Capítulo 29

463 42 0
                                    

Narra Grant
Su sonrisa parecía cada vez más ancha si es que eso era posible.
-Te veo luego.- Sentenció para después guiñarme un ojo y cerrar la ventana tras de sí.
El sonido del timbre borró mi sonrisa. Bajé con pesadez las escaleras y me dirigí hasta la puerta.
Al abrirla me encontré con una mujer castaña de unos 40 años, tenía los ojos azules, llevaba una falda negra con una camisa blanca metida en la parte inferior del conjunto. Era bastante atractiva y su cara me recordaba a alguien.
-Perdone... ¿Cassie Evans?- Cuando las palabras salieron de sus labios mi cerebro ató cabos. Los ojos, el pelo, la cara y ahora esto. Esa mujer era la madre de Cassie y Kyle.
-Esta no es su casa...- Respondí algo inseguro. -Pero sé donde es- Sonrió.
-Gracias.-
-Espere.- Interrumpí su camino para hablarle de nuevo. No creo que Evans vaya a recibirla.- Fuí conciso.
-Tal vez...- Dudó durante unos segundos.
-¿Usted es su madre, no?- La inspeccioné durante unos momentos.
-La misma.- Respondió algo cortante. -¿Y tú?- Levantó una de sus perfectamente depiladas cejas.
-Soy algo así como su mejor amigo.- Amigo, claro. Me llamo Thomas Grant Gustin.- Extendí mi mano sonriendo algo falso.
-Yo soy Anna Evans.- Estrechó su mano con la mía. -Ahora ¿Podrías llevarme con mi hija, por favor?- Su boca formó una fina línea recta.
-No si lo que va ha hacerle es daño.- Sentencié con claridad.
-¿Perdona?- Rió exagerada.
Pasé el peso de mi cuerpo hasta mi otra pierna, recargandome en el marco. Bufé con pesadez y la miré algo cansado. Relamí mis labios antes de hablar de nuevo.
-Sé muy bien quien es usted, sé muy bien toda la historia de su familia. Ella es importante para mí y no dejaré que nadie, ni siquiera su madre, la dañe. No sé si me explico.- Puntualicé.
Detrás de ella observé una figura corriendo hasta la puerta.
-¿No piensas ven- Cassie se paró en seco al observar a la mujer que se encontraba frente a mi, la susodicha se volteó al escuchar la voz de su descendiente.
-Rubia.- Susurré tratando de llamar su atención.
Su madre la miraba, algo extrañada. Observaba su pelo, su cuerpo, su ropa pero sobre todo observaba su actitud. Mi amiga no despegaba la mirada de su progenitora, sus ojos tenían una mezcla de anhelo e incredulidad.
Los ví cristalizarse.
-Hija.- Habló por primera vez la castaña.
-¿Que...haces aquí?- Su voz sonaba dolida a la par que entrecortada.
-Tengo derecho a estar aquí, soy tu madre.- Posicionó sus brazos en jarra. -Te exijo que hablemos, eres menor y tengo derechos sobre ti.- Dijo duramente.
Por primera vez la joven me miró con una mezcla de desesperación y miedo. Rogando con su mirada. Asentí como respuesta.
Sus piernas se movieron hasta llegar a mi. Me abrazó y yo me posicioné entre ella y su madre, protegiéndola con mi cuerpo.
-Pero yo si soy mayor de edad y puede quedarse conmigo si lo desea.- Sentencié con dureza para cerrar la puerta en sus narices.
-¿Estas bien?- Pregunté tomando su rostro entre mis manos.
Su cabeza se movió de arriba a abajo. Me abrazó fuertemente y comenzó a sollozar en mi cuello. Mis manos se aferraron a su cintura y juraba que mi semblante podría mostrar la preocupación que estaba sintiendo en esos momentos.

Don't Let Me Go.- Grant Gustin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora