||C H A P T E R 16||

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CAPÍTULO 16

"GARRIX"

Minerva Owen

—¡Pero oye! ¡No me cierres la puerta en la cara! 

Las quejas de Annie retumbaban en mis oídos constantemente. Me dirigía bajando las escaleras hacia el gimnasio haciéndome una coleta, pasando por la puerta anteriormente mencionada que le había cerrado a Annie para que se callara de una vez.

Desde que había vuelto de Amsterdam -hacía unas cuántas semanas ya-, no había parado de presionarme para contarle todo lo que había pasado. No le había confesado absolutamente nada de aquello, aunque tampoco era algo para darle tanta importancia teniendo en cuenta el estilo de vida de Martijn; fiestas, chicas y alcohol por todos lados.

Suspiré mentalmente y sonreí tontamente mientras calentaba con el resto de la clase, recordando el último día, observando el amanecer junto a él.

-Flashback-

Reí estruendosamente, un poco ruborizada, pero nada comparado con su rostro a punto de explotar. Me levanté y me senté a su lado para observarlo de lejos, me había dado la espalda con sus manos posadas sobre su amigo recién despertado, ocultándolo. Me dirigió una mirada fugaz con el ceño fruncido y ese cosquilleo tan común se hizo presente en mi estómago de nuevo. Le sonreí con ternura a cambio y él suspiró, girándose de nuevo para darme la cara.

—Después de esa sesión tan... —bufó pasándose una mano por el pelo y mirando hacia el sol. —A cualquiera le sería difícil contenerse. —finalizó volviendo a plasmar su mirada en la mía y yo lo observé alzando las cejas y mordiéndome el labio inferior.

—¿Y eso qué quiere decir? —pregunté con un tono burlesco y él sonrió de lado mirando sus dedos.

—Dejémoslo en un "ya veremos".  

Sí. Algo que daba a pensar sin duda. Al fin y al cabo Martijn es un hombre como cualquier otro.

Después de eso simplemente nos reunimos con el resto y volvimos a casa mi madre, Sarah y yo. Se había acabado. Y hasta dentro de unas semanas no volvería a verle, y... después de todo lo que habíamos pasado en esos días, de todos los sentimientos que había descubierto, que habíamos descubierto... No sabía qué sentir.

Sarah por otro lado había congeniado muy, pero que muy bien con el puto de Jordan. Incluso mantenían el contacto por lo que me contaba. Digamos que ya habíamos estrechado algunos lazos y ya no era pero para nada la zorra que era antes.

—¡Owen! ¡Cuidado! —el estruendoso aviso de Reed atravesó mis oídos y rápidamente miré en la dirección en la que él me indicaba.

El balón de voleibol venía directo a mí, y tenía muy poco tiempo de reacción para darle y hacer una jugada productiva con él. Oh mierda. ¿Cuándo habíamos empezado a jugar y en qué momento hice equipo con Reed y Sarah, y con Annie como adversaria?

Le di como pude con un toque ligero de dedos y lo envié a un compañero para que pudiera rematar y marcar punto al oponente. No sabía cómo coño lo había hecho, pero me encontraba vitoreando con una expresión de asombro junto a Reed y Sarah, chocando las palmas.

Volvimos con nuestra plena atención al juego ya que habían sacado a traición aprovechando que estábamos ligeramente distraídos, pero no pudieron conseguir nada beneficioso ya que hicimos una jugada de la muerte y conseguimos marcarles otro punto, dándole sin querer un gracioso golpe a Annie con el balón, a lo que no pude evitar carcajearme malignamente.

Finalizamos el partido agotados, había tocado el timbre y ya habían terminado todas las horas de clase. Menos mal.

Obviamente mi amiga no me dejo escapar y se pegó a mí cual lapa antes de que pudiera hacer cualquier movimiento. En la salida nos encontramos con su novio, y dejándome completamente sola, se despidieron de mí y se fueron en el coche de Gabe.

COFFEE. |Martin Garrix|Where stories live. Discover now