9.Capítulo Corregido

607 33 1
                                    

El confiar en las personas, se ha convertido en un reto para mí. De verdad, que me encantaría poder ser una chica abierta, extrovertida, y a la que todos desearan conocer. Pero en su momento lo fui, y nadie valoro aquello; lo único que recibí fue desprecio, caras raras, burlas y comentarios hirientes.

Puede que tu, querido lector, te sientas identificado conmigo, o conozcas a alguien que pueda estar sintiéndose como yo. No es nada fácil, vivir en una sociedad, en la que te han etiquetado como el cero a la izquierda que únicamente sirve para ser humillado y dañado.
He llegado a pensar que soy un saco de boxeo, de todos los golpes que he recibido. Tantos, que al final, me he vuelto inmune.

Ya cerca de casa, me dispuse a sacar las llaves de mi bolso, levante mi mirada y lo que vi me dejó atónita. Allí estaba Lucas, sentado en mi porche, cabizbajo, sin darse cuenta de mi presencia, hasta que el ruido de mis llaves lo alertó, y levantó su cabeza.

-Se puede saber qué estas haciendo aquí. – Dije tratando de sonar molesta. Pero, no les voy a mentir, estaba totalmente sorprendida.

Qué es lo que quiere este chico de mi. Me resultaba tan irreal que alguien insistiera tanto en querer conocerme, en querer estar cerca de mí. Lo mire curiosa, tratando de descubrir el motivo real por el que estaba allí.

-Sabía que tratarías de evitarme, así que vine directamente aquí, para dejarte las cosas claras. – Mi pulso se aceleró, y mis ojos se agradaron. Su voz había sonado tan grave, tan profunda, que los pelos de mi piel se habían erizado.

-¿D-d-dejarme las cosas claras? – Lucas se levantó, acercándose a mí. Al estar un escalón más abajo, este quedó más alto que yo. Dios esa cercanía, me hacia sentir pequeñas corrientes. ¿Qué coño esta pasando? ¿Porqué de repente mi respiración es acelerada, y mi boca está seca?

-Claire… - susurro tan despacio mi nombre, que por un momento me quede embobada mirando sus labios. – Vas a dejar que te conozca, y vas a dejar que tu me conozcas. – Por un momento creí que sus ojos se posaron en mis labios.

-Lucas… - justo me detuvo poniendo un dedo sobre mis labios.

-No te lo estoy preguntando, simplemente es lo que va a pasar. Te estaré esperando aquí a las 7:00, e iremos juntos al instituto, comeremos juntos en el almuerzo, y a la salida volveremos juntos. – No podía creer lo que estaba diciendo, y las ganas de replicarle, simplemente no salían, estaba congelada.

Lucas tomó su mochila, se la acomodo en el hombro y sonrió con una amplia sonrisa. Estática, solo me gire cuando pasó por mi lado para irse en dirección a su casa.
Me quedé allí, parada hasta que su figura desapareció de mi campo de visión.

No puedo creerlo, ¿de verdad esto acaba de pasar?

Mi mente iba a mil hora, tratando de entender lo que acababa de ocurrir. Lucas me ha dicho, más bien me ha ordenado ir y volver del instituto con el, ah, y almorzar con el.
Entre en casa y pase el resto del día haciendo tareas y estudiando para los exámenes de matemáticas e inglés.

A la mañana siguiente, realmente estaba nerviosa. Llevaba horas mirando por la ventana, para ver si Lucas ya había llegado. ¿Qué se supone que vaya a hablar con él? Fue bastante claro en qué quiere conocerme, pero, ¿qué digo de mí?

Al cabo de un rato, oí el timbre. Mi corazón pego un brinco, así que, tomé aire, y me calme. Agarre mis cosas y baje a abrir. Un Lucas vestido con unos jeans y camiseta negra, me recibió con una enorme y cálida sonrisa.

-Good Morning Lady Claire. – Su acento británico, sonó tan bien, que no pude evitar sonreír un poco.

Después de desearle también unos buenos días, cerré la puerta de casa, y emprendimos nuestro camino hacia el instituto. Íbamos en silencio, mientras yo, por dentro, trataba de encontrar preguntas, o algún tema de conversación. No se porque le estaba dando tanta importancia, osea, no debería de importarme en absoluto, ni siquiera quiero ser amiga de Lucas, y mucho menos saber cosas de él, ¿no?

-Oye Lucas, me dijiste que habías venido a España para hacer tu último año, y que vivías con tu hermana, pero, en el restaurante estabas con tus padres, ¿no?.– Pregunté al recordar nuestra conversación en la cafetería.

-Oh, es que están aquí de visita. – Dijo mirando hacia mí y asentí. – Oye, se que no te resulta fácil, pero de verdad, dame la oportunidad Claire. – Mire sus ojos, y reflejaban tanta sinceridad, que por un momento sentí como el muro de mi corazón, que quebraba un poquito.

-Me apellido Jeffers, mi color favorito es el negro, me encantaría tener un gato de ese color. Y me encanta leer, romance, misterio y ciencia ficción. – Solté aquello tan de golpe que lo pille de sorpresa, pero enseguida sonrió y asintió conforme.

-Es un avance. Gracias my Lady. – Sonreí al igual que el, y rodé mis ojos divertida.

-Deja de llamarme así. – Dije suspirando.

-¿Por qué? Me gusta, me recuerda a la primera vez que te escuché reír. – Aquello me hizo sonrojar en seguida, lo note por cómo mis mejillas se encendieron.

Por Dios, Qué me está pasando, ¿porqué este chico me hace sentir así?

Demasiadas preguntas rondaban mi cabeza.

Ya el instituto nos despedimos y cada quien se fue a sus respectivas clases. En mi asiento, atrás del otro obviamente, no podía dejar de pensar en los últimos días. Este Chico, llegó de la nada, y ahora, está intentando revolucionarme la vida. He de admitir, que ha sido algo agradable, pues me ha hecho sentir, aunque sea por momentos, que sigo teniendo la posibilidad de darme a conocer a alguien y que este se quedé. No obstante, aún existía una enorme parte de mi, que me gritaba que me alejará

En la hora del almuerzo, allí estaba el, esperándome. Sinceramente, se sentía bien tener a alguien con quien poder compartir, aunque sea el almuerzo.

-No voy a poder librarme de ti, ¿cierto?. – Bromee mientras me acercaba a él.

-Será una ardua tarea mí Lady, pero déjeme decirle, que será una batalla perdida, pues no va a lograr librarse de mi. – Su manera tan formal de hablar, nos hizo reír a ambos. Creo que, podría empezar a gustarme sentir aquella pequeña sensación de felicidad.

-¿Llenaste su champú de tinte verde? – Dije entre risas y este asintió sonriendo.

-Tenía que vengarme, ella puso polvos pica-pica en mis calzones. Así que tenía que vengarme. ¿Sabes lo que es sentir picor intenso, y no poder rascarte, porque estás en una fiesta elegante? – río sin parar, y este niega divertido.

Con 12 y 18 años , Lucas y su hermana se gustaban cantidad de bromas. Y un día, para la fiesta de empresa de sus padres, su hermana decidió darle un toque más  picanton “literalmente”. Así que lleno los calzones de Lucas de polvos pica-pica, lo que hizo que el pobre no pudiera evitar las ganas de rascarse en medio de los invitados, y recibir la posterior riña de sus padres por grosero. Mientras tanto, su hermana, no podía parar de reír, y reír al verlo en aquella situación.

-Me encanta tu hermana. – Tratando de parecer enojado, Lucas me miró con el ceño fruncido, pero sus labios no podían evitar curvarse en una sonrisa.

Así que, como venganza, el día de la cita de su hermana, con el chico que le gustaba, decidió llenar su champú de tinte verde. Y ya se pueden imaginar el grito frente al espejo, cuando descubrió su nuevo look.

-La verdad es que era divertido. Pará mí, mi hermana siempre ha sido mi mejor amiga. Cuando terminó el instituto, y se mudó a España a hacer la carrera, me costó bastante asimilarlo, pero siempre hemos estado muy unidos. – Aquello me parecía muy tierno y sonreí.

-Se ve que saben pasársela bien. – Una pequeña risa se escapa de los labios de Lucas, y tras la pequeña anécdota, continuamos comiendo nuestro almuerzo.

InseguridadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora