A veces no es suficiente querer. A veces no solo con la intención se solucionan las cosas. En algunas ocasiones el empeño debe venir acompañado del esfuerzo. Sin esfuerzo, ¿cómo vas a querer recibir una recompensa? ¿Cómo crees que vas a mantener una planta en vida si no la riegas? Quererla viva servirá de poco si no actúas por hacerlo realidad.
Si no riegas la planta, se va a marchitar. Y lo mismo pasa con las personas. Necesitan cuidados, aunque sean mínimos; los mimos son secundarios y no vitales...
Si quieres a tu planta, aunque no se lo demuestres hablándole a diario o abrazándola en los días tristes, al menos esfuérzate en regarla y mantenerla con vida.
Si me quieres, riégame...