Capítulo 19 - Déjame en paz.

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La mañana siguiente, Leen bajo a la cocina en busca de un desayuno, y se encontró que el armario de la despensa no tenía nada de bollería industrial. Frunció el ceño cuando su madre entró a la cocina.

- Ahora iré a comprar algo para comer, para estos tres días. - dijo Jane.

- No te preocupes mama, ya voy yo.

Subió a la habitación se puso algo de ropa, y salió de la casa. Llegó al supermercado y tras hacer la compra se dirigió hacía casa. Cuando paseaba por la calle, se encontró con su querido Raúl.

- Mira quien hay por aquí. - se burló él.

- ¡Dios! - se quejó. - Déjame en paz.

- Vamos Leen, perdóname, sé que esa noche se me fue la mano. - seguía burlándose. - Y en la piscina me pase al contárselo a tu hermano... pero entiéndeme, tú estás tan buena y yo soy tan, tan...

- ¿Estúpido? - inquirió ella.

- Puede ser, y ahora estamos tan solos... - dijo mientras se acercaba a ella. - ¿Sabes que no hay nadie en mi casa?

- No me interesa. - dijo Leen mientras seguía su camino.

Raúl molesto la cogió por el brazo atrayéndola hacía él, cuando Álex estaba probando el coche de su madre por esa calle.  Abrió los ojos al ver al estúpido de Raúl acercarse a Leen, paró el coche y bajo de él.

- Déjala. - le dijo a Raúl mientras se acercaba a ellos.

- Que suerte tienes. - le susurró Raúl a Leen. - Siempre encuentras a alguien que te defienda.

- ¿Qué te dicho? - le preguntó Álex al ver que no la soltaba.

- Si no te importa. - dijo Raúl molesto. - Estamos hablando. Así que vete.

- No. - contesto fríamente Álex haciendo que Raúl la soltase. - Anda, vete. - le ordenó.

- Ya nos veremos. - le dijo Raúl a Leen con una sonrisa maliciosa.

- No lo creo. - le dijo Álex.

Raúl siguió con su camino, hasta llegar a su casa. Leen sin decir nada también siguió con su camino.

- ¿Quieres que te acerque? - le preguntó Álex.

- No, no te preocupes. Puedo yo sola.

Dio los dos primeros pasos y Álex le cogió las bolsas y se puso a andar a su lado.

- Si tienes que ayudarme así, mejor vayamos en coche, que llegaremos antes.

Alex entendió la indirecta que Leen le había dado, no quería estar cerca de él, pero no se iba a rendir. Subieron en el coche. Intento tener una conversación con ella pero Leen solo hacía que mirar por la ventana y todo lo que Álex le decía ella no le respondía.

Llegaron a casa de Leen donde Jane estaba en la puerta preocupada por su tardanza.

- Perdón. - se disculpó Álex. - su retraso fue por mi culpa. - mintió.

- ¡Oh! Si llego a saber que estaba contigo me hubiera evitado este sin vivir. - se burló Jane. - Anda hija que me muero de hambre.

Leen salió del coche y Álex abrió el maletero, y le llevó las bolsas hasta dentro de la casa.

- ¿Quieres quedarte a desayunar? - le ofreció Jane.

- Por supuesto. - dijo sentándose en la mesa de la cocina.

Leen estaba molesta ¿por qué se quedaba? frunció el ceño mientras cogía un vaso de zumo.

- Y dime hijo... ¿Por qué te fuiste sin despedirte? - le preguntó Jane. - Que hayas discutido con el tonto de mi hijo, no quiere decir que no te hayas de despedir de mí. - le sonrió.

- Buena pregunta. – susurró Leen.

A Álex le pilló por sorpresa esa pregunta y lo que Jane sabía de él. Pudo observar a Leen la cara de enfado que tenía.

- Lo siento, Jane. - se levantó de la silla. - Creo que me tengo que ir.

- Oh, claro. ¿Querrás volver con nosotras? Así haces las paces con Omar. - intento convencerlo. - Ya sabes que vuestras discusiones no duran ni dos días. - se burló.

- No señora, esta vez Omar se ha metido donde no debía - miro a Leen disimuladamente. - Algo importante para mí.

Leen al escuchar eso frunció más el ceño y se levantó para irse a la habitación, porque sus ganas de matarle crecían. Si hubiera sido importante para ella se hubiera quedado a su lado, y hubiera intentado calmarla y ganarse su perdón. Pero no fue así, él se fue sin decir nada más.

Una vez Álex ya se había ido, su madre subió a la habitación a preguntarle que le había pasado, y ella solo encontró una excusa barata que Jane se creyó.

Después de comer, Leen había quedado con Melanie en el cruce de siempre, para ir al bar de la piscina. Llegaron allí y todas las chicas de su clase fueron a recibirlas y a darle el pésame a Melanie. Eso le molestó a Leen, ya que la sacaba de casa para que le diera el aire y para que se olvidará un poco de todo. Y las niñas repelentes se lo recordaban.

Una vez ya se habían quedado solas, Leen le cambió de tema, de lo bonito que será cuando vuelva.

- Claro que sí. Por cierto... me sé de uno que se enfadó mucho conmigo porque te habías ido sin despedirte. - Ese comentario hizo reír a Melanie. - Por fin te ríes.

- ¿Quién? - le preguntó Melanie mientras se ponía roja.

- Uno que mide uno ochenta, moreno, cachas, he descubierto que tiene mala leche. - se rio.

- Aitor... - dijo avergonzada.

- Así es. - se rio Leen. - ¿Me sorprendió? Por supuesto que no.

- Leen, yo no estoy ahora para estás tonterías.

- Vamos Mel, tienes que distraerte. - se quejó Leen. - sé que lo de tu padre acaba de suceder... Y lo siento mucho, pero tu vida sigue y tienes que disfrutarla al máximo.

- Lo sé... - se quejó.

- Y qué mejor manera de distraerte que viniéndote conmigo. - apartó los ojos de ella. - No quería decírtelo... pero yo también te necesito.

- ¿Y eso? - dijo Melanie sorprendía, había estado tan pendiente por lo suyo que no había visto como se encontraba Leen.

- Álex, en fin...

Leen empezó a contarle todo lo sucedido desde que ella se fue hasta el día de hoy... le contaba todo lo que ella sabía. Melanie no estaba segura de lo que Leen le estaba contado, porque aun recordaba la charla que tuvo con él.

- No sé Leen… yo hablé con Álex y no sé, yo me le creí. – le dijo Melanie

- Pues muy mal. – se rio. – tan solo soy una niña, con la definición de estrecha escrita en mi frente. – se burló con rabia.

Después de haber estado hablando sobre todo, las chicas decidieron volver a su casa. Leen acompañó a Melanie hacia su casa y luego se dirigió a la suya.

- Tenemos que hablar. - escuchó detrás de ella cuando pasaba a paso ligero por delante de la casa de Álex. Se giró.

- Lo siento, no quiero preocupar a mi madre.- se excusó Leen.

- Vamos... Necesito hablar contigo. - le suplicó Álex.

- No, ya tuviste tu tiempo, y en vez de aprovecharlo, te fuiste. - dijo Leen apuntó de llorar. - Sin decirme nada. - Estalló a llorar. - Y ahora la que no quiere saber nada de ti, soy yo.

Dicho esto y con una mirada penetrante llena de lágrimas se gira y sigue andando. Álex estaba desconcertado ¿Qué no le había dicho nada? Indignado observa como se va. 

***

Es cortito, no me mateis. :$ Perdonarmelo ya que le he subido pronto :$ Un besiito!

Estrellitas para toodoos :D

Nunca pude imaginar -[Pausada:Falta de imaginación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora