Zootopia

Capítulo 14

Me paso todo el día llorando en mi cama. Nick era la razón de seguir en Zootropolis. Sí, es un sitio muy bonito, tengo el trabajo que siempre quise, un apartamento... pero sin Nick no sería lo mismo.

Me duermo llorando y paso la noche teniendo pesadillas, desvelándome de vez en cuando, sudando en frío y apartando las mantas.

Suena el despertador, ya ha amanecido.

Me levanto y me miro al espejo. Tengo ojeras y los ojos hinchados e irritados.

Me pongo el uniforme y me marcho a la oficina.

Llego a mi oficina y veo a mi jefe con Nick al lado. Me quedo de piedra y me dan ganas de llorar (más).

- Judy, tienes un nuevo compañero de trabajo. Dice que quiere trabajar contigo y ayudarte en lo que puede. (dice mi jefe)

Abro la boca lentamente, con asombro. 

Me quito la tarjeta que me identifica (de la camiseta) y la dejo sobre la mesa.

- No estoy en condiciones de trabajar, lo siento pero dimito. (digo con un nudo en la garganta)

Nick me mira y abre mucho los ojos.

- No puedes hacer eso. (dice Nick)

- Ya lo he hecho. (digo convencida de lo que hago, pero con lágrimas en los ojos)

Me voy de la oficina y camino por la calle, llorando.

Me meto en un rincón para que nadie me mire y lloro.

Paso unos minutos llorando y observo a Nick cruzar la calle con un cigarrillo encendido en la mano, llevándolo a la boca y dándole una calada.

Me quedo viéndole con seriedad, como si el Nick del que me enamoré se hubiera convertido en oruga en vez de en mariposa.

Me dirijo a mi apartamento y entro en mi habitación.

Me pongo una camisa a cuadros y unos vaqueros y hago las maletas mientras lloro.

Miro mi móvil y observo que tengo un mensaje de Nick:

Nick: Tenemos que hablar, esto se te está yendo de las manos. Zanahorias, te lo tengo que explicar, no hagas más barbaridades.

Me guardo el móvil en el bolsillo y salgo de la habitación con la maleta en mano.

Dejo las llaves de mi apartamento en recepción y pido un taxi.

Pongo mis maletas en el maletero y observo a Nick a lo lejos, tirando el cigarrillo y acercándose con la boca abierta, sin saber qué estoy haciendo.

Cierro el maletero y cuando voy a subir al taxi observo que Nick corre hacia mí gritando mi nombre.

Cierro la puerta y el coche se pone en marcha.

Veo por el retrovisor a Nick corriendo, como cuando me fui de la mansión, despidiéndome de él, solo que ésta vez es para siempre.

De camino a la estación veo el paisaje por la ventanilla mientras lloro.

- Y dígame, señorita, si no es mucho preguntar ¿por qué ésta decisión? (pregunta el taxista)

- Nada me retiene ya aquí (digo, intentando que no se dé cuenta de que lloro)

- No llore, señorita. Todo va a ir bien. (dice el taxista)

- ¿Cómo sabe....? 

- He tratado con muchas personas que se iban y venían, y la mayoría por desamor. (me interrumpe el taxista)

Me quedo en silencio hasta que llegamos a la estación.

Me bajo y cojo las maletas. Pago al taxista y me dirijo a las cabinas de pago.

Cojo un billete y espero a que llegue el tren.

Llega el tren y estoy unos segundos esperando, dudando de si cogerlo o quedarme.

Miro a mi alrededor, por si Nick a venido a detenerme, pero no está.

Me subo al tren y mis latidos se embalan. Cada paso que doy me duele más el pecho. Se me forma un nudo en la garganta y se me inundan los ojos.

Las puertas se cierran y miro por la ventanilla. El tren se pone en marcha y observo de reojo una silueta que corre paralelo al tren. Siempre paralelo. Él y yo. Paralelos, nunca juntos.

¿Dèja vú? Tal vez sí se cumplen los sueños, pero se olvidaron de decirnos que las pesadillas también son sueños.

Giro la cabeza y le veo corriendo, persiguiendo el tren, gritando mi nombre y llorando. Subo la mano y me despido de él, llorando.

Nick estira la mano hacia mi, como si quisiera atraparme y detenerme, pero no puede.

El tren se aleja y la acera termina. Nick se queda en el borde de la acerca, mirando el tren con lágrimas en los ojos y los pies con heridas por correr.

Siempre cerca, nunca juntos.