Epilogo.

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El dolor había amainado un poco, la alfombra, teñida de rojo me recordaba que de un momento a otro las cosas podían terminar peor.

Sin embargo, no había nada más que pudiera hacer, vendría, el vendría por mi, siempre lo había hecho, cuando me fui para tener una vida "normal", cuando huía de mis sentimientos, cuando me marché con Ofuico, durante esos cuatro meses no dejó de buscarme ni un solo día.

Miré melancólica la caja de madera sobre el buró, la tomé con manos temblorosas y me escurrí hasta el suelo, la sangre bajando por mis piernas, caliente y pegajosa me causó un escalofrío.

El aire estaba tan caliente, yo sudaba profusamente, el dolor visceral volvía cada tanto, pero, debía ser fuerte, había pasado por cosas peores, todo iría bien...¿Verdad?

Abrí la caja, estaba llena de recuerdos, la sortija que Libra me dio por ser su dama de honor, la primera huella de mi pequeño, nacido en una boda...había pasado por cosas peores, todo estaría bien, estaría bien, debía ser fuerte, resistir, él vendría por mi.

El dolor volvió a atravesarme, haciéndome gemir con desesperación, las lágrimas se acumularon en mis ojos, respiré frenética tratando de mantener el control.

- Sé que es una presentación muy importante, y que tu libro ha tenido bastante éxito, pero debes posponerlo, no deberías viajar en tu estado - Su voz resonaba en mi cabeza.

- Debí escucharte...debí hacerlo...si no me hubiera marchado y vuelto sin avisar...estarías en casa... - Sollocé, tomé de la caja, una pequeña carta, la carta que Aries me escribió cuando me encontró al irme con Ofiuco, la abrí, y la leí buscando en ella un poco de calma.

"Estrella, estrella fugaz, vuelas en el firmamento, lejana, consumiendo mis anhelos.

Oh estrella, estrella fugaz, te escurres entre mis dedos cuando te intento atrapar.

Oh estrella mía, estrella fugaz ¿Caerás algún día? ¿Podré tenerte? ¿A mi lado estarás?

Luminosa, inalcanzable, aterrado de perderte, enjaulada quise tenerte.

¿Eres una estrella caída ahora? ¿Hice que dejaras de brillar?
Amor mio, invierno de mi alma, no te opaques, muestrame siempre tu esplendor, continúa surcando los cielos, robándole a la luna el protagónico.

Oh, estrella, estrella fugaz, todos estamos hechos de estrellas, siempre lo creí, pero tú amor mio, siempre brillarás con más intensidad.

Con o sin mi diamante terregozo, muestrale al mundo, de lo que eres capaz.

Te ama, este tonto a oscuras cuando tú no estás, vuelve amor, solo si así lo deseas, sabes que lo que más anhelo en la vida, es tu felicidad, si en tu corazón de oro, hay espacio para mi, te ruego me perdones y si no puedes, te deseo lo mejor, yo estaré aquí siempre, Cuidándote a lo lejos, aguardando a que retorne la luz, como siempre he hecho ojos de miel."

Terminé de leer, con los ojos llenos de lágrimas, tomé el papel y lo apreté contra mi pecho, tratando de infundirme valor.

- Todo irá bien, todo irá bien - Me repetí como un mantra, tomé el dije de mi collar, que no me había quitado ni una vez desde que me lo había dado, pero el dolor era cada vez más grande.

Dejé la caja de lado, debía ser fuerte, debía moverme, tenía que alcanzar el teléfono.

Tomé aire, la sangre continuaba brotando, el pánico casi se apodera de mi cuando me puse de pie y observé el enorme charco de sangre que crecía debajo de mi, sin embargo no me lo permití.

OfiucoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora