||C H A P T E R 7||

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CAPÍTULO 7

"Sexo por todos lados"

Martijn Garritsen

Desperté a la mañana siguiente aún sin abrir los ojos y recordé la noche anterior, sonriendo. Todo lo que Min había hecho por mí lo agradecía verdaderamente. Bostecé estirando mis brazos, estaba boca arriba, con los ojos cerrados y noté que mi brazo derecho se posaba en algo blandito. Lo palpé y noté que no era una almohada pero seguía sin saber qué estaba tocando, así que abrí los ojos confundido y giré mi cabeza en dirección a mi brazo para observar lo que era.

Me encontré con que la cosa tan blandita que estaba palpando tan descaradamente era un pecho. UN PECHO DE MIN. OH MIERDA. Min gruñó, aún estaba dormida, pero pronto despertaría. Quité rápidamente mi mano de la zona y justamente ella despertó.

Me miró y me sonrió, yo le devolví la sonrisa incómodamente.

—Buenos días. —me saludó frotándose los ojos con la voz apagada.

—B-Buenos días... ¡Voy al baño! —me levanté rápidamente de la cama pasándole por encima y me adentré velozmente en el baño.

Suspiré aliviado aunque aún estaba nervioso, y ruborizado, demasiado. Yo estaba despierto, y accidentalmente un amiguito mío también había despertado... Le había tocado una teta. Y... Y... Y no estaba mal formada la chica. ¡PERO QUÉ DIGO! Sacudí mi cabeza efusivamente y me metí en la ducha para despertarme, lo necesitaba.

Finalicé y me sequé el pelo muy velozmente. Me coloqué una toalla alrededor de la cadera y salí. Min estaba sentada en la cama a lo indio observando su móvil.

—Puedes ducharte si quieres. —solté llamando su atención a la par que iba hacia mi armario para sacar lo que me pondría durante el día.

Le dirigí una mirada fugaz y me la encontré con las mejillas coloradas. Ella asintió y cogió su ropa para después meterse en el baño.

Finalmente me puse una camiseta negra de manga corta y unas bermudas azul marino.

Salí de la habitación y me dirigí a la cocina para preparar el desayuno. La casa estaba silenciosa. Todos estaban dormidos, digamos que era pronto para una mañana de resaca; eran las once.

No hice gran cosa. Para mí unos cereales y un zumo de naranja y para Min un sandwich de esos que tanto le gustaban, junto a otro vaso de zumo.

Lo llevé todo al salón y Min bajó con su móvil en la mano ya vestida por las escaleras. Sonreí al verla. Levantó la mirada y alzó las cejas al ver las bandejas con nuestros respectivos desayunos.

—Gracias por el desayuno. —me agradeció sentándose a mi lado y dándome un fugaz beso en la mejilla.

Algo punzante tocó mi pecho por dentro. Lo ignoré y comenzamos a comer mientras hablábamos de cosas varias, hasta que Min recibió una llamada telefónica. Me miró pidiéndome permiso para contestar y yo, por supuesto, le hice un gesto con la mano indicándole que contestara.

—Buenos días mamá... —saludó haciendo muecas con la cara como esperando una bronca. —Estoy con Martijn, no te preocupes. —se acomodó en el sofá. —¿Ayer por la noche? Ah, esto... Me quedé a dormir aquí, en su casa. —respondió y se rascó la nuca nerviosa. Yo la miraba con gracia apoyándome en el respaldo del sofá. —¡No! ¡Cl-claro que no! —me miró de repente ruborizada y no pude evitar reír, aunque no tenía la menor idea de qué estaba hablando con su madre. —¡Vale mamá! ¡Eso no es necesario por teléfono! Cuando llegue a casa hablamos. Te quiero. Chao.

Se despidió de su madre con besos y colgó. Resopló y se dejó caer en el sofá. Yo la miraba expectante.

—¿Qué te dijo? —pregunté haciendo que se enderezara para hablar conmigo. Iba a abrir la boca pero rápidamente la cerró, sonrojándose de nuevo y negando con la cabeza.

COFFEE. |Martin Garrix|Where stories live. Discover now