2.Capitulo Corregido

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Como cada mañana, el hermoso y estruendoso ruido de mi alarma del móvil me da un hermoso buenos días. Salgo de la cama y voy directa hacia el baño; tomo una ducha rápida y lavo mis dientes. A continuación, me paro frente a mi armario, tomo unos pantalones y sudadera negra, y como no, mis converse negras. Me visto rápidamente y peino mi cabello.

Bajo las escaleras y el deprimente silencio hace acto de presencia, algo a lo que ya me había acostumbrado desde que mis padres no están. -Buenos días papá y mamá.- susurro con una pequeña sonrisa al ver una foto de los tres colgada en la pared.

Antes de este fatídico hecho, en estas paredes se respiraba amor, alegría, ilusiones. Pero todo eso se desvaneció en el momento que vi entrar un oficial a mí clase de historia preguntando por mí; todo se tornó oscuro, me dejé envolver por la soledad, la tristeza y el dolor. Al ser menor, no quedo de otra que enviarme a vivir con mi tía Nataly y su esposo Ryan, los cuales nunca había conocido hasta entonces, pues mi madre y ella nunca habían estado muy unidas.

Fueron los tres años más horribles de mi vida. Tuve que cambiarme de instituto, volver a ser la nueva, lo cual no salió nada bien; hacerme a la idea de que estaba sola, y que iba a vivir con dos extraños hasta que cumpliera la mayoría de edad y pudiera tener acceso al dinero que me habían dejado mis padres e independizarme. Fue un proceso largo, bullying en el colegio, desprecio por parte de mis "familiares", etc.

Siempre recordare, como cada noche, con lágrimas en mis ojos empapando mi rostro, culpaba a mis padres por haberse ido y a la vida por habérmelos arrebatado.

Meneo mi cabeza, alejando aquellos pensamientos y continuo mi camino hacia la cocina para tomar un rápido desayuno.

Llegué al instituto sin ningún pensamiento rondando por mi cabeza. Mis pies únicamente se movían en dirección a mi taquilla, mientras de fondo se escuchaban los murmullos de los alumnos. Unos criticaban, otros se rían de algo que estaban viendo en sus móviles, y otros simplemente, creyéndose superiores, fulminaban con la mirada a los que les pasaban por el lado.

Me dirigí a mí clase de francés y me senté atrás del todo, donde nadie pudiera notarme. Me coloque mis cascos y me deje llevar por la melodía de una de mis canciones favoritas, One day de Tate McRae.

Después de una serie de clases, llegó la hora del almuerzo. En la cafetería, tomé un sándwich y un jugo de naranja. A continuación, me dirigí hacia la salida, camine hasta la parte de atrás del edificio y me adentre en el pequeño bosque. Siempre iba allí para almorzar con tranquilidad, sin los ruidos de alrededor, así como para evadirme por un rato de la realidad.

Mientras almorzaba, decidí ponerme mis cascos y sumergirme en las letras de las canciones de mis cantantes favoritas.

Al finalizar el almuerzo, regresé a mis últimas clases del día: matemáticas y literatura. Esta última era mi favorita, pues amaba escribir, y según la profesora Delgado, una joven mexicana de 32 años, tenía futuro como escritora.

Cuando sonó la campana indicando la finalización de clases, espere a que todos se marcharán para a continuación recoger mis cosas y salir.

-Oye Claire. - me detuve en seco frente a la puerta al escuchar la voz de la profesora llamándome. Me volteé y levante mis cejas en señal de que tenía mi atención.

- Solo quería decirte que lo último que has escrito, es exquisito, de verdad creo que deberías de publicar mucho de los trabajos que has entregado a lo largo del curso, tienes mucho potencial. - Únicamente asentí, y susurre un gracias. Está sonrió, y continúe mi camino hacia la salida.

De camino a casa, divisé a Adrián sentado junto a su novia en uno de los bancos de la acera. Por un momento mi corazón se detuvo, y un frío helado me envolvió al recordar aquello. Aquel chico, fue el único al que había llegado a amar en mis 18 años, me enamoré profundamente y me hizo sentir miles de emociones, esas tan famosas "mariposas en él estómago". Pero así como fue el dueño de mis latidos, también fue el culpable de mi dolor. Después de enterarse de mis sentimientos hacia el, utilizó aquello en su favor para hacer cenizas mi frágil corazón de papel; me ilusionó con sus palabras bonitas, me dio esperanza e incluso llegó a decirme que sentía lo mismo.

Ya totalmente atrapada en su telaraña de mentiras, puso en marcha su plan.

InseguridadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora