Contraataque

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Capítulo 23: Contraataque

Algunas horas antes de la coronación.

Edward y Carol se encontraban en el aeropuerto, para ir directamente hacia el castillo de Bran a la gran coronación de la emperatriz de este mundo regido por los vampiros, aunque ahora se venía lo peor, la traición de uno de los vampiros más leales.

—Ya terminamos nuestro trabajo y al fin el mundo está unificado bajo el mandato de nuestra ama—comentaba Edward con emoción caminando hacia la salida del aeropuerto.

—Sí, sólo espero que todo se mantenga en paz—dijo Carol algo desanimada, quizás era la lluvia que la tenía deprimida, pero tenía un extraño presentimiento, algo no estaba bien.

— ¿Qué sucede Carol? ¿Por qué tan desanimada? Vamos, iremos con nuestra ama y nos consentirá por hacer un buen trabajo—el rubio tomo de la mano a la morena y salieron juntos del aeropuerto, donde los esperaba una lujosa limosina, se subieron e iniciaron el camino hacia el castillo.

— ¡Edward cuidado! —gritó Carol viendo claramente que por el lado del chico se acercaba con rapidez un misil, con su gran velocidad lograron escapar del ataque, el auto volcó en llamas y cayó a varios metros de ellos.

—Qué lástima, debieron quedarse en la limosina y morir ahí—habló un enmascarado y con un distorsionador de voz, cubierto por ropas negras, no se podía apreciar ni su color de piel ni cabello ¿quién demonios era?

—Maldito ¿quién eres? —exclamó Edward con enojo y listo para pelear, sacó ambas pistolas que manejaba en su cinturón y Carol por su lado sacó un sable de un maletín que llevaba a su lado, junto a automática con limitación de balas.

—Lo mejor será que no conozcan mi identidad—respondió el enmascarado, sus ojos estaban cubiertos por unos lentes negros, ni sus ojos se podían apreciar a través de la máscara.

—Edward, 3-6-9-1—habló Carol con seriedad, en sólo unos segundos el enmascarado se lanzó hacia los vampiros que rápidamente comenzaron el ataque.

Carol con el sable se encargó del combate cuerpo a cuerpo contra el extraño, mientras Edward se mantenía alejado apuntando con sus pistolas, 3, pero la fuerza del enmascarado era algo que la morena no podía controlar, además de tener experticia en este tipo de combate, por lo que el rubio se agregó al ataque cercano, 6, en un movimiento rápido Edward disparo hacia el corazón del extraño, éste lo esquivo y descuido a la morena que con el sable alcanzó a destrozar parte de las vestimentas en todo el torso, dejando ver unos claros senos de una mujer cubiertos delicadamente por vendas, claramente era una mujer.

—Una chica ¿eh? —comentó Carol con ironía, ese modo de pelear de estilo oriental la hacía sospechar de quien se trataba.

—Aunque se trate de una mujer, nos trató de matar y no tendré piedad contigo—Edward lucía enojado, pero no estaba pensando fríamente—Te asesinaré—pronuncio seriamente el rubio, la pelea continuo.

Carol arremetió con el sable que la enmascarada, pero de inmediato ésta la detuvo, Edward comenzó a disparar alejándola de la morena, estaban en crisis, le quedaban pocas balas, no les quedaba más que pasar a la siguiente parte de la estrategia, así ambos se lanzaron contra la extraña, esquivando los golpes de gran fuerza y tratando de acertar algún golpe, en un descuido Carol logró hacerle unos cortes en la mano izquierda, Edward aprovecho de vaciar su cartucho, a tal distancia era imposible esquivar las balas, 9, aquel metal atravesó el cuerpo de la enmascarada, pero ésta se seguía moviendo como si nada.

— ¿Qué rayos? —exclamó Carol ¿Quién demonios era? Vio con claridad como los certeros disparos dieron justo en el corazón, o al menos donde se suponía que se encontraba.

—Le di en el corazón ¿cómo es posible? —Edward lucía confundido y con un poco de miedo ¿qué tan fuerte era esta extraña?

—Ustedes nunca aprenderán, ya me aburrí de jugar, ahora es tiempo de terminar esto—la enmascara rió y de entre sus ropas sacó unas manoplas que puso con fineza en cada mano, en ese momento sabía que se estaba delatando, pero a ese par no le quedaba mucho.

La enmascarada demostró su verdadera velocidad y menos de un segundo se encontraba golpeando el estómago del rubio, quien voló un par de metros y escupió un poco de sangre, sus balas se habían acabado y esa fuerza era absurda, se suponía que ellos no tenían restricción de fuerza ¿cómo? Ante aquella pregunta recién se percató de quien se trataba aquella traidora.

Por otro lado Carol alcanzó a esquivar el golpe que con solo la presión del aire corto una montaña entera, la morena estaba más débil, ya que durante la batalla hizo la tarea de recibir todos los golpes de la enmascarada, durante unos segundos bajo la guardia y la traidora la botó al suelo.

—Pequeña Carol, realmente tienes un instinto animal impresionante, pero ya debiste darte cuenta que nuestras fuerzas son totalmente distintas—habló con ironía la supuesta extraña.

—Puede ser, pero con este acto no dejaría que estés al lado de nuestra ama—respondió la morena con enojo, necesitaba distraerla unos segundos, necesitaba que bajara la guardia—Al menos dime como no estás muerta tras recibir un disparo en el corazón.

—Déjame decírtelo, desde mi niñez tengo una extraña enfermedad, mis órganos están reflejados como un espejo a como deberían ser, por lo tanto mi corazón no está en el lado izquierdo sino al derecho—la traidora poso su mano al lado derecho de su pecho y logró sentir su corazón palpitar, sí, ganaría, en ese momento bajo la guardia unos segundos, tenía acorralada a Carol, pero se había olvidado del rubio que rápidamente se acercó por la espalda con la última bala en su pistola disparó sin dudar, 1.

— ¡Muere! —gritó Edward con furia, pero todo era nuevo, la bala se partió a la mitad en el aire ¿qué demonios paso? — ¿Cómo?

—Ustedes nunca entienden, siempre ante ustedes mostré pelear con unas simples manoplas, pero ¿acaso crees que vendría sin un seguro? —ante esas palabras tanto el rubio como la morena agudizaron la vista y se dieron cuenta que estaban totalmente rodeados por hilos de una nueva aleación de acero, incluso podían cortar una bala en movimiento, este era su fin.

—Imposible—murmuró Carol, se habían quedado sin tiempo y habían perdido.

—Maldita—exclamó Edward, pero la traidora movió rápidamente las manoplas, unos pequeños ajustes y los hilos destrozaron el cuerpo del rubio ante la incrédula mirada de su compañera, su cuerpo había sido cortado en varios pedazos, el suelo era un charco inmenso de sangre, se vieron extremidades caer en distintos lados, algunos órganos cayeron totalmente destrozados y finalmente el cuerpo del chico desapareció en forma de cenizas.

— ¡Edward! —gritó con desesperación Carol, esto no podía estar pasando.

—Ahora es tu turno—la enmascarada hizo un movimiento con las manos y enredó un hilo alrededor del cuello de la chica.

—No importa si nos matas, nunca podrás contra Raynard o nuestra ama, ella será la emperatriz de este mundo, lo quieras o no—dijo Carol antes de ser descuartizada al igual que su compañero, los hilos se aflojaron ante la muerte en forma de cenizas de la morena.

—Yo dominaré este mundo y éste es nuestro contraataque—comenzó con una sonrisa distorsionada bajo la máscara que cubría su verdadera identidad.

Al terminar la batalla cientos de vampiros supuestamente leales llegaron al lado de la traidora, éste era el comienzo por derrocar a la actual gobernante de este mundo y así se dirigieron hacia el castillo de Bran con el acto de traición ante todos los presentes, tanto vampiros como humanos de todo el mundo presenciaron el asesinato de Heather Tepes a manos de la misma traidora que asesino a sus fieles súbditos.

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La Descendencia de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora