Zootopia

Capítulo 19

Llega el día esperado y los nervios se apoderan de mí. Nick llegará en unos minutos y no sé si es lo que quiero.

Se escucha un toqueteo en la puerta. Es él.

-¿Judy? Abre, soy yo. (dice Nick al otro lado)

Me siento en cama, tapo mis oídos y lloro, intentando no escuchar como Nick suplica que le abra.

- ¿Judy? (dice Nick, aunque yo no le escucho)

Al cabo de unos minutos me destapo los oídos y ya no se escucha nada.

Me levanto y abro la puerta, pero aún sigue ahí, apoyado en la pared, sentado, esperando a que llegara o le abriese.

- Alguien me dijo una vez que en el momento en el que te paras a pensar si quieres a una persona, ya has dejado de quererla para siempre. (dice Nick, serio, en un hilo de voz, viéndome, con los hombros caídos y llorando)

Me quedo de pie, delante de la puerta, viéndole.

Me cruzo de brazos, pero no con expresión de enfado, sino con expresión de tener frío, porque así me sentí. Helada.

Sentí como si el viento soplara. Como si tuviera las ventanas abiertas en pleno invierno. Pero era verano, sol, y hacía 26º.

Me sentí la peor persona del mundo, aunque no lo fuera.

Sabía que iba a ser su presa. Sabía que Nick era un depredador, pero no me importaba morir por él. Sólo por él.

Abro la puerta del todo y me retiro a un lado, dando una seña para que Nick entre.

Nick se levanta, se seca las lágrimas y entra. Se sienta en cama y yo cierro la puerta.

Me siento en la silla del escritorio y me giro para verle.

- ¿Has pensado si me quieres? ¿Ya has dejado de quererme para siempre? (dice Nick)

Me levanto y cojo la cafetera, que hace un rato que había puesto a hacer café (antes de que Nick llegara) para hablar tranquilamente. Tomando un café, como siempre quise, pero nunca pensé que sería con los corazones rotos.

Él, yo, una taza de café, juntos, en un día de verano, con los corazones rotos.

Después de un largo silencio, le sirvo el café a Nick y se lo doy, luego me preparo una taza de café y me siento, sujetando la taza con las dos manos.

- No hay nada que pensar. Te quiero, eso es todo. Me has hecho daño y nunca te lo perdonaré. Nunca volverás a ser el mismo Nick de siempre, y supongo que yo no volveré a ser la misma Judy. 

Hago una larga pausa y bebo un sorbo.

- Eres imperfecto, Nick... y creo que hay mucha belleza en la imperfección.

Nick levanta la cabeza y me mira a los ojos como la primera vez.

- Judy, no es lo que parece. En realidad...

- A lo mejor las cosas sí son lo que parecen, pero a nosotros lo que realmente nos gusta es comernos la cabeza. (digo, interrumpiendo a Nick)

Nick baja la mirada y bebe un sorbo.

Vuelve a levantar la mirada y esta vez con más fuerza en la vista. Como si de verdad me quisiera. Como si no estuviera mintiendo.

- He amado la forma que tienes de irte, y de mirarme como si me fuera a esconder para siempre antes de doblar la esquina. He observado todas tus facetas y me pareces la persona más increíble del mundo. Y Judy, no te mentí cuando te dije que contigo sentía como si estuviera vivo. Contigo sentí lo que con las demás no. ¿Y sabes? Dicen que se pone peor antes de que se ponga mejor. Y me atrevería a decir que te he besado el corazón.

Hace una pausa y continúa

- Me estás enviando a la muerte, y yo te envío flores...

Hace otra pausa y baja la mirada, frunciendo el entrecejo.

- Que poca cosa sería la vida sin compartirla, ¿verdad?

Luego de eso levanta la mirada, y clava sus pupilas en las mías.

- ¿Sabes cuál es el único modo de medir cuánto te ama alguien? Perdiendo a esa persona. Y Judy, te amo. Mucho. Más de lo que mi naturaleza puede permitirme.

Luego de eso hay un silencio inmenso. Un silencio enorme y profundo. Y sentí como me caía en él. Como sus largos brazos me agarraban hacia el abismo de ese silencio y me devoraba hasta que no quedaba rastro de mí. Sentí como había un silencio en mi corazón, y no fallé.

Después de eso solo recuerdo despertar en el hospital con la muñeca vendada, con sangre seca en la mano y con la mirada vacía. Y el silencio de mi corazón desapareció. Ahora solo se escuchan latidos débiles que piden auxilio, pero están afónicos. 

Miro a Nick, que me sujeta una mano y está acostado a mi lado, abrazándome y llorando.

Respiro hondo y me duermo. Estoy agotada y sólo quiero dormir. Y ojalá que no despierte.