¿Y mis ganas de vivir?

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Capitulo I

¿Como explicarle al mundo que ya no soy la misma niña? ¿Como explicarle que ya no soy la pequeña valentina? Esa niña con hermosa sonrisa y esas intensas ganas de vivir... Esa niñita que vivía el día a día como si fuera un cuento de hadas y le temía a la muerte incluso más que a la oscuridad...
Así es como paso las horas desde hace ya un par de años, teniendo este tipo de vagos pensamientos para los cuales aún no he concluido una solución o en su defecto, por lo menos, una respuesta coherente...
Ahora soy Valentina, la joven de sonrisa sarcástica o bueno así me dicen mis amigos y no es que tenga muchos, en realidad tengo pocos y creo que son más que suficientes.

---- Hija, estas lista? - Grita mi madre desde la primera planta, interrumpiendo mis pensamientos

---- No iré, ya no más. - Dije con irá

---- Te quiero en el coche en cinco minutos y no te estoy preguntando si quieres, es una orden Valentina.
-Grita y se nota a leguas que está enfadada

No respondo nada, simplemente prefiero callar y conservar los dientes, tomo un suéter y salgo rápidamente. De nuevo al psiquiatra... Hace más o menos dos años que asisto al psicólogo grayson, pero mis depresiones han empezado a tomar fuerza, por lo cuál el psicólogo nos a recomendado venir a verle a este tal Dr. smith.

---- Valentina Gonzalez. - Grita la Secretaría desde su escritorio

---- ¿Sí? - Pregunté a unos cuantos pasos de su escritorio

---- Sigue cariño, el Dr. Smith te esta esperando. Consultorio 128. - Dice tras un gran bostezo

---- Está bien, gracias. - Le digo mientras fulminó a mi madre con una mirada, mientras ella carga a Ian.

Tuve que caminar, adentrandome por largos e infinitos pasillos pero creo que es aquí consultorio #128, respiro un par de veces antes de entrar para verme lo más tranquila y normal posible, necesitó salir lo más pronto posible de allí.

---- Valentina Gonzales, ¿verdad? - Me mira casi como queriendo leerme la mente

---- Si. - asentí

---- Toma asiento ¿Y cuentame como te sientes?- susurró para hacer la conversación para mi lo más pasiva posible, era obvio que quería ganarse mi confianza

---- Estoy bien. - dije tratando de sonar lo más segura posible aunque era obvio que no lo estaba

---- Supongo que no es verdad, si fuera así no estarías aquí, ¿No crees? Dijo mientras levantaba ambas cejas

Lo fulmine con la mirada, ¡acaso ese idiota estaba insinuando que estaba loca o algo similar! - Gruñi sin dejar de mirarle.

Transcurrió una hora entera y sus intentos por hablar conmigo cada vez eran menos correspondidos, hasta el punto de levantarme de la silla he irme rápidamente de allí.
Era obvio que nunca nadie iba a lograr sacarme lo que sentía, para poder contar lo que sentía y lo que me apuñalaba continuamente tenía que recordar miles de vivencias y no estaba dispuesta a hacerlo, sería demasiado difícil y masoquista, además nunca he hablado con nadie acerca de mis heridas interiores y no iba a empezar a hacerlo ahora.

Camine velozmente por los pasillos, hasta llegar a la salida, le di una mirada a lo madre y sin detenerme salí del lugar.

---- ¿Y que te dijo? - Me dice mi madre  mientras camina a mi lado, agarrando fuerte a Ian para evitar un accidente.

---- ¡Nada! - Le respondo rogando que se calle y me deje en paz.

---- Valentina, has estado una hora ¿Acaso nunca vas a desprenderte de lo que pasó? - Me dice y veo cómo sus ojos se empiezan a inundar formando lágrimas de impotencia y desesperación.

---- No quiero hablar, quiero ir a casa. - Le digo mientras observó por la ventana para no ver de nuevo como se llenan de lágrimas sus ojos, mientras ella sienta bien a Ian en la parte de atrás y se sube al auto.

El transcurso hasta casa se me estaba haciendo eterno y en mi mente rondaba esa pregunta de nuevo: ¿Y mis ganas de vivir? Acaso jamás recuperaré mi felicidad, se que no volveré a ser la misma, pues antes casi nada podía derribarme, pero ahora si y me siento como un templado globo, lleno de temores, sentimientos, odio y tristeza, que pasea peligrosamente cerca a miles de cosas punzantes. Me siento frágil y cada día con menos ganas de vivir, pues sé que ahora soy propensa a sufrir por cosas que en algún momento llegue a afrontar con facilidad.

En cuanto llegamos, tomo mi teléfono he intento bajarme lo más rápido que puedo pero la voz de mi madre me detiene...

---- Hija...

---- No deseo hablar. - Le digo y antes de que ella diga algo, tiro la puerta y me dirijo a mi habitación.

Todo el día estuve anhelando este momento, después de subir a mi habitación, cerré la puerta y me tire en mi cama. Mi habitación es el único sitio donde puedo mostrarme como en realidad me siento y no tengo que fingir estar bien para evitar curiosos, como el idiota ese del Dr. Smith que lo único que le importaba era cobrarle un gran cheque a mi madre y luego ir a su casa para follarse a su esposa. Aunque pensar en eso era algo que simplemente me producía asco.

Al recibir una video llamada entrante de Vero, interrumpí por completo mis pensamientos y le contesté.

---- Cuentame que tal el Dr, Smith ¿acaso está guapo? - Me preguntó invadiendo mi pantalla con su cara.

Antes de que pueda contestar a esa pregunta mi madre toca a la puerta y entra con Ian en brazos, me mira y pone a Ian que yace dormido en su cuna, de inmediato se retira cerrando tras ella la puerta de mi habitación sin decir ni una palabra.

---- Es un idiota para serte franca. - Le respondo analizando la siguiente pregunta que me había hecho y observando un par de veces la cuna de Ian.

---- ¿Pero un idiota guapo? - insistió Vero con una sonrisa curiosa.

---- Vero, ya cierra la boca. - Le contesté y al finalizar puse los ojos en blanco.

---- Ok! Val ire mañana a tu casa. - Me dijo y sin esperar una respuesta, colgó.

Vero estudia conmigo desde hace un año y hemos sido muy unidas desde que nos conocimos aunque aveces logra irritarme, es de las pocas personas que cuando me ve mal simplemente se sienta y me acompaña en silencio, y cuando es necesario seca mis lágrimas.

-------°-------

No suelo dormir muy bien, me desvelo frecuentemente y casi siempre logro dormir un poco a lo largo de la madrugada, acababa de dormirme hacia unos veinte minutos tras pasar una noche de perros sin poder dormir si quiera un poco, cuando escuche el abrir de la puerta de mi habitación, pensé que era mi madre así que simplemente tome las cobijas y me tape completamente. Pero al escuchar cierta risa tan familiar me enfadé.

---- Que demonios estas haciendo en mi habitación a las siete de la mañana, Verónica Torres velez. - Le grité sin siquiera abrir los ojos.

---- Vine a alegrarte la vida supongo. - Me dijo haciendo notorio su sarcasmo.

Tras muchos intentos Vero logro despertarme, así que bajamos a hacer algo para desayunar. 

---- ¿Huevos o pancackes? - le pregunté a Vero.

---- Pancackes. - respondió sin pensarlo ni un segundo.

Desayunamos y pasamos el resto del día juntas, viendo películas, comiendo helado y hablando un poco acerca de nuestro último año en el San Cristóbal, era imposible que estuviéramos a tan sólo unos meses de comenzar nuestro último año de preparatoria. También me contó acerca de los planes para vacaciones de su familia que empezaban al día siguiente.

---- ¿Cuando vuelves? - Le pregunté intentando ocultar la tristeza que me invadía en ese momento.

---- Volveré antes de que terminen las vacaciones. - Me dijo con el rostro totalmente inexpresivo.

---- Que te diviertas, nos vemos pronto, supongo. - Le dije mientras la abrazaba y mis ojos se empezaban a inundar. 

Asintió y se subió al auto de sus padres. Me quedé allí en la puerta hasta que el auto de Vero se esfumó a lo lejos haciendo que lo perdiera de vista, un par de lágrimas rodaron por mis pómulos, pero me negué a llorar...

Lágrimas De Sangre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora