Las 7 Reglas De La Cárcel

12: Libertad

Estábamos desayunando como de costumbre, Charlie estaba al lado de Victoria y Liz estaba a mi izquierda.

-Chars ¿Todavía estas con Jennifer?- Preguntó Liz para dar por cerrada la apuesta

-No ya no- Dijo con un poco de resignación - Es que no encajamos en nuestros ideales, ella es demasiado estérica y le gustaba controlarme mucho, a mí, yo que soy un lobo solitario

-Chars, es muy penoso interrumpir tu fantasía otra vez, pero los lobos nunca van solos, casi siempre están en manada -Dijo Victoria

-¡Como sea! Entendieron la idea y eso es lo importante -Respondió Charlie tomando de su comida

-Me debes diez dólares -Susurró Liz en mi oreja izquierda

-Toma - Dije extendiendo la paga de mala gana

-Esperen un momento, ¿Chars consiguió novia? -Preguntó Victoria

Para ser preciso Victoria siempre era la última en darse cuenta de lo que estaba sucediendo, eso se debía a que casi siempre se distraía con facilidad. Hubieron muchas ocasiones en las que estaba justo en frente de nosotros sin embargo no se daba cuenta del tema que estábamos tratando, siempre me pregunté en que pensaba.

-Tengo algo que contarte - Le dije a Liz mientras subíamos las escaleras hacia nuestro salón

-¡Yo también! -Respondió entusiasmada

Me dirigí a mi lugar y Liz hizo lo mismo. Ashley estaba donde siempre hablando con todo su grupo de amigas. Ella solo movió su cabeza un momento hacia mí, y cuando terminó por posar sus ojos, regreso rápidamente al contexto de sus amigas.

-¿Qué tal si lo decimos los dos al mismo tiempo? -Decía Liz frente a mi

-Bueno, uno

-Dos

-Tres

-Ashley y yo estamos juntos -Dije en unísono

Ella dijo casi lo mismo solo que cambió el nombre por el de John

-¿Cómo fue? ¿John te lo pidió? - Pregunté

-Bueno, en teoría sí, pero fue como un conjunto, tú sabes cosas de chicas

-Las mujeres definitivamente están locas -Le dije girando mi dedo índice alrededor de mi oreja

-¿Cómo te atreves a insultar a mi tribu? - Dijo golpeando mi mesa

-Bueno pues, no tengo la culpa que tu "tribu" sea el protagonista de toda la confusión mundial masculina

-Y yo no tengo la culpa que tú seas tan tonto

Entonces entró Stephen King, saludando y pidiendo que nos trasladáramos para el laboratorio. Victoria se detuvo en la puerta del salón, y yo ya estaba preparado por si insinuaba dar un salto y caerme en cima, o por si me iba a intentar violar nuevamente.

-Te estaba esperando -Dijo recostada sobre el marco de la puerta

-Sí, ya lo noté -Respondí

Metió su mano bajo mi brazo derecho, como si yo fuera a dejarle al altar o como si la iba a sacar a bailar para el baile de la cosecha primaveral. Caminando en el pasillo hacia el laboratorio se giró hacia mí y dijo

-Le he hablado de ti a mi novio

-Espera, ¿Tienes novio? -Pregunté

-Por supuesto, desde febrero de este año

-Creo que necesito procesar esto, Entonces ¿Por qué tus ataques psicóticos?

-¡Ah, eso! Solamente me gusta fastidiarte - Respondió