𝟬𝟮𝟬 goodbye

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• TERCER ACTO •CAPÍTULO VEINTE:ADIÓS

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• TERCER ACTO •
CAPÍTULO VEINTE:
ADIÓS.

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MESES DESPUÉS

                    Amber hundió su rostro en la almohada después de ver las imágenes en la pantalla, está mostraba como Johnny salvaba a una niña de un edificio quemándose. La puerta del baño se abrió, Johnny salía de bañarse y observó a su amiga estirada en el sofá. No pudo evitar echarle un ojo a sus largas piernas antes de detenerse en el par de bóxers rojos que llevaba puestos.

      —No quiero sonar posesivo pero, ¿esos no son mis nuevos bóxers?—, preguntó el rubio con una pequeña sonrisa jugando en sus labios. Sin duda, le encantaba el hecho que Amber llevará su ropa puesta.

      —Espero que no te toques mucho por eso—, murmuró contra la almohada Amber antes de darse la vuelta y mirar a su amigo —. Me quedé sin ropa limpia.

      —Y, supongo, que sigues negándote a salir de aquí—, completó Johnny y la castaña asintió levemente. El rubio suspiró antes de sentarse al lado de su amiga y ella le observó con la ceja alzada —. Mira, no tengo problemas con que quieras pasar el resto de tu vida mirando la televisión y comiendo, pero no está bien. Entiendo que tú y Peter están pasando por una dolorosa situación pero, si no comienzan a avanzar de a poco, nunca lo harán—, dijo sinceramente Johnny y Amber se quedó en silencio antes de abrir la boca.

      —Entonces, cuando te cansas de tener que ir a la lavandería y comprarme comida, das discursos motivadores. Lindo—, dijo seria Amber y, cuando Johnny le miró, no pudo evitar reír. La pareja rió por un momento, pero pronto cesó y la castaña volvió a mirar sus manos —. Sé que tienes razón, pero es tan difícil.

      —Es por eso que yo estoy aquí—, le dijo Johnny, tomando su mano y ella volvió a mirarle —. Siempre voy a estar aquí para ayudarte, Amb. ¿Escuchaste? Siempre, eso es una promesa.

      Amber sonrió de forma cautivadora y Johnny no pudo evitar quedar hipnotizado por sus rosados labios. La castaña notó aquello y, al igual que su amigo, no pudo evitar no mirar los labios de él. Ambos miraron los labios del otro y, cuando sus miradas conectaron con la del otro, se acercaron.

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