Desde Oriente: Wukong

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Año 1538 de la Era Prime. Dojo de los paladines, el vacio.
Cuenta una leyenda antigua china, que un guerrero, nacido de una piedra inmortal de los restos del caos, derroto a los guerreros del cielo que amenazaban a los mortales. Pero solo es una distorsión de la realidad.
Aun siendo superiores en todos los aspectos a aquella civilización, seguimos sin determinar como nació Wukong, pero si derroto a los guerreros del cielo, quienes realmente solo eran Orokin Corruptos buscando nuevas fuentes de energía y recursos.
Wukong no era mas que un Warframe primitivo pero gran guerrero que solo defendía a los que el consideraba "salvadores de la fe".
Un día me encontraba en el dojo del clan de los paladines cuando sentí que algo o alguien me observaba pero no pude distinguir nada fuera de lo común. Esa sensación me acecho durante varias noches mientras entrenaba o meditaba, hasta que un día se delato. Una nube de polvo flotaba por el techo a su antojo sin guiarse por nada. Esa nube comenzó a descender enfrente de mi hasta que al llegar al suelo empezó a tomar forma. Ese Warframe era alto y fuerte, con dos largas trenzas de energía y unas protecciones en las piernas típicas de el antiguo oriente. Este llevaba un callado dorado, parecido a nuestro arma de bastón BO y curiosamente tenia cola.
Me levante del suelo con la mano en la empuñadura de mi espada Darka, a lo que el respondió poniéndose en guardia con su callado en ambas manos. Sus intenciones eran claras, un duelo.
Su habilidad para el combate con su callado era excepcional, con movimientos ágiles y rápidos y defendiendo cualquier ataque que le lanzaba. En un movimiento coló su callado por el hueco de la empuñadura de mi espada y me desarmo quedándose con la espada dando vueltas en el callado. Pudo haber lanzado la espada contra mi pero la lanzo contra un pared dejándola clavada. Decidí que era hora de acabar el duelo e invoque mi espada exaltada a lo que el respondió tirando su callado al suelo e invocando una pequeña nube de polvo que empezó a coger forma de un bastón hasta solidificarse en un bastón negro de puntas doradas. Cuando fui a lanzar mi ataque me apunto con el bastón y este se alargo hasta golpearme en el pecho y tirarme al suelo. Vi que dio un salto para aplastarme con el bastón y decidí echarme a rodar, pero mi sorpresa fue que sentí un gran dolor de presion en el brazo. Su bastón se había ensanchado y me había aprastado el brazo derecho. Soltó su bastón, pero este seguía sin moverse un ápice a pesar de mis esfuerzos por liberarme. Se arrodillo a mi lado y me dijo:
"No pelees por tu vida, sino por las vidas que puedes salvar".
Su bastón desapareció, y mi brazo estaba destrozado sin un solo hueso intacto. Me ayudo a levantarme y me llevo a la sala de curaciones del dojo donde me tumbo en una cama.
Se frotó las manos y de estas empezó a salir un aura dorada, y empezó a frotar mi brazo lentamente hasta que sin saber porque, me dormi, y cuando desperté, tenia el brazo perfecto, como si nunca se hubiese destrozado y al lado mio había una nota que decía:
"Solo los guerreros de corazón puro, sanan con mi magia. No busques, pues las preguntas abundan como la maldad y las respuestas escasean como la bondad. Mi camino me lleva a la muerte, mas no por ello soy mortal. Si volver a pelear quieres, un motivo por ello debes buscar, pues la paz reside en la mente y no en la verdad.
- Wukong".
Esas fueron las ultimas palabras de una leyenda que seguro que en poco tiempo volveré a ver.

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