Ofiuco

Especial What if...?

Este es un especial pedido por fa_319912

Y trata, sobre que hubiera pasado si Virgo hubiera muerto en realidad.

Consta de dos partes, esta, que es sobre el futuro cercano, o inmediato.

Y la que es varios años en el futuro.

Comencemos.

El día que morí.

No hacía frío, no hacía calor, se estaba tan en paz ahí...

La luz, entraba en sus ojos aun con los párpados cerrados, pero no era molesto.

No había nada más a su alrededor, que el blanco puro, no podía ver sus manos, aunque sabía que estaban ahí.

Estaba completamente sola, pero, no se sentía como tal, hasta que una voz suave la llamó.

- Levanta cariño, debes seguir el recorrido...- No supo porque, pero obedeció, se puse de pie, y caminó entre la nada, hasta que como por arte de magia apareció una enorme puerta plateada, en cuyo dintel estaba escrito:

Lo que viví.

La empujó y esta cedió sin mucho esfuerzo, dentro, miró un largo pasillo, con una blanca alfombra, unas paredes rojo vino, y miles de cuadros de marcos dorados.

Preocupada, de manchar la alfombra, miró sus pies, la suave voz soltó una risita mientras ella descubría que llevaba los pies descalzos.

- Entra...- Le pidió la voz, Virgo obedeció, y entró con andar tembloroso al pasillo, miró el primer cuadro.

Era un bebé, dentro del útero, estaba, extrañamente sonriendo.
Abajo, decía: "La primera vez que sonreí".

Extrañada, siguió al siguiente, era de un bebé, naciendo, debajo decía: "La primera vez que respiré".

A un lado había otro cuadro, con una escena parecida, pero el bebé lloraba, debajo decía: "la primera vez que lloré", justo en frente, había otro cuadro, con la misma escena, solo que el bebé observaba la luz, debajo decía : "la primera vez que miré".
Y otro más "El día en que nací".

Pero eso no causó tanto efecto en Virgo, hasta que miró el cuadro de a lado, era el mismo bebé, sostenido por unas manos blancas, la mujer, tenía un rostro angelical, unos ojos cafés, que lloraban, y una sonrisa tan radiante, a pesar del cansancio, miraba al bebé directo a los ojos, su cabello rubio cenizo se pegaba a su cuerpo.

Pero no fue eso lo que dejó a Virgo paralizada, no, fue la inscripción, decía: "La primera vez que fui tan profundamente amada".

El llanto no se hizo esperar, Virgo conocía esos ojos, eran los de su madre, frenética, siguió por el pasillo, mirando los cortos momentos que pasó con su madre, antes de ser llevada, y que ella no era capaz de recordar.

Miles de inscripciones pasaron por sus ojos: "La primera vez que soñé", "La primera vez que me besaron" "que me arroparon" "Que comí" " Que olí" "la primera vez que jugué" " La primera vez que amé".

Ahi, ahi terminaba esa parte de los cuadros alegres, coloridos, de marcos dorados, más adelante, había otros miles, de cuadros pintados de un crudo gris, perdidos entre otros tantos negros.