Capítulo 13: Lazo
Algunas horas después del pequeño castigo de Raynard, Heather se retiro hacia su habitación a tomar un baño, tiro el vestido bañado en sangre a un lado e intento relajarse, sus pensamientos comenzaron a girar en el albino y todo lo que habían pasado juntos.
Se quedaron establecidos en Alemania durante algunos años, Erika había decidido tomar el nombre de Heather, alegando que Erika era un nombre que se lo habían dados sus padres y decidió llamarse con ese nombre ahora, Raynard comprendió y acepto la nueva vida que ella había decidido tener.
Erika comenzó a crecer y convertir a varios humanos por simple experimentación, necesitaba saber hasta dónde llegaba aquel poder sobrenatural, pero sobre todo quería vengarse de los Helsing que acabaron con su familia y dar fin a la eterna batalla que comenzó con el conde Drácula y Abraham van Helsing, por lo que decidió contarle sus planes a Raynard, él también quería acabar con esa familia.
—Raynard—exclamó Heather abrazando por la espalda y éste comenzó a actuar con nerviosismo, ahora la chica tenía 17 años de edad y el albino comenzó a tener problemas desde que la chica cumplió 15 años, ahora él tenía 24 años y ver o sentir aquel blanco cuerpo de la adolescente hacía que su cuerpo reaccionara de otras maneras, necesitaba calmarse y sentir los voluptuosos pechos de ella no le hacía mejor.
— ¿Qué sucede Heather? —el chico decidió romper el abrazo, para ver a su cara a cara a su compañera de viajes.
— ¿Tú también odias a los Helsing cierto? —la pelinegra estaba emocionada y sonreía alegremente.
—Claro, eso es lo que nos unió —Raynard estaba intrigado, nunca la había visto tan feliz.
—Bueno ésta es nuestra oportunidad, logré conseguir información sobre los cambios de guardia y planos de la base de los cazadores. Ahora ideo un plan para acabar con ellos—comentó y el albino lucho por mantener una expresión neutral, ¿acabarlos? Es decir ¿matarlos a todos? Idealmente quisiera acabar con el régimen de su padre, pero ¿matarlos? Comprendía el sentimiento de venganza de ella, pero era su familia. Maldijo por lo bajo y todos sus pensamientos enloquecieron, había jurado proteger y ayudar a Heather, pero su familia estaba del otro lado, aunque odiara a su padre, además estaban su madre y hermano que eran inocentes— ¿Raynard? —la chico lo llamó, pero éste estaba perdido en su mente. Lentamente se acercó, lo abrazo por el cuello y beso dulcemente sus labios, aquel contacto lo trajo de vuelta a la realidad.
— ¿Por qué fue eso? —los colores se le subieron al rostro al albino y recibió una sonrisa coqueta.
—He visto en la forma en que me ves, además cuando me cambio de ropas siempre me esquivas y como te masturbas diciendo mi nombre—ante lo último, el albino se limitó hacia desviar la mirada, él siempre pensó que ella dormía en esos momentos—Pero no tiene nada de malo. Después de todo estamos comprometidos ¿no es así? —la chica seguía abrazándolo por el cuello en el sofá de la casa que habían comprado en las afueras de Berlín, lo mejor era estar ni lejos ni cerca de la ciudad, ya que de vez en cuando Heather necesitaba sangre humana o que le diera la suya, pero a cambio quedaba postrado por algunos días en la cama.
—Pero aunque estamos comprometidos, yo...no—murmuró entre dientes, su situación era complicada, definitivamente se había enamorado de esa niña y ahora quería acabar con su familia, maldición, maldición, maldición.
— ¿No me digas que estás esperando que cumpla la mayoría de edad? —exclamó con ironía y solo obtuvo un silencio como respuesta, pero cuando lo iba a regañar pasos de un ejército se hicieron presentes.
—Nadie pasa por estos caminos ¿por qué? —habló Raynard confundido y ambos se ganaron bajo las ventanas para observar que sucedía.
—Señorita Heather Tepes, nuestro Führer quiere verla y solicita su presencia—exclamó el que parecía el líder, el albino se mordió los labios mientras la pelinegra salió al encuentro del grupo vestido con uniformes militares y la clara esvástica que los representaba, Heather se había aliado con los nazis y eso molestaba a Raynard, tenía un mal presentimiento de todo esto.
1934, Alemania.
Adolf Hitler asumió como nuevo führer y se inició como el tercer Reich, comenzando una era caos provocado por Heather, ella animo y se alió con Adolf, le brindó el poder de la inmortalidad y a los altos cargos bajo su mando, el plan de Heather era ocupar el gran ejército alemán para que se expandiera por todo el mundo y que acabaran con los cazadores, Raynard estaba confundido y no sabía qué decisión tomar hasta que una noche Heather saltó sobre su cama.
—Raynard—exclamó con emoción e intentando asustar a su acompañante.
— ¿Qué sucede?—respondió el albino, pues conocía muy bien el sonido de los pasos de la chica.
—Hable con Adolf y me dará varias unidades para acabar con los Helsing—el estómago de Raynard se revolvió y tomo una decisión, tenía que ser él quien acabará la cadena de odio.
—No son necesarios—respondió él con un en la garganta, sí, debía acabarlo.
— ¿Por qué? —La pelinegra revoloteaba por su cama inquieta sin quitarle la mirada de encima.
—Yo me encargaré, me infiltrare en la base y a acabaré con mi familia—había decidido, sus ojos celestes se internaron en los ojos negros de la chica.
—De acuerdo, pero con una condición—Heather se recostó sobre él y lo miró fijamente.
— ¿Cuál? —Raynard simplemente se quedó inmóvil.
—Sé mío, aún eres un Helsing. Convierte este cuerpo mortal en uno eterno y te dejaré ir, de lo contrario yo me encargaré—pasó sus delicado brazos alrededor del cuello del ex-cazador y acaricio su cuello.
— ¿Por qué esa necesidad? ¿Quieres que esté siempre a tu lado? —posó sus manos en la cintura de la chica y acortó la distancia entre sus labios.
—Por supuesto, así me demuestras tu lealtad y a ti no te restringiré el poder real, además estás en la época dorada de tus habilidades, después no te podrás mover igual que ahora—jugueteo con sus dedos en el pecho del joven—¿Y tu respuesta es...?
—Yo... —por la mente del albino pasaban cientos de pensamientos, si optaba por el no todo acabaría bajo la mano de ella, que aún era una niña y si decidía el si se volvería uno de ellos, solamente dejó llevarse por su instinto. Tomó la cabeza de Heather y la obligó a posarse en su cuello—supongo que la sabes ¿no? —una gran sonrisa salió de los labios de la pelinegra.
—Por supuesto, ahora serás mío, tendrás la restricción de obediencia absoluta, pero con todo el poder de un vampiro original—Heather mordió su dedo e hizo un extraño símbolo en el pecho del joven, donde se encontraba el corazón y luego se acercó al cuello para beber casi toda su sangre, había que dejarlo casi muerto y finalmente que él bebiera la sangre de ella—Ahora eres mío—tras aquel ritual Raynard debía beber sangre humana, cosa que Heather se molestó en traerle directamente, la sangre una joven bella y virgen, con aquel instinto asesino en él no se pudo contener y bebió la sangre de la presa que la pelinegra llevo con algunos minutos de su fatal deceso, ahora era todo un vampiro.
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La Descendencia de Drácula
VampireBasado de los libros de Bram Stoker (Drácula) y Dacre Stoker junto a Ian Holt (Drácula el no muerto). Tras la tragedia ocurrida en Londres, Quincey, el hijo de Jonathan y Mina se va del país hacia Estados Unidos, pero pereció debido a los cazadores...