Capítulo 7

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Me despierto entre sábanas. Nick está en la cocina. Huele a café, así que supongo que hace café.

Un momento. ¿Estoy en su cama?

Me pongo colorada y me siento.

- Nick, ¿Dónde estoy?

- En mi casa, en mi habitación, en mi cama. (dice el zorro como si fuera normal y fuera una rutina de todos los días)

- Y... ¿Hemos...? (me pongo colorada, y supongo que Nick sabrá a lo que me refiero)

- Sí. Hemos. (dice Nick con una sonrisa perturbada)


Me pongo nerviosa y me destapo. ¿Hace calor?

- Abre las ventanas, por favor, hace calor.

- Estamos a 5ºC, Judy. Está lloviendo y es día de primavera en los que se te calan los huesos. ¿Quieres que te cale otra cosa? (dice poniendo una mirada de perversión)


Me pongo colorada, sí, aún más.

- Dios... ¿En serio que hemos...? No puede ser. Yo nunca he...

Nick se acerca a mí y se sienta en la cama. Me mira con una media sonrisa.

- Hemos hecho, y vamos a hacer. (dice Nick, mordiendo el labio)

- ¿Te estás quedando conmigo? ¿Me estás tomando el pelo?

- Nah, no me gustan las cosas pomposas. Tu cola... parece algodón de azúcar. Ya eres demasiado dulce.

- Nick... estás raro. ¿Qué te pasa?

- Que estoy enamorado, y que estoy a punto de reventar de la risa. (rompe a carcajadas)


Me quedo con cara de tonta. ¿Qué es lo que le hace tanta gracia?

- Me estaba quedando contigo, zanahorias... No hemos hecho nada. Ya te gustaría poseer este cuerpo... (dice poniendo una postura sensual)


Me levanto de la cama y pego a Nick en la cara.

- Eres idiota! (me pongo colorada de la rabia)

- Te quiero, Judy (dice Nick, seriamente)

- ¿Ésto también es un tipo de broma? No hace gracia, Nick. Todo iba muy bien. ¿Por qué estropeas todo?

Nick me agarra de la cintura y me atrae hacia él. Está sentado en cama y yo de pie, frente a él, pero aún así nuestras miradas están paralelas. Estoy a su altura.

Me agarra fuerte y le miro a los ojos. Estoy furiosa, pero cuando siento su contacto se me pasa todo.

Está serio, sin reírse. Su mirada está clavada en mí. Sus pupilas están clavadas en mis pupilas. Somos dos almas, en una.

- Te quiero (dice, y ahora noto que lo dice en serio)

Acerca su cara a la mía y duda en si besarme. Duda unos segundos y yo me muerdo los labios, deseando que lo haga, diciéndole con la mirada que lo haga.

Me besa. Me besa mucho. Me besa más que nunca.

Se separa de mí, pero no me suelta. Me mira a los ojos de la misma forma, con seriedad.

- No te quiero perder, Judy. 

Pongo mis manos en su cara y le beso. Me siento en su regazo y le rodeo el cuello con mis brazos.

Le sigo besando, y he de admitir que pasaría así toda la tarde.

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