Stupid Love Story

Capítulo 13

Llego a casa deseando que mamá me consuele un poco. Cuando mi corazón está roto, ella es la que lo sana con un beso en la mejilla y caricias en mi cabello largo. Pero sé se que no será hoy porque me ha dejado una nota en la puerta del refrigerador, con su letra cursiva y apurada.

''Vuelvo en la medianoche, hija. En el microondas está tu cena. No le abras la puerta a desconocidos. Te quiero''

Arrugo la nota y la coloco en el cesto de basura. ¿Por qué este sentimiento llega repentinamente? Puedes estar bien pero ¡Boom! La tristeza viene. La personificación de la misma sería La Roca pateándote el trasero. Sí, así que gracias a estas cosas abstractas uno prefiere usar delineador negro y mallas.

La voz de Joe suena en mis pensamientos. Me recuerda que la solución es dormir, así que le hago caso. Morfeo Convey, aquí vamos: mis parpados se cierran con lentitud, empiezo a ceder. La serenidad rodea mi cuerpo y una sonrisa se dibuja en mi rostro. Duermo, duermo y duermo. Me siento cómoda en la cama, aunque ahora siento que unos brazos me rodean. Sonrío y al darme vuelta lo veo y decido rozar por unos segundos mis labios con los suyos. Se siente tan bien, aunque todo empieza a desvanecer con una fuerte melodía pegajosa. Salgo disparada de mi cama ¡Mi tonto teléfono interrumpió mi sueño! Que sueño tan bonito, quizás después hubiéramos estado corriendo por la pradera.

—¡Puaj! —limpio mi mejilla mojada. Sí... mi almohada se ha convertido en una laguna.

Cuando te llaman y no localizas rápido el teléfono, es como si fuese una bomba a punto de explotar. Mis pies se enredan con las sabanas que terminaron en el piso trayendo como consecuencia que esté arrodillada—no duermo como princesa—y maldigo en un idioma que yo solo puedo entender. Finalmente me levanto y alcanzo el teléfono que estaba en mi cómoda.  Se trata de mamá regañándome por el tono de voz que acabo de usar para contestar. Me excuso diciendo que me caí y ¿Adivina qué? Otro regaño por ser desordenada. Cuando le digo que no me han secuestrado y que me he cepillado los dientes, ella se despide con un beso y finaliza la llamada.

Entrecierro un poco mis ojos y visualizo la hora, casi es media noche. Mi barra de notificaciones está repleta. Andrew ha dejado varios mensajes en nuestro chat. Se ha estado disculpando por lo ocurrido temprano. No debería disculparse, sólo quiero saber que está realmente bien aunque sus palabras no sean convincentes. Me quedo paralizada al ver que tengo una llamada entrante de él.

—¿Estás seguro? —le pregunto

—Sí, no te preocupes. Suelen discutir por tonterías. Tú realmente importas.

—Estoy mejor. —suspiro— Pero me preocupas, entiendo que no quieras hablar ahora sobre esto pero estaré para ti ¿Lo sabías?

—Me siento afortunado de saberlo.

—Pero...—vuelvo a suspirar y salto hacia mi cama—¿Estás totalmente seguro de estar bien?

—Sólo estoy un poco cansado y estaba esperándote.

Deja escapar una risa que dura menos de lo que esperaba y empiezo a actuar cómo una madre lo haría si sabe que su hijo está cansado y anda desvelándose.

—¡Apaga esos juegos de Cocú inmediatamente! —aunque no haya sido mi día, mi sentido del humor sigue intacto y me encanta sacarle una sonrisa a las personas con las cosas que digo, que la mayoría de veces son incoherentes.