Capítulo 28

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Narra Grant
-Esta noche podríamos salir a tomar una copa.- Ofreció Lia con una gran sonrisa
-Nosotros tenemos una cena romántica.- Se excusó Kyle, tomando la mano de Cece.
La pelirroja sonrió en respuesta.
Cassie me miró y me guiñó un ojo.
-Grant tu y yo tenemos cosas que hacer.- Una sonrisa se escapó por mis labios. Asentí mirando hacia la castaña.
-Pero Josh tu estas libre ¿No?- Levanté una ceja cuando el moreno comenzó a toser, ahogándose con el agua que acababa de ingerir.
-cla-claro.- Sus mejillas se tiñeron de color carmesí mientras la chica sonreía acongojada.
Nuestra misión era juntar a esta dulce parejita y no íbamos a rendirnos tan fácilmente.
El camarero llegó con una pequeña libreta en la mano.
-Chicos.- Sonrió. -¿Qué os pongo?- Su mirada se dirigió hacia la rubia la cuál miró hacia mi, divertida.
-¿Qué me recomiendas?- Su sonrisa se amplió aún más. Ella amaba ponerme celoso y yo era el tonto que picaba.
-Dos cortados para ese par.- Señalé a Cece y Kyle. -Uno sólo para la morena, un frapuchino de fresa para él.- Indiqué a Josh.
-...Un descafeinado para mi y un chocolate caliente para mi chica.- Cassie me miró abriendo la boca para después mostrar una enorme sonrisa y arrugar la nariz. El muchacho se retiró con todo ya anotado.
Las chicas se sentaron juntas en uno de los sofás morados que había en nuestra mesa y comenzaron a cotillear. Nosotros nos acercamos más sin saber muy bien que decir.
-¿Y ahora qué?- Preguntó el ojiazul.
-Se supone que debemos reír como hienos y mirarlas para que crean que hablamos de ellas.- Respondí con simpleza.
-Yo creo que no funciona así...- Los dos nos giramos para fulminar con la mirada al castaño. Me levanté cuando oí nuestros nombres para recoger el pedido.
-Así que... ¿Es tu novia?- Puso las bebidas frente a mi y se apoyó en la barra.
-No, no es mi novia pero es mía.- Le guiñé un ojo sonriendo y me dirigí hasta mis amigos.
La mañana pasó entre risas hasta que regresamos a casa. La rubia se quedó conmigo.
Nos quedamos mirándonos durante unos minutos, el tiempo quería volar pero yo me negaba a dejar escapar el momento.
-Nena... ¿Te he dicho lo bien que te queda ese vestido?- Mordí mi labio inferior, mirándola de arriba a abajo.
-Si vuelves a llamarme nena no tendrás descendencia y cariño, te repites.- Su mirada me inspeccionó con recelo.
El timbre de la puerta nos hizo romper el contacto visual.
Era Maika otra vez.
-Evans, hace un par de días tuve relaciones con una chica y me persigue desde entonces. Necesito tu ayuda o no se irá.- Expliqué con rapidez mientras rogaba internamente que aceptara ayudarme. La chica abrió los ojos como platos mientras oíamos la desesperada voz de Maika desde la puerta.
Me dirigí hasta la madera y la abrí con algo de temor.
-¿Si?- Pregunté algo intimidado.
-Prometiste llamarme.- Posó sus manos en la cintura, mirándome con rabia.
La miré algo extrañado, no era tan lerdo como para no recordar que yo nunca había hecho eso.
La rubia apareció tras de mi.
-¿Pasa algo, mi amor?- Su mano viajó hasta mi espalda con una enorme sonrisa en su rostro.
-Nada en absoluto.- Respondí tranquilizado ante su tacto.
Mi cuerpo cobró vida propia, mis manos agarraron su cintura y sin más dilación mis labios se estamparon con los suyos. Nos movíamos lentamente, sin prisa. El mundo desapareció a mi alrededor, su boca se sentía como el paraíso. Y de repente sentí una necesidad de mantenerla por siempre a mi lado. Mordí su labio inferior antes de separarnos para después besarla nuevamente.

Don't Let Me Go.- Grant Gustin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora