Capitulo 4-Despertando al principe Andrew.

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Ya habían pasado dos días desde el desplante que tuve con Andrew, el había estado evitándome estos dos días, pero no le tome tanta importancia. Hoy no se me escaparía.
Estábamos en el almuerzo, como siempre estaba sentada en una mesa juntó con Alice, Olivia y el resto de los chicos. Reíamos acerca de algo que nos contaba Camerón, aveces su mirada se cruzaba con la mía y sentía que sus ojos reflejaban algo más que solo "atracción" me hice una nueva nota mental; no volver acostarme con Camerón.

Estaba riendo con Alice cuando mi mirada se posó en la puerta de la cafetería, mi sonrisa se esfumó y sentí algo extraño en mi, de repente lo único que quería era gritarle a las personas. Vi como Andrew reía con Mena, me molestaba. Me molestaba que ella pudiera hacerlo reír así y yo no.
Definitivamente, tengo que hacerlo caer. Esto me esta volviendo loca.

Sonó el timbre que indicaba que el almuerzo había finalizado, al salir tome a Andrew del brazo, fulmine a Mena con la mirada, no sabía exactamente por que. Una ves afuera tome el valor y enfrente a Andrew, mis ojos verdes se volvieron a cruzar con sus profundos ojos azules. Después de dos días, me parecía haberlos extrañado.

-Ahora si explícame ¿por que me has estado evitando?- exigí respuesta.

-Yo no te eh estado evitando- aclaro.

-¿Estas seguro?- insistí. Lo vi morderse el labio inferior y entonces sabía que lo tenia, todas las personas cuando mienten siempre tienen una cualidad especial, como balbucear, pestañear continuamente, o rascarse la nuca, la cualidad de Andrew era morder su labio inferior. -Se que mientes.

-No lo hago- volvió a morder su labio inferior lo cual me provoco risa.

-Esta tarde iré a tu casa a continuar con el proyecto- el negó con la cabeza.

-No tienes mi dirección- sonrió con triunfo.

-No te preocupes, ese no es ningún problema- le guiñe un ojo y seguí mi camino.

Las clases siguieron y pensaba la forma de buscar la dirección de Andrew, entonces recordé que ayer lo había visto con un chico delgado y blanco de piel. Si más no recuerdo creo que se llamaba Diego. Cuando la clase término salí en busca de aquel chico, lo encontré con algunos otros chicos, lo tome de la mano para que me siguiera, me veía estupefacto al ver que nos encerré en el baño de hombres y su rostro parecía maravillado cuando puse seguro a la puerta.

-Oh nena, solo tenías que pedirlo- sentí un poco de asco por su comentario pero tenia que utilizarlo para conseguir la dirección de Andrew.

-Necesito un favor- acaricie su cabello que era largo y jugaba con el.

-Claro, el que quieras- sonreí con malicia. Que chico tan idiota.

-Necesito la dirección de Andrew Blair- pedí meciendo mu cuerpo como una niña pequeña y haciendo un ridículo puchero.

Sonreí cuándo saco papel y un lápiz de su mochila y comenzó a escribir en el. Me lo tendió y lo tome, acaricie su mejilla y sonreí, acerque mi rostro a el y pare mis labios como señal de que lo besaría, cerró los ojos para disfrutar del beso y tome la oportunidad para desaparecer. No iba a besar a ese chico, que asco. Reí al imaginar que cara abría puesto cuando abriera los ojos y ya no me viera allí.

Puede que cuando muera valla al infierno, pero que en vida valga la pena. ¿No?

Cuando las clases terminaron me fui a casa a comer, mis padres aun no volvían y eso me hacia sentir sola.

Disfrutaba de un rico vaso de nieve de vainilla en la cocina y en plena soledad, unas lágrimas brotaron de mis ojos, desearía algún hermano o hermana así todo sería más sencillo. Lamentablemente cuando tenia apenas siete años de edad mi madre estaba embarazada, aun no sabíamos si sería niño o niña lo cual me tenia con intriga, deseaba con emoción la llegada de aquel bebe. Mi madre apenas tenia tres meses de gestación cuando aborto, fue un aborto por estrés acomulado y corajes que le hacía pasar Angelina mi abuela, madre de mi madre, a la cual no vemos desde aquel día, mis padres no quisieron frecuentarla más y por supuesto yo tampoco, ella se la pasaba haciéndola sentir mal diciéndole que el marido que había escogido era un inútil y que su vida sería miserable. Era una bruja.

Y por supuesto que a mi madre le ah ido bien, ella y mi padre se aman con locura y tiene una gran vida, con dinero y amor.

Aun no entendía por que mi madre me educo de esta forma, haciéndome saber que a los hombres debemos tenerlos a nuestro modo y que nunca me enamorara si ella se ve feliz enamorada de mi padre. Era algo que pensaba frecuentemente.

Salí de mi momento melancólico maldiciendome, debo ser fuerte siempre, nadie puede verme asi. Absolutamente nadie.

Vi la hora y sonreí, tome unas libretas para ir a la casa de Andrew. Estacione frente a una casa hermosa y grande, no tanto como la mía pero si era grande. Toque el timbre y una señora como de 40 años abrió la puerta, tenia los mismos ojos de Andrew, azules como el mar. Definitivamente esta era su casa.

-Hola- saludo sonriéndome, incluso tenían la misma sonrisa -¿puedo ayudarte en algo?- pregunto amablemente. Me agrado y por una de las pocas veces en mi vida decidí ser amable y no forzadamente.

-Si, Ehmm ¿se encuentra Andrew?- cuestione.

-Claro, pasa- camine y la casa era hermosa, parecía acogedora -Lamento el desorden, estoy redecorando- explico.

-No se preocupe señora...- la vi confundida para que me diera su nombre.

-Andrea- término -Andrea Blair- estrechamos las manos y sonreíamos.

-Rebecca Collins- me presente. -Pero puede llamarme Becca, creo que nos veremos seguido- explique con un pequeño toque de travesura para que ella no lo notara.

-Lindo nombre para una linda chica- me encogí de hombros sonrojandome, muchas señoras amigas de mi madre me decían que era hermosa, pero cuando ella lo dijo por algún motivo mis mejillas cambiaron de color.

-Gracias.

-Arriba en la tercer puerta de la izquierda esta Andrew- asentí y subí las escaleras.

Decidí no tocar y entrar de sorpresa, abrí la puerta y Andrew estaba dormido, sonreí con malicia.

Esto cada vez es más divertido.

Tape mi boca para evitar la carcajada, ahora tendría que pensar en una manera de despertarlo. Sonreí al recordar todas aquellas películas de princesas que había visto en donde el príncipe siempre despertaba a la princesa con un beso. En este caso era despertar al príncipe Andrew.

Camine de puntillas para no emitir ningún ruido, me subí a la cama y crucé las piernas, al estar frente a el no lo soportaba, quería estallar en risas pero esto debía salir bien, así que lo soporte. Lo tenia frente a mi y dormía, parecía un ángel, no lo cubría ni una camisa y podía observar su cuerpo desnudo, tenia un cuerpo bastante formado se veía tan sexy y caliente, incluso era más cliente que Camerón. Tampoco llevaba anteojos y eso lo hacia lucir aun más atractivo.

Incline mi cuerpo hasta que mi rostro llego a estar centímetros de el, junte sus labios con los míos y los deje presionados, no cerré los ojos para ver su reacción y tal y como lo supuse Andrew despertó. Me aparte rápidamente de el asta estar fuera de la cama, y lleve mis manos asta mi boca, como toda una chica inocente.

-¿Que haces?- pregunto con el sueño fruncido.

-¿Como que que hago?- cuestione con un poco de sarcasmo. -Te despierto idiota- afirme riendo.

-¿Y tu te crees que estas en un cuento de hadas? Podías despertarme con un baso de agua si querías, no con un beso- escucharlo me dolió. El estaba lastimando mi ego pero debía seguir intentandolo. Todos caían, el no haría la diferencia.

-Bueno así es más divertido- dije subiéndome de nuevo a la cama y acostándome boca abajo con uno de mis libros, Andrew me veía con el ceño fruncido y reí -¿Que esperas? ¿Una señal del cielo para poder estudiar? No lo voy hacer sola de una ves te advierto.- el negaba con la cabeza mientras se acostaba a mi lado para leer el libro.

-Estas loca Becca Collins- lo escuche decir. -Muy loca.

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En un momento subo el CAP.5

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Mujeriega (pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora