||C H A P T E R 37||

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CAPÍTULO 37

"Charla"

Minerva Owen

Surprise.

Y aún se atrevía a sonreírme diciéndolo.

En ese momento lo primero que sentí fue rabia. Rabia e ira corriendo por mis venas a una velocidad fascinante. 

Apreté mi mandíbula y me giré sobre mis talones con la intención de encontrar a Louis con mirada fulminante para asegurarme de intimidarle, pero cuando quise darme cuenta, ya había desaparecido. Respiré hondo cerrando los ojos fuertemente, al igual que mis puños a mis costados, reteniendo las ganas de girarme y darle una bofetada a la persona a mis espaldas.

Martijn. Sorpresa cuanto menos─solté entre dientes con una sonrisa falsa y él hizo una mueca con la boca como si supiera lo que iba a venir. Oh, sí, lo sabía. 

─Min... Todo tiene una explicación. Todo este mes tiene una explicación... ─me crucé de brazos con la cabeza agachada mientras reía sin gracia alguna, para después volver a conectar mi mirada con la suya, quien me miraba suplicante. ─¿Me escucharás? ─murmuró acercándose un paso a mí para intentar tocar mi antebrazo, pero yo me alejé, desatando mis brazos y pasándome una mano por la cara.

─Adelante. ─susurré pestañeando varia veces, sorprendida por mi vulnerabilidad.

Me regaló una sonrisa de lado y una mirada llena de ternura. Suspiró y movió sus hombros y cuello en círculos, como preparándose para una pelea. Yo lo miré divertida y al notar que una sonrisa amenazaba con asomarse por mis labios, me mordí el inferior para disimularla.

─Todo estaba planeado desde el principio. El hacer que me odiaras por este mes ignorándote para después venir y darte una sorpresa. ¡Felicidades! ─expresó repentinamente, lanzándose a abrazarme sin dejarme opción alguna. Yo reí levemente pero rápidamente me aclaré la garganta para ponerme seria de nuevo. Se separó para observar mi reacción y al ver que estaba un poco insatisfecha con lo que me había dicho, siguió hablando. ─Sé que es absurdo, pero tampoco tenía tiempo para hablarte, estaba saturadísimo de trabajo y el poco tiempo libre que tenía lo necesitaba para relajarme o si no acabaría muy mal... ─continuó, bajando y relajando su tono de voz. ─Y cuando ya no podía estar tan pendiente de hablarte, decidí hacerlo un poco más interesante para poder sorprenderte hoy.  

─Guau. ─fue lo primero que salió de mi boca y me reí de mi misma por eso. Él me miró confuso por un momento, pero rápidamente volvió a centrarse en la situación.

─Por favor, perdóname... ¿Perdóname? ─empezó a ponerme ojitos de cachorrito haciendo pucheros mientras se acercaba a mí, pestañeando repetidamente como un niño pequeño e inocente. 

Me mordí el interior de la mejilla y miré a mis pies para ocultar la sonrisa de estúpida que tenía en la cara, pero ya era imposible.

─Eres un idiota. ─le pegué amistosamente en el brazo y él rió para después unirme a él en un abrazo, mucho más significante que el anterior y más cálido. 

Por mucho que intentara estar enfadada con él, algo en mi interior me lo impedía y sólo hacía que tuviera más ganas de perdonarle. Necesitaba tenerlo cerca. Anhelaba sentir su tacto, no podía estar enfadada con él.

De nuevo, mi estómago lleno de mariposas revoloteando por ahí traviesamente y mi corazón retorciéndose sobre sí mismo. Ya estaba tan acostumbrada al sentimiento que ni si quiera me molestaba. Miles de corrientes eléctricas dispersándose por mi cuerpo cuando aspiré su aroma por primera vez desde que había aparecido.

COFFEE. |Martin Garrix|Where stories live. Discover now