Kuro

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Primero quisiera disculparme, pero la universidad me tiene copada, aquí esta el capitulo de esta semana :L

Capítulo 16: Kuro

Los Ángeles, Estados Unidos.

Una chica de apariencia escolar, pareciendo de una edad de 10 años cuando realmente tenía 60 años, tez blanca, ojos y cabello dorado, empacados en un infantil cuerpo de 1.40 m de altura, pero las apariencias engañan, ya que aquella chica solo se hacía la tierna y era una malvada de primera.

—Nuestra ama al fin volverá y verá mi trabajo finalizado—la pequeña se estiró y sacudió su vestido negro de estilo gótico de migajas que habían quedado tras comer algunas galletas.

—Es una buena noticia mi señorita Amelia, pero ¿cuándo volverá? —un joven de largo cabello castaño hasta los hombros, ojos del mismo color, contextura normal y 1.73 m de altura, se encontraba en suelo a 4 patas siendo ocupado como apoyo a los finos pies de la pequeña.

—Volverá dentro de un par de días, debe dejar listas algunos asuntos en Rumanía primero, por cierto Alessandro ¿dónde está ese idiota de Gabriel? —la chica pateo al castaño hacia un lado y se levantó del asiento para estirarse un poco, estuvo trabajando día y noche en el sistema de la nueva guarida en Los Ángeles, ya que la rama Clinton los traicionó tuvo que reordenar todo el sistema, aunque no se le hizo difícil con años de experiencia de hacker y títulos de ingeniería.

—Ya llegue señorita, me pidió que le trajera estos libros—un hombre moreno de contextura más ancha, cabello corto ondulado de color negro y ojos del mismo cubiertos por unos lentes, con una característica barba y un 1.83 m de altura, traía una pila de libros sobre los vampiros.

—Cierto verdad que te pedí eso—Amelia se acercó, poso los libros en un escritorio y boto al moreno de un golpe al suelo, puso su pie en el estomago y empezó a golpearlo en distintos puntos del cuerpo.

—Ahh mi señorita—el joven gimió de placer, sí, era un masoquista al igual que su compañero que esperaba ansioso, ambos eran los asistentes de la líder en informática Amelia Astor y estaba en una gran deuda con Heather.

—Maldito cerdo te demoraste demasiado—habló con violencia, les gustaba que lo insultaran y golpearan, ella sólo se dedicaba a darles un dulce momentos a sus ayudantes, después de estar trabajando sin parar era lo mínimo que les podía darles—Y tú también, par de inútiles—sonrió y lanzo a Alessandro al lado de Gabriel, tomó una fusta y les dio a ellos un tiempo con aquella arma hasta que sonó el celular.

—Hola mi pequeña Kuro—habló Heather a través del celular.

—Mi ama ¿cómo está? ¿Cuándo volverá? ¿Me extraña? ¿Me trae algún regalo? —preguntó con emoción la chica, a veces realmente parecía una niña de 10 años.

—Calma, estoy bien después de todo Raynard está conmigo, volveré dentro de 3 días, claro que te extraño y ¿qué quieres que te lleve? —la pelinegra era amable y dulce con ella, aunque tras aquellas palabras había un código que habían creado entre ellas.

—M... ¿qué le parece un ataúd o una dama de hierro? —la rubia se paseo emocionada en el cuarto de control de la nueva base.

—Esas cosas son muy anticuadas, pero te llevaré una muñeca de porcelana—comentó Heather divertida—Bueno ¿cómo vas con el trabajo?

—Ya está terminado—Amelia estaba con la fusta en un mano jugueteando y los dos ayudantes observándola desde el suelo.

—Que alegría, me despido ya que tengo cosas que hacer nos vemos allá—ambas se despidieron y la rubia quedó complacida.

La Descendencia de DráculaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora