||C H A P T E R 22||

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CAPÍTULO 22

"Ella"

Martijn Garritsen

Escuchaba la voz suave de Min hablar por el teléfono mientras yo tenía mi cabeza apoyada cómodamente en su pecho blandito. Aún llevaba la ropa de deporte y no me quejaba. Realmente los "sweatpants" le quedaban demasiado bien, fueran los míos o suyos o de quien sea. Me encontraba muy relajado en ese momento, su respiración me tranquilizaba y las vibraciones al hablar eran como masajes en mis sienes.

—Martijn. —me llamó y yo gruñí en respuesta, a lo que soltó una risita airosa. —El taxi llega en un par de minutos. —murmuró posando una mano en mi cabeza, enredando sus dedos en mi pelo y dándome pequeñas caricias.

—Mmmhh... Pues si haces eso no vas a conseguir que me mueva de aquí... —susurré contra su pecho y ella paró para después alejarse de mí.

Moví mi cabeza y abrí mis párpados muy a mi pesar, observándola con mirada anhelante, la calidez de su cuerpo cercano ahora ya no estaba y había notado una ráfaga de aire frío repentino. 

—Vete a por tus cosas. —me señaló con la cabeza las escaleras de brazos cruzados y yo fruncí mis labios. —Venga. —ordenó con humor ante mis reacciones varias y yo resoplé con cansancio para después subir corriendo de dos en dos las escaleras.

Una vez llegué lo primero que vi fue encima de mi cama una gorra plana que me habían regalado en un festival. Llevaba mi logo "+x" cosido a la parte delantera en negro, siendo la gorra negra también, lo que no la hacía ver demasiado hortera, por eso me encantaba. Me la puse hacia atrás, notando un par de mechones salirse por el hueco trasero -que ahora era delantero- de ésta, pero me daba igual.

Después de demasiadas confesiones y demasiados nuevos sentimientos, tendría que apartarme de su lado, una vez más. Tendría que acostumbrarme a soportar esto por lo menos hasta que acabara el instituto y pudiera llevármela conmigo. Tendría que acostumbrarme a sentirme vacío siempre que no la tuviera cerca de mí, llenándome con su inocencia y dulzura. Y sobretodo tendría que tener más cuidado con todo lo que hacía. Pero joder que si era difícil. Simplemente quería divertirme, junto a ella, y si no la tenía a mi lado, necesitaba algo más para encontrar esa diversión y lo que lo llenaba eran las fiestas y el alcohol. Y no podía hacer nada para remediarlo. Simplemente tenía que procurar controlar mis sentidos con alcohol en vena.

Pero algo en mi mente me seguía diciendo que no estaba preparado. Y poco a poco ese pensamiento se iba extendiendo y se iba apoderando de mí, haciendo que cada vez estuviera más de acuerdo. No estaba preparado como para volver a enamorarme. No desde ella. 

El taxi llegó y baje con mi pequeña maleta por las escaleras, viendo a Min levantarse del sofá y ponerse su mochila en la espalda. Aún no podía creer que este fin de semana fuera a cumplir veinte jodidos años. Parecía mentira que una chica de diecisiete hubiera sido capaz de revivir todas esas emociones en mí. Tenía muchísimas ganas de llegar a mi apartamento y encerrarme en mi Garrix Lab a preparar de todo nuevo para mis seguidores.

—Estás muy callado. —la voz en tono bajo de Min atravesó mis oídos. Estábamos en el taxi. Vaya si estaba absorto en mis pensamientos que ni si quiera me había dado cuenta.

—Estoy pensando. —murmuré regalándole una mirada tranquilizadora.

—¿Tú? ¿Pensando? Bueno entonces enhorabuena. —contestó vacilona escapándosele una sonrisa con sorna y yo la observé achinando mis ojos fulminándola y después dándole la misma sonrisa que ella me había dado antes. 

Se parecía tanto y a la vez era tan diferente a ella.

Min rió suavemente ante mi respuesta y se acercó a mí para dejar un beso demasiado dulce y tierno para ser verdad en la comisura de mis labios. Ahí estaba otra vez. Ese cosquilleo que hacía a mi estómago retorcerse sobre sí mismo. Se alejó y una sonrisa cálida apareció dibujada en sus labios.

COFFEE. |Martin Garrix|Where stories live. Discover now