Capítulo 12

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Virgo - Aries.

Me había casado, simplemente no lo podía creer, levanté la mano y observé los dos anillos en mis dedos contrastando con el azul cielo del mar mediterráneo.

Si, habíamos huido del frío.

Moví mis dedos, dejé caer la mano, era una señora, una señora casada.

La palabra señora no me agradaba nada, yo era Virgo, quería ser Virgo toda mi vida, no una madre, no una esposa, no una señora, quería ser Virgo, antes que nada, no quería convertirme en una de esas mujeres que se pierden totalmente a si mismas al casarse, metidas en sus casas, viviendo para sus maridos, y luego por sus hijos, olvidándose por completo de ellas, de quien eran, de lo que querían.

Yo tenía aspiraciones, o eso quería pensar, antes del trasplante de pulmones no se me ocurría atreverme a soñar, a tener aspiraciones, pero ahora, tenía 23 años, y otros 10 o 15 por delante sin complicaciones graves si seguía bien los cuidados, dicho así parecía poco tiempo, pero había aprendido que debía preocuparme por el presente, que ya tendría tiempo de preocuparme por el futuro, estaba viva, y eso era lo que importaba.

Quería ser escritora, me apasionaba escribir, pero no confiaba en que fuera buena en ello, aun así, había enviado varios manuscritos a varias editoriales, había recibido muy buenas respuestas, incluso había ido a entrevistas, y firmado contratos, pero no sé, todo parecía tan irreal.

Un jalón de piernas me sacó de mi nubarrón gris, era Aries, quien se dejó cae en ni camastro y se abrazó de mis muslos como un koala, lleno de alegría, se me quedó viendo como si fuera la cosa más bonita que hubiera visto en su vida.

- ¡Eres tan hermosa! - Dijo besando mi muslo.

Llevaba así de eufórico desde la boda, comenzaba a preguntarme si se quedaría así para siempre.

Los primeros días fue lindo, que digo lindo, hermoso, estar todo el día juntos sin separarnos un segundo, pero 15 días después...quería un respiro carajo! No podía estar a solas más de tres minutos! Y no exageraba!

Ademas...ademas...siendo directa, ¡Todo el tiempo quería sexo! Digo, no es que me moleste, ¡Pero no soy una actriz porno! ¡No tengo tanta condición física! ¡Necesito descansar a veces! ¡Pero Aries ni dormir me dejaba!

Reitero, no es que lo odiara...pero tenía 15 días durmiendo dos horas!

- Tengo sueño - Le dije, hizo puchero...ahí estaba de nuevo, suspiré resignada- Bueno, una vez y me dejas dormir.

...............

Gané, yo gané, yo, yo, yo gané, no hay nadie mejor que yo, yo me casé con ella, es MIA, mia, mia, mia.

Tengo una esposa nueva, y es la que siempre quise, así que, bueno, estoy un poco eufórico aun, tanto, simplemente no me lo creo.

Es decir, cuando sueñas con algo tanto tiempo y al fin pasa, simplemente no te lo crees.

Sinceramente, pensé que no iba a casarme nunca, creo que supe siempre que la única capaz de hacerme sentar cabeza era ella.

Pensé que pasaría el resto de mi vida sin amar a nadie de verdad, buscando en otras a ella, viviendo una vida de cartón.

A decir verdad, estaba tan asustado de casarme...pero, nunca se compararía con el terror que me provocaba perderla.

Ahora sabía que era mía, que nadie me la iba a arrebatar, que ella me había elegido, y tenía la certeza de que siempre lo haría, Virgo no era de esas que tomaba decisiones a la ligera, ella me lo había jurado, y yo le creía.

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