CAPÍTULO 8
"Botella en la playa"
Minerva Owen
—¿Q-Qué...? —mis manos comenzaron a temblar ligeramente.
Repentinamente Martijn me sorprendió y me agarró la mano para atraerme a él con fuerza, uniendo sus labios con los míos en un beso al principio dulce y suave, que poco a poco se fue tornando desesperado y apasionado. Y yo no me había separado. ¿Qué estaba pasando?
—Que quiero comer pizza.
Repitió y, como si no hubiera sucedido absolutamente nada, estábamos en la misma posición de antes. Yo con mi mirada fija en él, y él con su móvil.
Había... Había sido todo... ¿¡UNA PUTA ALUCINACIÓN MÍA!?
Martijn levantó su mirada al notar que no respondía y me ruboricé al instante haciendo que mi rostro pareciera un gazpacho.
Giré sobre mí misma en la silla y le di la espalda haciendo que cogía mi móvil, para no ponerme más nerviosa con sus ojos fijos en mí.
—¿Qué pasa? —preguntó dudoso mientras oía cómo se removía en la cama.
Yo negué efusivamente con la cabeza. Para darle a entender que no ocurría nada y para disolver esas imaginaciones mías de mi mente.
—¡Vamos a por esa pizza! —dije una vez me estabilicé más o menos, levantándome de mi asiento y dirigiéndome a la cocina.
Martijn, tras un rato, también me siguió.
Un escalofrío se hizo presente por todo mi cuerpo y tenía una sensación muy extraña que no sabía lo que era.
Llegamos abajo y antes de coger el teléfono pude notar el delicioso olor de algo que mi madre estaba cocinando.
Guiada por el aroma, fui hacia la cocina y observé que había servido en tres platos hamburguesas caseras con patatas fritas. Dios. Las hamburguesas de mi madre eran las mejores, en serio. Tan sólo observándolas se me hizo la boca agua.
Me limpié la baba cuando mi madre levantó su mirada y me vio allí de pie, junto a Martijn, quien reía por mi reacción ante la comida.
—Oh, vaya, os iba a avisar ahora mismo para que vinierais a cenar. —expresó con una sonrisa cálida limpiándose las manos en un trapo.
Fui hacia ella y le di un beso en la mejilla en signo de agradecimiento por la cena. Después saqué una botella de coca-cola y de fanta limón para beber y las puse encima de la mesa de madera en la que íbamos a cenar.
—Prepárate para saborear la mejor hamburguesa que has comido en toda tu vida. Considérate privilegiado ahora mismo. Has tenido suerte hoy. —le murmuré a Martijn mientras mi madre se lavaba las manos y después venía hacia nosotros con una sonrisa.
Él rió.
—Te gusta mucho la fanta limón, ¿verdad? —preguntó él cogiendo la botella y sirviéndose un poco, para después servirme a mí también.
—Pensé que no lo habías notado. —le respondí con una sonrisa enseñando los dientes y mordiéndome la lengua.
Mi madre y yo nos quedamos calladas y esperamos a que Martijn diera el primer bocado a la cena. Él, un poco abrumado, la cogió con dudas y le dio un gran mordisco. Nosotras mirábamos expectantes. Se limpió con la servilleta y después paró de masticar.
Levantó su mirada y la fijó en mi madre.
—Heather. —soltó con sorpresa. —Juro que te pagaba diez mil dólares por comer esta hamburguesa todos los días.
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COFFEE. |Martin Garrix|
FanfictionMinerva Owen; una chica sencilla la cual nunca imaginaría que UN PUTO CAFÉ caliente cambiaría su vida entera y la pondría patas arriba. *PROHIBIDO CUALQUIER TIPO DE ADAPTACIÓN -y si es así con reconocimiento y créditos- Y MUCHO MENOS PLAGIO. Por fav...