||C H A P T E R 31||

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CAPÍTULO 31

"Vulnerabilidad"

Martijn Garritsen

Me desperté gimiendo molesto por el irritante tono de llamada de mi teléfono móvil. Jesús, ¿por qué no podían dejarme dormir?

Usando mucha fuerza de voluntad moví mi brazo hasta alcanzar el odioso aparato en esos momentos y lo atraje hacia mí. Abrí los ojos lentamente un poco abrumado, acostumbrándome a la luz del día que entraba por mi ventana. Sin fijarme en quién era y suspirando contesté a la llamada entrante. Ni si quiera saludé. Simplemente gruñí.

—Martijn llegas diez minutos tarde. Tienes estudio. Ya. Te estamos esperando. —la voz grave de Aubrey cruzó mis oídos y me desperté de inmediato.

Miré la hora en mi reloj de muñeca que estaba posado encima de mi mesilla de noche y me maldije por dentro. 

—Estoy yendo. —colgué y rápidamente me dirigí al baño.

Había logrado batir mi récord en la ducha de la rapidez que empleé. Después elegí algo que ponerme sin detenerme demasiado y cogiendo todo lo que necesitaba salí de mi casa para subir al coche que me estaba esperando en la puerta.

En el trayecto había aprovechado para sacar mi portátil y avanzar un poco el trabajo para cuando llegara. Cuando por fin alcancé mi destino y con mi Macbook en el brazo, me adentré en el edificio con prisa. 

Me relajé los pocos segundos que pasé en el ascensor en la subida al piso del estudio correspondiente hasta que se volvieron a abrir las puertas y volví a mi paso acelerado. Por suerte había subido solo en el ascensor, lo agradecía porque por las mañanas digamos que no tenía demasiado buen humor. Más si me despertaban.

—Llegué, llegué. Vamos a ponernos manos a la obra. —dije en medio de un suspiro de alivio cuando entré en la habitación saludando a todos.

Me acompañaban Aubrey, Watse, Louis, y alguna gente más del equipo de iluminación para crear nuevas visuales.

Este era mi último día de estudio y mi antepenúltimo día en Los Ángeles, lo que me entristecía pero pensar en todos los conciertos que daré, todos los países que visitaré y todos los fans que conoceré después de este período de "relax", me consolaba en cierto modo.


Llevaba ya unas horas trabajando y la gente se había ido eventualmente. Quedábamos Aubrey y yo, él se había quedado para supervisarme, para ayudarme y opinar. Estaba tomándome un pequeño descanso sentado en un sofá del cuarto y sentía un extraño vacío dentro de mí, era estúpido porque no era demasiado importante pero me inquietaba. 

Con lo liado que había estado últimamente y también Min tenía su vida y sus estudios, sentía que no había pasado mucho tiempo con ella, y encima después de aquella noche. Así que sin darle muchos más rodeos decidí llamarla. Claro que para la hora que era ya había salido de clases.

—¡Aaaah! —su grito atravesó mis tímpanos, provocando que tuviera que alejar el móvil de mi oreja. Pero rápidamente la preocupación invadió mi cuerpo.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —pregunté removiéndome en el sitio mientras Aubrey me miraba con una mirada interrogatoria. Puse el móvil en altavoz.

—¡Puta mariposa de mierda, casi me saca un ojo! 

Miré la pantalla por unos segundos y después Aubrey y yo alternamos miradas de total Poker Face, para después estallar a carcajadas.

—¿Dónde estás? —hablé entre risas quitando el altavoz y acercando el móvil a mi oído de nuevo.

—En mi casa, acabo de llegar y de repente una mariposa salvaje decide invadir mi morada por la ventana y además agredirme. Esta sociedad de hoy en día, de verdad... Qué vergüenza. —expresó con decepción disimulada y yo reí.

COFFEE. |Martin Garrix|Where stories live. Discover now