||C H A P T E R 20||

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CAPÍTULO 20 | Maratón 3/3

"Qué te parece si..."

Minerva Owen

—¡Puto!

—¡Puta!

Corrí a abrazar a Jordan nada más Martijn abrió la puerta dejándome verle sentado en el sofá viendo la televisión. Cuando me vio se levantó e hizo lo mismo que yo.

Me tiré a él haciéndole caer en el sofá y ambos reímos mientras seguíamos abrazados. Oímos cómo Martijn carraspeaba por detrás de nosotros y yo sonreí con dulzura. Jordan se apartó de mí y nos sentamos bien en el asiento, mientras Martijn se nos unía.

—Sarah te echa de menos. —dije dándole un codazo juguetón en las costillas a la vez que notaba cómo Martijn se removía en su lugar.

Él alzó las cejas y un brillo repentino se hizo presente en su mirada.

—Qué mona. —comentó mientras sacaba su teléfono para hacer yo-qué-sé-que cosa.

Reí levemente cuando se llevó el móvil al oído y empezó a hablar con ella. Martijn me dio unos toquecitos en la rodilla y yo giré mi cabeza para mirarle. Sus ojos verdosos/azules/grises dependiendo de la luz que recibieran -los cuales perfectamente podría estar observando fijamente todo un día- y su cabeza me indicaron que lo siguiera, para dejar a solas a Jordan. Asentí y me ofreció su mano la cual yo acepté y me guió, aunque ya me conocía su casa, subiendo las escaleras hasta su habitación.

Entré y él cerró la puerta detrás de sí mismo. Y entonces un picor de nerviosismo mezclado con otra cierta emoción empezó a recorrer mi pecho y mi estómago, produciéndome escalofríos al recordar lo que había pasado en su cama -qué mal sonaba eso- aquella mañana tan divertida.

Esbocé una sonrisa y coloqué un mechón de pelo que me molestaba en la cara detrás de mi oreja. Noté como Martijn caminaba a mis espaldas, pasándome por delante y sentándose en su cama. Una vez en ella, la palpó para invitarme a sentarme a su lado. Su mirada y expresión divertidas se habían endurecido un poco más y estaba ligeramente más serio que antes, más centrado.

Me acerqué lentamente quitando mi mochila de mi espalda y posándola a mi lado cuando ya estuve sentada en el blando colchón junto a Martijn. Se giró para mirarme directamente a los ojos. Dios. Con esa mirada podía sentir como si estuviera yendo a través de mí, era tan malditamente penetrante e hipnotizante.

—Tienes un moco aquí. —soltó señalándose una parte de la nariz y yo me ruboricé terriblemente.

Me toqué la zona y al ver que no tenía absolutamente nada él echó a reír de una forma extraña, y yo le pegué un empujón a cambio. Pensé que me iría a decir algo importante por su mirada tan seria y saltó con tal gilipollez como esa. Recibió una mirada fulminante a cambio por mi parte.

—Eres estúpido. —murmuré cruzándome de brazos y resoplando.

—Vale, lo siento. —siguió dejando de reír eventualmente y volviendo a la misma mirada de antes. Me preocupaban este chico y sus cambios de humor. —Min... ¿Qué opinas de todo esto?

¿Opinar el qué de qué? ¿Qué narices estaba pasando con él?

—¿De qué? —pregunté confundida.

—De nosotros. Ahora mismo. 

Oh. Ahí estaba. No tardaría mucho en aparecer y más con lo serio que estaba. El picor que sentía antes se había convertido en un revoloteo constante con diferentes intensidades más en la zona de mi abdomen. Oh, vaya. Sabía lo que era eso.

COFFEE. |Martin Garrix|Where stories live. Discover now