frente a mí puedo oler su cara colonia, y digo cara por qué mi padre usa la misma, y si no es la misma debe ser al menos la misma marca.

—Hola, buenas tardes— asiento.

—Hola— respondo y me pone nerviosa el echo de que no despega la vista de mi rostro, ni siquiera disimula —¿Qué quiere?.

Pregunto y el parece salir de sus pensamientos. Del bolsillo de su saco saca una tarjeta y me la da.

—Esta es mi tarjeta, por favor llámame.

—¿No es usted muy mayor para mí?— pregunto con la tarjeta entre mis dedos.

Una risita irónica sale de su boca y niega con la cabeza.

—Solo llámame, es muy importante.

Acomoda el botón de su saco y asiente antes de alejarse.

Me quedo quieta observando cómo sube de nuevo a su auto, segundos después Diana aparece y me ve. Me saluda con la mano y le devuelvo el gesto. Parece que no ah notado nada. Sube al auto y saluda al hombre, después este arranca y se van.

Miro la tarjeta.

Mark Johnson
656 850 55 76

Esto es exageradamente raro, ¿por qué ese tipo acaba de darme una tarjeta? ¿Lo llamaré?. Idiota cómo puedes siquiera pensarlo, no debes llamarlo nunca.

Pero dijo que era importante.

Sigo mi camino hasta mi auto y guardo la tarjeta en la guantera. ¿Debo contarle a Andrew?.

***

—¿Cómo te sientes, hermoso?— Andrew sonríe y asiente.

—Mejor— me acerco y dejó un pequeño beso en su frente.

—Te extrañe— digo y sonríe.

—Yo el doble— ahora la que sonríe soy yo.

Me pongo de pie para dejar mi mochila en la silla que está en su escritorio. Veo por su ventana pensando en el hombre del estacionamiento. Llegue a la conclusión de no contarle a Andrew, de llamar al hombre y saber que es lo que quiere. Cuando lo sepa, entonces se lo diré. Aparte no puedo decírselo ahorita que esta enfermo. No sería justo para el.

—Ven hazte bolita conmigo— dice y sonrío, camino hasta su cama y me deshago de mis zapatos. Me acomodo en su pecho y nos quedamos así un rato —Cuéntame cómo te fue en la escuela.

Mujeriega (pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora