¡Te patearé el culo!

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Capítulo XXIV

La vida es como una montaña rusa llena de emociones, en un momento ríes y al otro lloras, tenemos miedo de ser felices porque siempre llegará el contrapuesto, tenemos miedo de enamorarnos porque luego nos olvidarán, tenemos miedo de darlo todo porque sufriremos al no recibir lo mismo que ofrecimos, somos seres pensantes, seres sintientes, y eso es lo que más daño nos hace, pensar nos vuelve víctimas de nuestra propia mente, víctimas de nuestra propia imaginación y sentir nos hace débiles, nos llena de miedo y de rencores, por que el amor, el amor, ya no se demuestra, ni se siente en esta época, vivimos una lucha constante entre el bien y el mal, una pelea imaginaria contra nuestros temores y nuestras metas, un va y viene constante que nos tortura y en ocasiones nos llena.

Llegamos a un punto donde todo se vuelve un cuestionario, hay personas que mueren queriendo vivir y personas que viven queriendo morir, son tantas las cosas que tenemos que vivir, que ahora la mayor parte lo único que busca es... Sobrevivir, mantenerse con vida, dejando sueños atrás, para trabajar por dos pesos y llevar lo poco o mucho que pueda a su casa.

Vuelven las preguntas, los cuestionamientos a mi cabeza... Mis manos y labios tiemblan como nunca antes lo habían hecho, y el miedo se apodera de mí, acaso se que paso con mi hijo? Acaso se si esta bien?... La respuesta a esas preguntas es ¡no!

---- ¿Hija, como estas? - pregunta mamá entrando por la puerta.

---- Respirando. - Respondo y mis ojos sueltan una y más lágrimas.

---- Lo siento mucho, bebé. - Me dice y sus ojos se llenan de lágrimas.

---- Yo también mamá, aquí. - Digo señalando mi corazón.

---- Lo vamos a recuperar, ya veremos cómo. - Dice lanzándome una sonrisa triste.

Asiento y seco lo mejor que puedo mi rostro.

---- Hija, con respecto a la información que nos brindó el Dr. Ayer... - Empieza a decir y la interrumpo.

---- No quiero hablar sobre eso, aún no es un hecho. - Suspiro y continuó
---- quiero hablar con Jaicob.

---- Jaicob no está aquí. - Dice mamá mirando por la ventana.

---- ¿Y donde está? - Pregunto alterándome un poco.

---- Esta con Ian, volverá pronto. - Dice y mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente.

---- Todo va a estar bien, te lo prometo. - Dice y acaricia con delicadeza mi cabello.

---- Eso espero, ya no sé ni que hacer. - respondo, ella toma mi mano y me da un leve apretón.

Antes de que mamá pueda responder, unos hermosos ojos  azules se asoman por la puerta y mi corazón vuelve a latir, me tiro de la camilla de tal modo que arrancó el catéter de mi vena y suelto un grito ahogado, antes de tomar a Ian y dejarme caer en el suelo junto a él. Emilio entra y Jaicob detrás de él, mis ojos parecen cual cascada desbordarse y mis manos un imán que atraen con fuerza a Ian.

---- ¿Como te sientes? - pregunta Emilio guiñando me un ojo.

---- Te patearé el culo, como no te calles. - dice Jaicob y se une a nuestro abrazo.

---- No te volveré a dejar, ¿te trato mal? - pregunto a Ian.

---- no se. - dice con su melodiosa y tierna voz.

---- Bebé, confías en mí ¿verdad? - le preguntó tomando su pequeña manito.

---- Sip mamá. - Dice y yo lo beso, una y otra vez.

---- ¿Te ha hecho algo? Dime, yo no dejaré que te haga daño. - le suplicó.

---- Me duele aquí. - dijo y se giró para dejarme ver... Su cuello estaba rojizo casi morado, luego levanto su camisa y allí estaba un morado mucho más visible, me levanté como fiera y le metí un rodillazo en su "hombría"

---- ¡¡¡Eres un hijo de la grandisima perra!!!! ¡¡¡Te mataré imbécil!!! ¡¡¡Eres un puto cerdo!!! - Grité mientras me abalanzaba sobre él, golpeando con brazos y piernas.

---- Eres un hijo de mil putas, te voy a buscar y te arrancaré las pelotas, pedazo de mierda! - Dice alterado Jaicob y me aleja de él, yo le escupo y Jaicob clava su puño en su nariz haciéndole sangrar.

---- ¡¡¡Me las pagarás!!! - Dice Emilio y seguridad lo trata de sacar.

---- Ian, nos vamos. - Grita y mi hijo se dispone a irse mientras llora, pero le detengo y lo tomó en mis brazos. ---- ven ahora, hijo de perra - Grita a los cuatro vientos.

---- Vete a la mierda. - escupo mis palabras y seguridad se lo lleva.

Mi hijo se aferra a mi con sus pequeños brazos y yo me sentía la peor madre del mundo, me levanté y salí de la habitación con él.

---- A donde vas? - preguntan Jaicob y mamá en unísono.

Los ignoro por completo y salgo en busca de un pediatra.

---- Necesito un pediatra, por favor. - le digo a la recepcionista.

---- Claro, piso 2, consultorio 109. - Dice señalando el pasillo que lleva a él ascensor.

Me dirijo hasta allí y lo encuentro sentado en su escritorio.

---- Dr. Puede ayudarme. - pregunto con mi corazón hecho ceniza.

---- Claro, ¿todo esta bien? - pregunta preocupado al ver mi rostro demacrado y mis manos temblar en el cuerpo de Ian.

---- Necesito que lo revise y que haga un reporte, el padre me peleo la custodia y hoy que vino a verme me encontré con varios golpes en su cuerpo. - Digo y vuelvo a estallar en llanto.

---- Eso haremos, no te preocupes. - me mira y con la mirada me indica que todo estará bien.

---- Eso espero. - Digo y pongo a Ian en la camilla.

El Dr lo revisó por completo, encontrando golpes en piernas, brazo, estómago y cuello, y tomó fotos de cada uno de estos, adjuntándolo a él reporte que llevaría al juzgado para pelear nuevamente la custodia de mi bebé.
Cada golpe era una fuerte herida en mi corazón, sólo imaginarme lo que mi hijo hubiera llegado a pensar que lo había abandonado o que no lo quería, me llenaba de tristeza y melancolía.
Volví a la habitación con Ian, al finalizar el reporte y al llegar lo entregue a mi madre, ella revisó las fotos junto con Jaicob.

---- Lo voy a matar! - Dice Jaicob atrapando con sus manos su cabeza y mal diciendo en silencio.

---- Voy a pelear con el reporte su custodia nuevamente. - Digo subiendo a mi camilla y posando a Ian en mis piernas.

---- Estamos contigo. - Dicen en unísono pero la mirada de Jaicob me causa temor.

---- Saldré. - Dice Jaicob pero me levanto y lo detengo.

---- No, Quedate conmigo. - suplicó.

---- Pero... Esta bien, lo haré. - Dice pero estoy segura de que por su mente no están pasando bonitas ideas.

---- Buenas... Noches, ya. - Dice un enfermero mirando su reloj.

---- Buenas noches. - contestamos los tres de forma muy educada.

---- Señorita cifuentes, vengo a hacerle saber que sea confirmado su posible... - Dijo el Dr y el seguía hablando pero mi mente entro en un colapso nervioso, y sólo podía oirle hablar a lo mejor, sin entender lo que decía pero sabiendo a lo que se refería.

---- Confirmado?! - pregunta mamá y Jaicob, el Dr asiente y ambos giran a verme.

Que se supone que haga ahora!
Esto es imposible, otro Dr más para la lista... Creo que voy a enloquecer!

Lágrimas De Sangre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora