Capítulo 7

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–Buenos días.– Dirijo mi vista a todos con una leve sonrisa.

–Buenos días– me responden todos al mismo tiempo.

Me observan, odio que me miren, les quiero decir dejen de mirarme o tengo monos en la cara pero en vez de eso solo les doy una sonrisa que es todo lo que quieran pero menos una sonrisa verdadera.

–Muy bien, ella– la rubia o bruja como más les gusten llamarla, se toma un momento para mirarme de pies a cabeza– es la señorita Beatríz Rodriguez.

–Vaya, si que eres linda, bienvenida chica– me lo dice un chico que ahora me sonríe, se que me he puesto de todo los colores, me siento incómoda cuando me halagan.

–Gracias– es lo único que puedo decir.

–Muy bien, si ya nadie más hablará o espero que sigan hablando– la bruja se nos queda viendo a cada uno de nosotros y su mirada se posa en mi, esta furiosa y eso no me gusta.

–Calma tus aires de grandeza, te saldrán canas verdes– el mismo chico que me dio la bienvenida habla y la bruja lo fulmina con la mirada.

–Escuchen todos, ella estará a prueba por una semana, si me llego enterar de algún error, estará fuera de aquí, entendido. Beatríz no te sientas muy importante sólo por ser la nueva gerente.

Pero que mierda, todos los demás se nos quedan viendo sin entender al igual que yo el de tener ese puesto.

En primer lugar, no tengo todos los estudios que se requiere, para este puesto.
Segundo, yo no pedí este puesto.
Y tercero que loco se le ocurrió darme este puesto.

–Yo no entiendo debe de ser un error todo esto– estoy tan sorprendida como angustiada esto no me puede pasar a mi.

–Pues no entiendo el motivo por el cual te eligieron a ti ya que no tienes ni carrera lo que significa que el puesto de gerente te queda muy grande, además ellos se comunicaron conmigo para darte este puesto, pero como te dije no te creas mucho por que aquí la que manda soy yo– siento coraje y vergüenza, me lo dice con superioridad demostrando que ella es la dueña de todo esto pero no, el dueño es el loco que me dió este puesto.

–En realidad, tu no mandas aquí Lina– ahora se como se llama la bruja aun así le queda mejor el nombre de bruja– nuestro jefe se comunicó no sólo contigo también conmigo para hacerle saber a Beatríz el potencial que tiene en este trabajo.

Alex sale a la luz a defenderme y aunque no quiera mí corazón solo se acelero al escuchar su gruesa voz.
Les he dicho como habla Alex es un hombre muy intimidante con su voz hace que te calientes sin necesidad de tocarte.

–En serio Alex a mi no me comunicaron que tu también sabías– Lina se pone en posición desafiante.

–Mira Lina, solo te digo que no tienes derecho hablarle así a Beatríz o a cualquier otro empleado aquí todos somos iguales.– me está defendiendo y eso hace que sienta mariposas en el estómago pero las ahogo con un vaso de agua no puedo hacerme ideas con el, sólo me defiende por que soy una empleada más.

–Vaya Alex la defiendes se ve que estás muy interesado por Beatríz.

–Mira Lina, ya te explique y no lo volveré a repetir.– se no desde lejos lo molesto que esta, tiene sus manos en puños y la mirada directa a Lina.

–Pues desde ahora yo también te explicó, aquí yo soy la cabeza, la que sabe, la jefa y no quiero ningún error tuyo por que el que se largara de aquí serás tú y por culpa de ella– me señala con el dedo yo me quedo con la boca abierta quiero articular alguna palabra pero no puedo.

–No te metas conmigo, ni mucho menos me amenaces sabes bien que soy muy eficiente en mi trabajo, así que te pido un favor si no me conoces no hables– su mirada es tan fría que hasta el mismo diablo le tendría, una fina vena se le sobre salta en un lado de su cuello.

–Perfecto– dice Lina sería y al igual que Alex está roja del coraje, pasa de largo sin mirar a ninguno de nosotros, sale de la oficina dando un sonoro portaso a la pobre puerta que no tiene la culpa de nada.

El aire esta tan tenso como todos nosotros, nos miramos sin decir palabra, Alex está en otro mundo su mirada esta clavada en la pared, tiene el ceño fruncido y sus labios forman una fina línea, lo miro por un momento y el me mira en ese instante me sonrojo me cacho mirándolo, me da una pequeña sonrisa pero parece una mueca, se acerca a mi y yo dirijo mi mirada al suelo pero el me toma del mentón obligándolo a mirarlo sus ojos están más oscuros de lo normal.

–Bienvenida– mi corazón se para, no puedo hablar la idiota de mi me está traicionando y sólo nos observámos unos segundos luego se aleja de mi para irse de la oficina.

Al final los últimos que se quedaron fueron tres personas uno es Esteban el chico con la sonrisa contagiosa, Crystal que es su novia y Laura la prima de Lina, me dan la bienvenida y me dicen que todo estará bien, se van dejándome sola.

Mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora