𝟬𝟭𝟱 wedding... again

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• SEGUNDO ACTO •CAPÍTULO QUINCE:UNA BODA

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• SEGUNDO ACTO •
CAPÍTULO QUINCE:
UNA BODA.., DE NUEVO.

                    Johnny se paró al costado de Amber y le sonrió, ella negó mientras sonreía

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                    Johnny se paró al costado de Amber y le sonrió, ella negó mientras sonreía. El rubio se había burlado en la mañana de su vestimenta oriental, aunque al final había admitido que se encontraba hermosa.

      —Queridos amigos—, la voz provocó que Amber desviará su vista de Johnny y se centrará en la pareja frente a ella; Susan y Reed —. Estamos reunidos aquí para unir a Reed Richards y Sue Storm en sagrado matrimonio—, mientras hablaba, una alarma comenzó a sonar. Reed sacó el aparato que él mismo había creado y lo observo.

      — ¿Qué sucede?—, susurró Susan.

      —Venecia se está hundiendo.

      —Cielos; eso si es grave—, habló Ben, sin soltar a su novia, Alicia.

      — ¿Podemos saltarnos al final?—, preguntó Susan.

      —El amor que––.

      —No, no—, interrumpió Reed —. Al final, final.

      —Excelente—, suspiró —. ¿Tienen los anillos?

      Ben alcanzó los anillos a la pareja y estos se lo pusieron rápidamente antes de tomarse de las manos. Ambos se quedaron mirando el uno al otro, esperando a que el cura siguiera hablando, pero no lo hizo. Los dos miraron a este y él se disculpó.

      —Los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia—, dijo él y Susan se acercó rápidamente para besar a su, ahora, esposo.

      Amber sonrió y tomó la mano de Johnny para apretarla. Él desvió la mirada de la pareja y la miró con una sonrisa, aunque ella no lo observaba a él. El rubio se limito a observar a la hermosa chica que tenía a su lado, con esa sonrisa que él deseaba que nunca desapareciera.

      —Bueno—, habló Susan con una sonrisa —. Debemos irnos de aquí.

      —Sí—, asintió Reed y ambos comenzaron a caminar en dirección a la nave. Ben, Johnny y Amber comenzaron a seguirlos e, inclusive, se adelantaron y llegaron primeros, ya que la pareja se había visto obligada a parar para saludar a algunos familiares.

      —Tengo que tirar el ramo—, paró Susan frente a la nave y su mirada cayó en Amber, quien estaba sentada en la nave, charlando con Johnny, quien se apoyaba sobre esta —. Amber—, llamó su atención y la castaña la miró atenta, Johnny se dio la vuelta y se corrió un poco, para que ambas chicas pudieran verse al hablar —. Ven, voy a tirar el ramo.

      —No—, negó la castaña y sus mejillas adoptaron un leve tono rojizo cuando noto que todas las personas presentes la observaban. Susan insistió y ella volvió a negar —. Susan, no; no quiero.

      —Oh, vamos, linda. No hagas esperar al público—, dijo Johnny y, sin pedir permiso, la cargo entre sus brazos.

      —Te odio, Johnny—, murmuró contra su oído la castaña.

      —Y yo te amo, Quake—, contestó él con una sonrisa antes de depositarla entre las demás mujeres y alejarse rápidamente.

      — ¿Listas?—, preguntó Susan antes de darse vuelta y tirar el ramo. Amber observó como el ramo se acercaba a ella y estiró los brazos, con la intención de atraparlo, cuando este se vio envuelto en llamas y alejó las manos para evitar quemarse.

      Amber miró automáticamente a Johnny y este le observó con una gran sonrisa burlona.

      — ¡Jonathan!—, reclamó molesta la castaña.

      —Lo siento, Amb; tú dijiste que no querías, creo que lo malinterprete—, se burló el rubio y Amber alzó las manos, enviando ondas sísmicas al rubio, el cual cayó de cabeza dentro de la nave. Los demás rieron y Amber se acercó para ver a Johnny dentro —. No juegas limpio, belleza.

      —Tú empezaste—, se encogió de hombros y estiró la mano, la cual Johnny tomo. En cuanto él se levantó, se las arregló para volver a tomar a Amber y meterla dentro de la nave, tirándola sobre el asiento, ya que se encontraban en el medio, el cual tenía espacio para dos personas —. Eres un idiota, Storm—, espetó ella antes de levantarse e intentar acomodarse el vestido, temiendo que este se subiera lo suficiente como para mostrar algo.

      — ¿No te cansas de repetirlo?—, preguntó el rubio, antes de salir de la nave de un salto.

      — ¿No te cansas de repetirlo?—, preguntó el rubio, antes de salir de la nave de un salto

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