El petulante ruido de la alarma lo alejaba de su mundo privado. Se revolvió en la cama sacando una pálida mano de entre las frazadas y apagando el celular. Que se joda la reunión. El tenia sueño.
¿Y quien era el?
Su nombre era Lovino Vargas, también conocido como Roma, o Italia del Sur, o Italia Romano, o Romano de última. Y ahora debería estar levantándose para la reunión anual de los países -Ojo, "debería" no es lo mismo que "lo va a hacer"-.
Además, ¿Para que ir, si era suficiente con Feliciano?No-jodan.
Entonces recordó que, además de ir a la reunión, había pospuesto otra reunión aparte con la mafia, una que, EN VERDAD, era importante. Suspiró. "Que fiaca", quiso decir.
Se levantó haciendo ruidos raros los cuales en algún momento habían planeado ser palabras, prácticamente se arrastró hasta el baño, abrió el caño de agua helada y metió la cabeza, sacándose la pereza de la mañana.
Con la cabeza en el agua aun, Lovino pensaba, pensaba en su puesto como Italia, pensaba en su hermano, pensaba en España. Pensaba en todo, y a la vez en nada.
Suspiró saliendo de su ensoñación y sacó la cabeza del agua, se saco la ropa y se bañó, al salir se seco y se puso un traje, de una cajita de ébano que tenia escondida saco dos pistolas que guardó en su traje también, tomo una fedora que estaba alado de su cama y salio, ocupándose de que no fuera visto de ninguna forma, llego a una puerta metálica a la cual la tocó, el hombre dentro de ella solo lo miró por la pequeña ventanita e inmediatamente saco todas las cerraduras y abrió la puerta para el itálico.
-Jefe-. Dijo únicamente el mastodonte bajando la mirada, Lovino hizo un ademán con la cabeza como un asentimiento, y la puerta metálica se cerró detrás de el.
-¿Están todos los otros aquí? Originalmente no iba a venir y no se si están todos los otros o si vine para nada-. El mastodonte asintió haciendo un ademán hacia en pasillo.
-Dijeron que acomodarían al menos el comienzo par ahorrarse las molestias otro día.
El italiano asintió pasando del mastodonte y adentrándose en el extenso pasillo. Hacia frío para ser mas o menos las ocho de la mañana. Estaba oscuro y había un, muy tenue, casi imperceptible, hedor a carne en estado de descomposición.
Carne humana.
El mayor hizo una mueca cuando notó el nauseabundo olor. Definitivamente alguien había muerto allí hace mucho, MUCHO, tiempo.
Abrió las puertas dobles de la sala de reuniones de golpe. Varias personas que estaban adentro se levantaron conmocionadas de sus lugares. Algunas, incluso, llegaron a sacar sus armas. Al ver que se trataba solamente de el se sentaron pacíficamente guardando su armamento de fuego. La dichosa reunión que estaba programada ese día paso sin muchos contratiempos.
Cuando salio su teléfono estaba apagado, al parecer a el bastardo de España y a su hermano se les dio precisamente ese día las ganas de notar que el no estaba presente. Millones de veces había ido por obligación y esos bastardos no lo habían notado y justo ese día lo veían ausente. Que par de bastardos. Así que había decidido apagar el celular.
Recién un poco luego se dio cuenta de que su simple existencia era miserable. Teniendo como único apoyo, como familia, a mafiosos, estando a la sombra de su hermano menor, teniendo únicamente dos personas que no lo consideraban una molestia, y muchos mas.
Se tragó una risita sin gracia en el momento en el que pensó eso. Era verdad. Realmente era miserable.«¿Usted cree que no podremos lograrlo?»
«Pues no, no podremos lograrlo sin un conejillo de indias. Uno que sea humano»
El italiano se asomó al escuchar esa conversación. Luego salió completamente.
-¿Que ocurre?-. Dijo acercándose a los dos hombres. Recien en ese momento fue capaz de reconocerlos. Eran dos científicos de el bajo mundo. Experimentaban con el genesis humano pero no lo hacian en humanos. Nunca lo hacían en humanos. Eran bastante eticos en ese sentido.
-Parece que vamos a necesitar conejillos de indias humanos para este experimento. Ademas, deben tener una resistencia al dolor inhumana por que este suero que desarrollamos antes de ser sintetizado por el cuerpo tiene que pasar un cierto lapso de tiempo. Lapso en él que el cuerpo intentará deshacerse de el génesis. Recién dentro de cierto tiempo comenzara a disminuir el dolor-. Explicó el menor de los científicos, el cual no tenia mas de 20 años.
-Sera un poco complicado encontrar a alguien asi-. Dijo el mayor de ambos deprimido.
El italiano se puso a pensar.
•••
La reunión ya había acabado hace mucho, pero aun así España aun estaba ahí, hablando con sus dos amigos, Francia y Prusia.
De repente Feliciano entró a la azotea a las corridas, gritando palabras sueltas sin sentido.
-Oye, Feliciano, calma, calma-. España lo tomo de los hombros y le dio unas leves palmaditas. El italiano al fin comenzó a calmarse. -Ahora, ¿Que ocurre?-. El español sonrió.
-¡Lovino renunció a ser Italia!-. Chilló el menor. El silencio reino durante un segundo.
-¿¡QUE!?-. Gritaron los otros tres aparte.
•••
-¿Esta seguro de esto señor Lovino?-. Preguntó el menor de los científicos.
-Estoy seguro. Aquí lo dejo. Renuncio a mi puesto como Italia Romano-. Dijo el italiano caminando al laboratorio.
Y detrás de el, la pesada puerta de la mansión se cierra, retumbando a la distancia.
"¿Que hiciste Lovino?"

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Aquí Lo Dejo
أدب الهواةLa paciencia de Lovino se acabó. Eso sumado a una conversación ajena que escuchó provocan eso que tanto se temía. «Aquí lo dejo. Renuncio a mi puesto como Italia Romano» [Soy perezosa, tengo una vida, por lo que esto se actualiza lento pero constan...