Capitulo 1

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-Beatríz- escucho la voz de mi madre que me grita desde la cocina.

-Si, madre- hace ya un año que le empecé a decir así, no es por que le tenga mucho respeto, simplemente es que ella y mi ex Javier tuvieron un amorío, dejándome perdida y más devastada de lo que ya estaba.

Todos se preguntarán como es que eso sucedió es una larga historia que no me gustaría contar prefiero que quede en ese lugar en el último cajón con llave que tengo en mi cabeza.

-Es hora de que te vayas, llegarás tarde a tu cita de trabajo.- Me grita desde la cocina.

En realidad ya estaba lista simplemente estaba esperando que la hora llegará para mi cita.
Voy bajando los escalones y me dirijo hacia la salida.

-Ya me voy, adiós- cierro la puerta de casa, sin esperar repuesta a mi gran despedida.

Es un día hermoso soleado, siento los rayos del sol en mi piel, se siente bien pero prefiero más la lluvia, el aire frio; sentirlo en todo mi cuerpo, me gusta ver la lluvia desde mi habitación, ver cómo poco a poco las calles se llenan de agua, los rayos y relámpagos iluminan todo el cielo dando así una maravillosa vista.

Hay una frase de un libro que tuve la oportunidad de leer hace mucho tiempo y me pongo a pensar quizás es verdad.

Entonces las nubes tronaron.

Un grito desgarrador descendió.

Y las lágrimas del cielo decían que un ángel lloraba.

(Annie M. Hart)

Y así miro al cielo a ver si veo a un ángel llorar si, me siento ridícula diciendo pero mi imaginación es así, creer más allá de inexistente.

El sol me dice que aun sigo viva, siento como me va quemando mi piel, me imagino que estamos a unos buenos 38 o 40 grados.
Prefiero tomar un taxi a irme caminando con en este sol.
El taxi lo encuentro a una cuadra de mi casa, le doy la dirección y este se pone en marcha, mi mente empieza a vagar, cuando mi madre y yo eramos (me empiezo a reír eso fue hace y mucho tiempo) tan unidas no entiendo porque me ha hecho tanto daño, ella no era así, ha cambiado aunque ya no siento ese sentimiento de culpa y dolor cuando ella me trata mal, ahora me siento una chica débil que con el tiempo se va perdiendo en si misma.
Y lo peor de todo es que dejó que me trate asi, no soy capaz de alejarme de ella, me dió la vida y debo de estarle agradecida pero duele que me haga tanto daño, siento que de alguna manera se está desquitando de todo lo que ha perdido por ser una madre jóven.

-Señorita hemos llegado- me dice el taxista con amabilidad, le pagó la cantidad sugerida.

-Gracias- me bajo, me da una cálida sonrisa y se va.

Llegó a la gran tienda donde venden de todo y es de varios pisos es demasiado grande a mi parecer, es muy famosa y no solo esta en la ciudad sino que hay más de ella por todo el país y del otro lado del mundo, el dueño de esta empresa debe ser un hombre muy rico y muy viejo siempre pasan en la televisión esos empresarios que nada le faltan pero están pasados de edad.

Dejo de caminar estoy a unos pasos de entrar a esa gran tienda. Miro los alrededores y me tranquilizó, tomo aire profundamente, quiero estar serena y tranquila para esto debo de demostrar quién soy.

Mi subconciente diciéndome
“Ya es hora, debes de demostrar que no eres débil”

Mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora