Capítulo 17

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Nick me suelta y me seca las lágrimas con sus manos.

- No te vuelvas a cortar. (dice mientras coge mi muñeca y pone sus labios en la sangre restante, limpiando los cortes)

No me dio asco, pero mi corazón se aceleró.

- Nick, aléjate de mí.

- Escúchame, Judy (dice Nick poniendo sus mano en mis hombros y agitándome, ya un poco harto)


Le veo a los ojos con lágrimas aún y un nudo en la garganta.

- He venido aquí, he estado buscándote por todas partes, he renunciado a mi puesto de trabajo y he tenido que dar explicaciones para que no te lo tengan en cuenta y puedas volver a trabajar de policía, ¿no es eso lo que te hizo ir a Zootopia? Yo no soy el motivo, así que no debo ser el motivo de porqué te vas. Has luchado mucho para tener el trabajo de tus sueños y no vas a arruinarlo por mí, ¿Vale? No te lo voy a permitir. Seguiré trabajando de mecánico y tú de policía. No me meteré más en tu vida y te dejaré en paz si es lo que deseas. ¿Sabes por qué te dejaría en paz? Porque me importan más tus sentimientos que los míos.


Mi corazón se para durante un momento para coger aliento y romperse en trocitos más pequeños.

- El amor hace daño (digo con un poco de odio en la voz)

- No. El amor no hace daño. Hace daño el engaño, las despedidas, los fracasos, las desilusiones... Hace daño el desamor. El amor no hace daño. (dice Nick con voz triste)

- Judy, te quiero y siento mucho lo que pasó. Déjame explicarte aunque no me perdones. (dice Nick arrepentido)


Me aparto de Nick y miro el suelo

- Vete (digo temblando con la voz)


Nick cierra los puños y se va lentamente, viéndome y agachando la cabeza.


Me siento en cama y lloro, poniendo las manos en la cara.

Al cabo de unos minutos recibo un mensaje de Nick


Nick: Si un día me preguntan por qué lo intenté tantas veces contigo, diré que lo hice porque estaba seguro que eras el amor de mi vida.


Releo el mensaje una y otra vez hasta que los ojos se me secan y tengo que pestañear.

Me vuelve a llegar otro mensaje


Nick: La miraba siempre dos veces. La miraba siempre dos veces y tenía sus momentos preferidos para hacerlo: cuando se marchaba y cuando se quedaba dormida. Puede que le gustara analizar cada uno de esos movimientos en los que nadie se fija, o tal vez temía que descubriese que lo que sentía por ella era desmesurado y de ahí todo ese amor a escondidas.

Solo él lo sabe. Yo, al menos, no. Solo es algo que ha sucedido y sobre lo que me he quedado pensando. Todo un torrente de sentimientos a través de unos ojos que miraron dos veces a través del pasillo. Y la media sonrisa que los acompañaba lo delató. 

Pero yo vi lo que vino después, lo que tal vez pocos sepan. Vi ese amor atravesando la sala en una sola dirección. Y me pareció triste querer demasiado.

Hay pocas veces en la vida en que se cruzan dos almas. Es que si te pones a pensar, amor mío, la gente se encuentra y se desencuentra, se hacen el amor y, hasta de vez en cuando, se quieren;

Eso pasa todos los días. ¿Pero cuántas veces tu alma se cruza con otra?

Y no estamos hablando de otra cualquiera, sino de esa que reconoce la tuya, esa que perdura, que la alimenta. Que se encuentra con tu alma en un sueño y se abrazan y se dicen cosas, y hasta se hablan de otras vidas. Vidas en las que vivieron viviendo, juntas. Bajo la misma piel. Bajo el mismo cielo. Respirando el aire del mismo amor. Por eso te lo cuento. Nada más.

Es que si nuestras almas no terminan juntas en esta vida, algún día, en algún momento, más que una pesadilla, más que un sacrilegio, amor, eso sería rompernos el alma.

Y el alma hay que quererla, mi vida. Hay que quererla así, como yo te quiero.




Dejo el móvil en la mesita de noche y me quedo viendo al infinito, con la boca abierta y respiración agitada. Nunca había pensado que tal vez Nick esté sufriendo lo mismo que yo e intente arreglarlo.

Me pregunto cuántas veces perdonamos a una persona para no perderla, incluso si no se merece nuestro perdón. 

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