𝟬𝟬𝟮 accident

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• PRIMER ACTO •CAPÍTULO DOS:accidente

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• PRIMER ACTO •
CAPÍTULO DOS:
accidente.

      El viaje en el auto no duró más de diez minutos, y eso se debía a que el auto de Johnny era realmente rápido

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      El viaje en el auto no duró más de diez minutos, y eso se debía a que el auto de Johnny era realmente rápido. Amber se vio tentada múltiples veces a sacar la cabeza por la ventana, pero se contuvo para otro momento. Un momento en el que su salud no pendiera de un hilo.

      Johnny estacionó, bajó y corrió para abrirle la puerta a Amber. Él estaba seguro que, si le daba un momento de ventaja, la chica intentaría bajar sola. En cuanto él le abrió la puerta, ella lo miró.

      —Puedo hacerlo—, masculló y se bajó, algo tambaleante, pero lo hizo sola. Ella tomó la puerta e intentó cerrarla sin perder el equilibrio. No obstante, las ventanas estallaron en cuanto sus manos entraron en contacto con la puerta, causando un gran estruendo.

      —Oh, no puede ser cierto—, se quejó Johnny —. La compré ayer—, bufó, pero enmudeció cuando notó a la chica.

      Los ojos café de Amber comenzaron a brillar más a base de las lágrimas que comenzaron a brotar. El rubio quiso golpearse a sí mismo, deseando no haber soltado sus comentarios sin pensarlo dos veces. La chica estaba en un momento emocionalmente frágil, adaptarse a tal cambio no era sencillo. 

      —Está bien, no fue tu culpa. Te lo dije, pronto aprenderás cómo controlarlo. Todo está bien, ¿de acuerdo?—, habló antes de abrazarla.

      Johnny estaba listo para lidiar con el rechazo. Sin embargo, lo embargó la sorpresa cuando la morena le devolvió el gesto. Amber necesitaba un buen abrazo desde el momento en que se despertó. Ella enterró su rostro en el pecho del chico, esperando haber encontrado finalmente a quién la ayudaría.

      — ¿Me ayudarás?—, inquirió la chica. Apenas se separó de su pecho, lo suficiente para mirarlo a los ojos pero aún aferrándose a él.

      Johnny le dedicó una suave sonrisa, acariciando su espalda —. Te ayudaré.

      El chico casi preguntó si realmente él había dicho eso. No había duda que su propio comportamiento lo sorprendió, pero tampoco había duda que realmente quería ayudar a la chica. No sólo sabía que ella necesitaba todo el apoyo posible, sino que también reconocía en cierta forma un rastro de su hermana.

      Johnny recordaba cómo al principio Susan presentaba demasiados problemas con sus nuevas habilidades. Sin tener en cuenta el problema obvio sobre el control, ella también tenía que lidiar con lo que decían los demás. Él era consciente que la sociedad tendía a ser más estricta con las mujeres, lo había aprendido hace tiempo gracias a su hermana.

      Los fotógrafos no tardaron en aparecer para atosigar al dúo con sus cámaras y preguntas. Johnny apretó la mandíbula, sabiendo que esto sólo empeoraría los nervios de Amber y eso no podría ser bueno. Por lo tanto, el rubio se acercó a la chica y pasó su brazo por sobre sus hombros, brindándole apoyo.

      Mientras tanto, Amber ocultó su rostro como le fue posible contra el pecho de Johnny. Los flashes de las cámaras la dejaban ciega y las preguntas y llamadas a gritos por parte de las diferentes personas la ponían nerviosa. Ella cerró los puños alrededor de la chaqueta del rubio, tirando de ella mientras intentaba permanecer calmada.

      Entonces Johnny suspiró. Estaba frustrado con que los periodistas fueran tan insistentes y molestos ya que, normalmente, él solía contestar las preguntas que surgieran. Estaba claro que el chico no tenía problemas con ser el centro de atención, pero esta vez no querría serlo.

      El rubio se giró hacia la masa de personas, tomando un micrófono antes de dar un mensaje —. Ustedes saben que suelo contestar sus preguntas, pero en este momento estoy ocupado. Agradecería que respeten mi privacidad. Si me disculpan, sólo quiero entrar a mi hogar—, sentenció antes de ingresar al edificio.

      Los gritos de los periodistas siguieron resonando a sus espaldas, pero esta vez el rubio siguió caminando. Johnny entendía que preguntaran sobre quién era la misteriosa chica, especialmente cuando llegaba tan cerca de él a su hogar, pero igualmente debería tener derecho a disfrutar de su privacidad.

      Amber suspiró aliviada al cruzar las puertas y se giró hacia el rubio —. ¿No te molesta que sean tan--?

      — ¿Insistentes?—, completó Johnny y Amber hizo una mueca. No era exactamente el adjetivo que ella hubiera usado pero asintió de todas formas —. Digamos que nunca me había percatado de ello hasta ahora.

      Johnny guió a la castaña hacia el ascensor antes de seleccionar el piso más alto del edificio. En cuanto el ascensor se detuvo, Amber pudo escuchar voces discutiendo del otro lado, las cuales no se detuvieron cuando las puertas se abrieron. El grupo no se percató de su llegada.

      Reed Richards tenía el ceño fruncido —. ¿Y por qué se lo dijo a Johnny?

      Susan se levantó, sacando pecho y con los brazos cruzados —. ¿Acaso no confías en Johnny?

      — ¿Y tú si lo haces?—, inquirió Ben Grimm, un tono burlesco adornando su voz gruesa. La chica rubia le dedicó una mirada fulminante, sin embargo no logró cambiar la opinión del hombre.

      —Tampoco es como si no pudiéramos confiar en nada con Johnny—, agregó Susan, mirando a ambos molesta.

      —Salgo diez minutos y ya están todos discutiendo—, habló Johnny, saliendo del ascensor junto con Amber justo antes que la puerta volviera a cerrarse —. No pueden sobrevivir sin mí.

      —Johnny—, murmuró Reed, aunque sólo miraba a la chica, a quién se acercó con la curiosidad a flor de piel —. Hola, soy Reed Richards. Voy a ayudarte para que aprendas a controlarte. Sólo tendremos que hacerte un par de pruebas, pero no te preocupes, no te dolerá.

      Johnny se acercó al oído de Amber, teniendo que agacharse un poco debido a la diferencia de altura —. Te lo dije—, murmuró con una sonrisa de autosuficiencia.

      Una pequeña sonrisa decoró el rostro de la morena —. Soy Amber Mane. Encantada de conocerlos finalmente.

 Encantada de conocerlos finalmente

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