Capítulo 9

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Narra Ashley

- No hay nada de qué hablar, Nico- respondo firme.

Nico tiene las manos metidas en el bolsillo. Su pelo está tan despeinado como de costumbre, y sus ojos de un verde vivo me devuelven la mirada. Esta pálido, más de lo habitual.

- Si. Sí que lo hay- me corta.- Tienes que saber ciertas cosas.

- ¿Qué tengo que saber ciertas cosas?- repito incrédula.- Tu eres el que debe de saber unas cosas: que por poco tiempo fui tu amiga, creí en ti y confiaba en ti, pero tú ya sabes lo que me hiciste pasar, así que es inútil malgastar energía hablándote.

Nico gruñe.

- La niebla del miedo no fue intencionada. Me...me salió sola- se defiende. Su mirada se suaviza.- Yo nunca he deseado herirte, y más con esos temas.

- ¿Viste lo que vi yo?

Mi "amigo" asiente mirando al suelo tras mi pregunta. Me contengo para no gritar. Lo único que quiero es legarle un puñetazo en la cara, pero no lo hago.
Empiezo a perder la seguridad que antes tenía. Me sudan las manos y no puedo pensar con claridad.

- Me...me voy, déjame.

Me giro y empiezo a correr. Oigo unas pisadas detrás de mí y acelero. Pero Nico es rápido y me agarra de las manos. Las tiene muy frías.

- ¡Te he dicho que me dejes!- grito.

Un trueno sale a lo lejos. No recuerdo que Zeus me haya dejado utilizar sus rayos. En ese instante me acuerdo que también los use cuando llegué aquí. No le doy importancia. Nico sabe qué significa, pero en lugar de acobardarse y marcharse, me agarra con más fuerza.

- Antes de que te vayas y sigas con tus paranoias, quiero que sepas que nunca te haría daño y que se que eres lo suficiente fuerte como para dejar atrás tus miedos y todo lo que has pasado, porque eres superior a todo eso.

Nico me suelta y me mira con fiereza. En este instante temo que saque su espada o que me mande al inframundo o que invoque a un ejército de esqueletos en mi contra, pero no lo hace. Nos miramos por unos instantes. Quiero derrumbarme.

"Aquí, no" "Ahora no" me digo.

Nico se aleja hacia el bosque y me deja sola. Muchísimos pensamientos se agolpan en mi cabeza. No sé en qué pensar. Me apetece hundirme en las profundidades del lago y quedarme ahí hasta que mi disgusto se pase. Así es cómo actuaría Percy. Pero yo no soy Percy. Respiro hondo y vuelvo al campamento Mestizo.

- ¿Dónde está Nico?

- ¿Alguien ha visto a Nico?

- ¡Eh! ¿Has visto a ese chico...? ¿Cómo se llamaba? ¿Nicolás?

A la hora de la cena en el comedor, todo el mundo pregunta por Nico. Nadie sabe dónde se ha metido. Me siento culpable. Travis y Connor no consiguen arrancarme una sonrisa, y todos mis hermanos están preocupados.

- Dinos ya que te pasa, Ash- dice Travis.

- Eso, hace tiempo que no te ríes como antes. Todos te echamos de menos- comenta Connor.

La imagen de Nico se mete en mi mente. Sacudo la cabeza para despejarme.

- Hable con papa. Me dijo que iría a ver a los dioses por lo de Octavio.

A estas alturas, Dioniso ya había contado a todo el mundo lo de Octavio. Los hijos de Ares no estaban en el comedor, estaban vigilando los límites del campamento Mestizo por si algún monstruo amigo de Octavio optaba por presentarse esta noche.

Tres hijas de Afrodita antes de marcharse, van a la mesa de Hermes. Aprieto los puños cuando el olor a perfume y el rosa chillón se acercan a mi. Todos mis hermanos sonríen al ver mi mueca de asco. A mí no me hace ninguna gracia.

- ¿Estás bien Ashley?- pregunta una de ellas muy falsa.- Ah, no, es verdad. ¿Qué decías que le había pasado a Nicolás?

- Nico- corrigo gruñendo.

- Cuidado, Drew. La guardiana del Olimpo puede mandarte una maldición si le faltas el respeto con temas como... El de su novio el chico de la oscuridad- dice la otra. Aprieto más los puños.

- ¿Guardiana del Olimpo? Por favor, si no es capaz ni de resistirse a una nube negra- comenta la última chica.

Me levanto y las tres semidiosas tragan saliva. Soy un poco más alta que ellas.

- Sabemos que seguirás como tu hermano.- dice Drew.

- Se que apoyas a Cronos y...

- ¡Basta!

Me giro y veo que la que ha gritado es Piper. Corre hacia sus tres hermanas, las fulmina con la mirada y me mira esbozando una pequeña sonrisa de disculpa. Cuando desvía la mirada hacia sus hermanas, está con el ceño fruncido.

- ¿Se puede saber qué hacéis?

- Ah...- tartamudea Drew.

- Nada, solo estábamos saludando a la Guardiana del Olimpo- dice una de ellas inocentes.

Frunzo los labios.

- Como os vuelva a ver cerca de ella, os quitaré el maquillaje y Leo os destrozará los tacones y dará de comer a Festo vuestros perfumes.- amenaza Piper. Yo sonrío.

Las tres chicas ahogaron un grito y pusieron cara de querer vomitar. Se marcharon corriendo y Piper y yo chocamos los cinco.

- Me encantaría estar en tu cabaña solo para ver cómo torturas a tus hermanos.- comentó entre risas.

En el momento en el que mi amiga iba a contestar, Percy entra alterado en el comedor, captando la atención de todos.

- ¡Grande! ¡Es muy grande!- grita.

- ¿Que?- preguntamos todos.

Viene Jason con la espada en la mano para sacarnos a todos de nuestro desconcierto.

- ¡Un gigante!

La Guardiana del Olimpo (#YTW)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora