Capitulo 17

21K 1.1K 12
                                    

Nuestra relación es muy emocionante, me siento diferente, feliz y todo por el.
Llevamos un mes juntos si señoras y señores un mes, el tiempo vuela y a veces temo despertar y darme cuneta que todo fue un sueño.
Tenemos el día libre así que me encuentro en estos momentos en su casa estamos preparando el almuerzo, es la primera vez que juntos cocinamos de vez en cuando pasa por mi lado dandome un beso en la mejilla haciéndome sonreír como una tonta enamorada.

Cuando terminamos de almorzar, nos decidimos por ver una película; me siento como si estuviese en el colegio la televisión besos una pantalla plana enorme.
Nos acomodamos en el gran sillón y vemos la película de suspenso, no soy mucho de ver película de suspenso pero intento no dormirme tengo esa maña de siempre hacerlo nunca termino de ver una película por qué me duermo antes que termine.

Despierto con un llanto, empiezo a moverme queriéndome quitar a la persona que me tiene agarra, estoy sudada y desorientada unos brazos me toman por sorpresa y me abrazan.

–Preciosa, sólo fue una pesadilla, aquí estoy.

–Tu te fuiste, te alejastes de mi, me dejaste en un lugar oscuro, te llame, grite tu nombre. Jamás volviste por mi- vuelvo a llorar mientras que me consuela.

Empieza a besar mi frente, luego mis mejillas y al final sella el recorrido con un beso en mis labios.

–Alex, no quiero perderte, pero y si sucede algo que nos separe o peor tal vez te sucede algo a ti jamás me lo perdonaría.

Él se empieza a reir, regalandome una linda sonrisa, me atrae hasta sus brazos donde yo encantada viviría por siempre.

–Y yo jamás me perdonaría dejarte ir para luego arrepentirme el resto de mi vida, no gracias.

–¿Como sabes que estaremos juntos por siempre?– esa es mi duda, ¿cómo es que está tan seguro?

–Por que el destino te ha puesto en mi camino, te quiero a ti, aquí conmigo y no me importa quién se ponga en mi camino no permitiré que nadie, escuchamé bien Beatríz, nadie me separé de ti.

Con unas simples palabras que para mí tienen un gran significado me hace tan feliz.

Lo beso dulcemente, le muerdo el labio haciendo que el desde su interior suelte un gruñido, maldita sea ese gruñido causa efecto en mi.

Se mueve lentamente, me atrae hacia el, me toma de la cintura acercándome lo más posible a el, algo es seguro lo único que nos estorba es la ropa, acaricia mi cintura y eso manda escalofríos por todo mi cuerpo, lo tomo del cuello necesito más del el. No afloja su agarre, en cambio se hace más fuerte, más duro.
Esto se está saliendo de control no queremos soltarnos.
Nos separamos para tomar aire, estamos en una encrucijada en detenernos o seguir opto por la segunda opción no quiero que esto se detenga.
Me carga haciendo que enrede mis piernas en el, sus manos sosteniendo mi trasero masajeandolo, apretandolo sus manos no paran; me recorren sin querer detenerse.
Me pega a la pared y me besa con esa necesidad de hambre, es como si  estuviera drogada es una adición tenerlo, permito que su lengua se introduzca entre mis labios, me sabores como yo a él, el deja de besarme y lo agradezco me estaba quedando sin aire. Intento besarlo pero el se aleja de mi y me observaba, yo me molestó por mi atrevimiento y por qué el se negó.

- Debemos de parar, Beatríz esto se está saliendo de control– escucho lo que me dice pero lo ignoro. Lo vuelvo a besar.
No quiero parar quiero seguir hasta no poder mas.

–Pequeña– pienso en que se alejara nuevamente pero no lo hace en cambio me sigue besando hasta que suena el maldito teléfono.

–Tu salvación pequeña, por que si no hubiese sonado creeme que estarías ya en mi habitación, desnuda mientras que yo te hago mia– su comentario me hace sonrojar dándome cuenta qur estaba apunto de entregarme a él.

–Bueno, si papá que sucede.

Lo escucho decir, mientras el contesta la llamada que ahora se que es de su padre, me dirijo a la cocina a tomar agua, ese beso para nada inocente me ha dejado sedienta.

Cuando termina la llamada lo veo tenso, me mira y me hace señas para que me acerqué a el como soy buena chica lo hago, me acerco a donde el esta sentado, me jala y me hace sentarme en sus piernas mi corazón se acelera cuando empieza a recorrerá sus manos por mi pierna hasta llegar a mi muslo.
Empieza a besarme el cuello y  darle mordiscos yo solo cierro los ojos disfrutando del momento.
Estoy tan centrada en lo que me está haciendo que no escucho lo que me dice hasta que muerde duro mi cuello y hace que suelte un grito para nada femenino, me da una sonrisa nerviosa.

–Mi papa, se presentará mañana en nuestro trabajo, mañana todos sabrán quien soy realmente.

–No te preocupes, todo saldrá bien– le acarició su mejilla rasposa por su barba.

–Seré el jefe de ellos, el jefe, tu jefe– me mira pícaro– no saldrás de mi oficina.

–Ja ja ja, ni se te ocurra, no haremos nada en la oficina, ademas no es una falta moral tener una relación con el jefe– ignoro si cara de asombro, le doy Ian mirada sería, no estoy jugando.

–Lo sé nena pero por eso no significa que no serás mia, tengo otra cosa que contarte –yo asiento para que prosiga​– mi padre ya sabe de ti, se muere de ganas por conocerte, lo que significa mañana conocerás a mi padre y el a ti.

–¿Que?, Sabes, me hubieses dicho ya mañana no crees- se lo digo sarcásticamente.

–Mi amor, no te molestes el me lo ha dicho hoy, todo ha sido también muy rápido para mi.

Me mira con carita de perrito, hace que se me derrita el corazón.

Maldito Alex.
Maldita cara de perrito.
Maldito tu.

¡Me dijo amor aún!
Aun así eres un maldito.

–¿Amor?.

–Te quiero.

Me abalanzó a él y lo abrazo, para luego darle besos por todo su rostro, el sólo me sonrie y me acerca más a él.

–¿Eres feliz?– me pregunta  mirándome serio y algo dudoso.

–Tu me haces feliz– lo miro con tanto amor que hasta siento que me derrito.

Ese amor que jamás había sentido por alguien que no fuera mi padre, lo vengo a sentir por Alex, mi jefe.

Su rostro se ilumina por mi respuesta, una sonrisa sale de sus labios y yo lo observado idiotizada realmente estoy enamorada de Alex y no se que haría sin el.

–Te quiero– escuchar decirlo hace que se me enchine la piel y mi corazón lata de prisa.

Se me acerca lentamente y no me da tiempo responder me quedo muda.
Me besa, me pierdo en sus besos, es sus brazos que me toman con fuerza, me olvidó de todo y me centro en estos sentimiento que me abruman con tanta fuerza que hasta duele.

Mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora