Capítulo 12.8

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Escorpio.

La loca y anciana mujer terminaba de hacer su predicción a géminis cuando algo en el ambiente me puso la piel de gallina, la anciana posó sus blancas pupilas en mi, yo no me moví, tratando de pasar desapercibido, luego la anciana sonrió, el escalofrío volvió, esa anciana era cosa seria.

- Tu turno - Dijo alzando el bastón en mi dirección con sus huesudos pero firmes dedos.

Géminis se levantó como en un transe, Piscis y Cáncer dejaron de reír y observaron anonadadas como a paso lento me levantaba y tomaba el lugar de géminis.

Suspiré algo nervioso cuando la anciana me miró burlona, adivinando mis nervios, esperaba en el fondo de mi alma, que las cosas no salieran tan mal.

- Hijo del misterio...- Susurró la anciana - ¿No estás ya cansado de buscar? - Me preguntó tomando la palma de mi mano, yo miré fijamente a ningún lugar en especial, digiriendo cada palabra de la anciana - Buscando y buscando, un misterio del invierno trataste de resolver, pero solo el calor puede derretir el hielo de un corazón, tú eres sombra oculta, necesitas la profundidad oscura, la dureza de un alma que contenga tus profundas aguas, la has encontrado, pero tu destino...- La matriarca se detuvo un instante, luego suspiró, alzó la mirada - Desgracia... Tu destino se encuentra trastocado, el tuyo, y el de ellas, si, se ve claramente, el de las hijas de la tierra, y el de los hijos del sol, también el de esa hija perdida del viento...si, la que han ido a buscar...dime...¿Sabes porque tu amor se ha marchado? - Preguntó la anciana, yo sentí un nudo en el estómago.

- A buscar a su hermano y a Libra - Respondí con voz fría.

- ¿Estás seguro? - Preguntó desatando las dudas furiosas que había tratado de desterrar, un largo silencio se instauró.

- ¿La he perdido? - Pregunté con voz queda, lleno de un miedo inmenso, la anciana sonrió con pesar.

- Eso depende de que hagas de ahora en adelante - Respondió - El destino es algo que fluye, algo poderoso, pero, puede cambiar, dependiendo de la fuerza de voluntad que le pongamos.

- Y...mi hermana...y Aries...- Preguntó con voz temblorosa Piscis.

- Y libra y Leo...- Agregó Cáncer.

- Están en la misma condición...- Respondió con gran pesar - Están a un acto, de perderlo o recuperarlo todo.

Las dos chicas soltaron un gemido asustado.

- Pero...¿Dejarán de amarse? - Preguntó Piscis, la anciana negó con lentitud.

- Hay dudas, grandes dudas, pasando por la cabeza de esas tres niñas, se preguntan si han hecho lo correcto, si son capaces de hacer al otro feliz, luego, estan estos tres niños...confundidos, sin saber que sucede, porque se alejan, están heridos, como ellas, pero el orgullo no los deja ver lo que sucede, tratan de recuperar a la fuerza algo tan frágil como un copo de nieve, si no tienen cuidado, acabarán destrozándose, alejando, odiando, pero, sepan siempre, que no se puede odiar realmente a alguien, sin haberlo amado primero.

- ¿Hay esperanza? - Pregunté - ¿Qué dice el destino?

La anciana sonrió ampliamente.

- Dice que lo escribas tu mismo.

...

Capricornio.

Las luces de Alemania eran tan hermosas, el clima helado absorbía cada pizca de calor corporal, se sentía tan bien.

Bebí de mi té, pensé en mi hermano, en Libra, en Aries y Virgo.

¿Porqué había venido?

¿Para apoyar a mi hermano?
¿Para hablar con Libra?
¿Para ayudar a Aries a convencer a Virgo de volver con él?
¿Para apoyar a Virgo en sus decisiones?

No estaba segura...solo, me había ido, sin aviso, sin razón, como llevada por una fuerza invisible, una terrible y dolorosa fuerza que me llevaba a alejarme del hombre que amaba.

Si, era eso, estaba huyendo, lo supe cuando su recuerdo cruzó por mi mente, el recuerdo de él y yo peleando en la nieve, las risas, los gritos, los besos...las lágrimas se volvieron más fluidas, bajé la mirada tratando le disimular el llanto, el café estaba semivacío, lo cual me aliviaba un poco.

Pero no había nada que pudiera aliviar el vacío que poco a poco había comenzado a crecer dentro de mi interior, aquel provocado por los celos, la incertidumbre, por todo ese dolor.

Escorpio, mi amado Escorpio...¿Podía hacerlo feliz? ¿Podía remplazar el lugar de Virgo?

No, no podía, nunca pude, nunca podría, por eso había venido...

Virgo era la única que podía hacerlo feliz, debía remediar mi error, le devolvería la felicidad a quien más amaba en el mundo.

OfiucoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora