Seduciendo a una nerd © [2da Temporada]

Capítulo 28.- ¿Que pudo pasar?

Habían pasado dos días que Justin y yo habíamos terminado. Me costaba mucho asimilar, ya que no podía sacarlo de mi cabeza rápidamente. Estaba destrozada y lo único que había hecho en esos dos había sido trabajar y para qué hablar de la universidad porque estaba más que claro que no había ido.

Ver a Justin la noche anterior para ir a buscar un vaso de agua fue la gota que me faltaba para llenar mis lágrimas el sillón; lloraba en silencio porque al primer sonido sabía que vendría Santiago por mí y no quería que él fuera mi pañuelo de lágrimas, bastante claro me había déjalo al ocultarme las cosas de Justin.

Sentí los lengüetazos de Max en mi mejilla haciéndome remover en sillón. El perro subió en mi cuerpo para lar merme el cabello, hizo que me riera.

—Max la hiciste reír —dijo Santiago de pronto, su voz las sentí muy cerca.

Me doy vuelta y lo veo sentado al lado del sofá.

—Hola —Me dice.

—Hola —Le respondo.

Desde hace dos días que no había hablado nada con Santiago.

—¿No fuiste a la universidad? —Le preguntó y él me sonríe.

—No, si no tú vas —me dice de pronto.

Ruedo mis ojos y le doy la espalda para seguir durmiendo, pero luego Santiago se pone sobre mi cuerpo, asustándome.

—¡Sale de mí! —le chillo.

—¡Vamos ____! ¡No puedes quedarte a vivir toda la vida en sillón!

—¡Solo déjame tranquila! —lo miro molesta.

Santiago pronto se acomoda sobre mí, él se pone arriba y yo estaba abajo.

—Mmm... Esa posición está buena —Me dice picaron y lo miro molesta.

—No iré a la universidad y sale de mi rápido —le digo molesta.

Santiago estira una ceja.

—Levántate, puedo entender el drama de una relación pero no voy entender que te estés matando.

—¡Ah! ¡Ahora te preocupas por mí! ¡Siendo que te la pasabas bien con él! —lo empujo haciendo que se cayera.

Santiago se queja de dolor pero rápidamente se para y me toma con su fuerza., haciendo que me removiera.

—¡No eres linda cuando apestas! —Me grita mientras me sostenía.

Entramos al baño.

—¡No eres bueno cuando traicionas! —le gritó.

—¡Ay por favor! —Se queja molesto.

—¡No me bañare!

—¡Si lo harás!