14.

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Habíamos pasado prácticamente toda la mañana en la roca tumbados el uno al lado del otro hablando sobre tonterías nuestras y sobre cosas que deberíamos hacer algún día.

Cuando nuestras tripas ya empezaban a sonar, el chico cogió la toalla que teníamos para tumbarnos y nos dirigimos a las motos. Una vez en estas, nos subimos y nos dirigimos hacia casa.

El camino se me había echo eterno. Iván me había llevado por otro camino totalmente diferente al de esta mañana y me estaba empezando a cansar ya cuando justo en ese momento veo como estamos en nuestra calle.

"¿Por dónde me habrá traído?" Pienso mientras dejo la moto en el garaje y entro al ascensor con el chico. Cuando llegamos a nuestras casas el chico entra a su casa, no sin antes besarme, y al ver como se iba, entro yo también por mi puerta.

-Por fin apareces-dice mi padre poniéndome su peor cara.

-Esque estaba ocupada con el chico que te cae tan bien.-miro a mi padre con la misma cara con la que me estaba mirando a mi y me voy hacia mi habitación.

-No te vayas, ven un momento.-dice mi madre desde la cocina. Entro y veo como esta haciendo la comida y me voy hacia ella para darle dos besos.-¿Como ha ido la noche señorita? Esta mañana he escuchado la puerta cuando has venido pero como he escuchado que te volvías a ir me he hecho la sorda.-mi madre siempre me protegía, aunque hiciera las cosas mal.- ¿Habéis hecho algo?

-¡Mamá!-suelto una sonrisa la cual ella me acompaña.-Me ha llevado a un río y el muy loco se ha bañado. ¡En pleno noviembre!-mi madre me mira y se ríe a la misma vez que yo.-y luego hemos estado tumbados y hablando sobre la cosas.

-¿Te hace feliz verdad?

-Mucho.


Durante la comida, el ambiente había sido bastante incómodo. El único tema que mi padre había conseguido sacar era que porque tenía que haber pasado la noche en casa de un chico al que conozco desde hace dos meses, cosa que él no veía nada normal.

Una vez acabado, me dirigí hacia mi habitación. Me tumbe en la cama y cogí mis auriculares para escuchar música desde el teléfono. Una vez puesta la música, mire los mensajes que había recibido durante el día y vi que Iván me había escrito hacia bien poco.

-Mañana tenemos examen de inglés, ¿a que me ayudas a estudiar?-Se que al chico se le da muy mal esa asignatura así que no me lo pienso antes de responderle.

-Ven.

Al cabo de unos pocos minutos el timbre de mi casa suena y me asomo al pasillo para ver como entra Iván dentro de la casa. Justo antes de llegar a mi habitación, mi padre sale de su habitación y es para frente a nosotros. Antes de que empiece a montar algún espectáculo sobre el pobre chico, lo agarro y lo entro a mi habitación.

Iván

Cuando nos quisimos dar cuenta eran más de las siete de la tarde. Llevábamos estudiando toda la tarde, más bien Laia intentaba explicarme mientras yo la miraba como sí me hablara chino. "Para mi el inglés y el chino son lo mismo porque no entiendo nada" pienso mientras como la chica me esta intentando explicar alguna cosa de gramática. En ese momento la puerta de su habitación suena y su madre entra con una bandeja con dos vasos de agua y dos trozos de bizcocho, el cual llevaba toda la tarde cocinando y había llegado un olor increíble a la habitación de Laia donde estábamos.

-Tomad chicos.-dice dejando la bandeja justo a mi lado.-Haced un descanso, lleváis toda la tarde estudiando.-Ella sabía que habíamos estado toda la tarde estudiando porque había entrado a la habitación como una docena de veces en toda la tarde.

-No tranquila, si por mi mejor, no entiendo absolutamente nada de lo que me esta explicando.-digo mirando a la mujer que estaba con un delantal amarillo justo entre Laia y yo.
Ambas mujeres se ríen y me las quedo mirando con cara de pena cosa que hace que aún rían más y que acabe riéndome con ellas.

Una vez su madre ha salido de la habitación, Laia me mira y me besa. Justo al separarnos me la quedo mirando y no puedo evitar sonreír.

-¿Y a que viene esto?

-Hombre es que con mi madre entrando a cada momento pues entiende que tenga que aprovechar ¿no?-me pone una cara angelical que hace que vuelva a reír y la acerco a mi para besarla.


Ya era prácticamente de noche cuando entro por el arco de la puerta de mi casa.

-Ya era hora. Te estaba esperado para cenar.-dice mi madre mirándome desde la cocina.

-Lo siento, la próxima vez no estudiare para poder cenar contigo ¿vale?-digo entrando a la cocina y dándole un beso en su mejilla.

-Ibas a estudiar tu mucho sí no estubiera Laia a dos metros.-mi madre me mira y empieza a reírse. "En realidad tiene razón, soy un inútil en inglés y si no fuera por ella suspendería como hago siempre"

Mi madre y yo nos sentamos en la mesa y empezamos a comer el plato de pescado que había sobre la mesa.

-Por cierto, esta tarde mientras estabas en casa de Laia, ha llamado tu padre.-me quedo mirando a mi madre y esta continúa.-Quiere saber sí vas a bajar a Barcelona estas Navidades con él.

-¿Enserio?-la verdad es que no lo había pensado. Cada año bajaba a Barcelona con mi padre para comerme las uvas o para comer la noche de Navidad, depende el horario que tuviera de trabajo.-Mañana hablare con él, no se que voy a hacer aún.

-¿Tienes que pedirle permiso a Laia?

-No, pero quiero saber sí ellos se van a ir a Andalucía para fiestas o sí podemos coincidir algún día.

Al acabar el plato de comida, me levanto y lo llevo hacia la cocina para fregarlo y dejarlo escurrido. Una vez acabado, me voy a mi habitación para ponerme el pijama y cojo el móvil para hablar con Laia:

-Pequeña, ¿como estas?

En cuestión de segundos veo como la chica está en línea y, al momento, me contesta.

-Holaaa, muy bien, ¿y tu?

-Bien, mi padre ha llamado esta tarde mientras estaba en tu casa, era para saber que voy a hacer en fiestas pero es que realmente aún no lo se.

-Ahora que lo dices, yo tampoco. Siempre hemos pasado fiestas en casa de mi abuela pero este año, no lo se, supongo que contra más se vaya acercando la fecha algo me contarán.

Laia

El despertador suena y, sin abrir los ojos, cojo el móvil y apago la alarma. Otra vez lunes, que horror, y encima esta semana era llena de exámenes ya que pronto llegarán las fiestas de Navidad.

Cuando me he levantado de la cama, me voy al baño para ducharme y vestirme y cuando salgo voy a la cocina para algo de desayunar.

Justo cuando iba hacia la cocina para dejar el vaso del café, escucho como pican a la puerta y entonces me pongo la chaqueta y la mochila antes de abrir.

-Buenos días.-digo con una sonrisa al ver al chico.

Cierro la puerta de mi casa y los dos bajamos por el ascensor hacia el garaje. Una vez entramos, yo me voy hacia mi moto e Iván se va hacia su plaza de garaje donde tiene la moto que le ha dejado el mecánico mientras arreglan la suya. La verdad es que esta moto es mucho más guapa que la que él tiene. Es roja, con unas ruedas más grandes que la otra y una maleta detrás donde podía guardar cosas, como las toallas ayer en el río. Y otra virtud que tenía esa moto es que no corría tanto como la que tenía antes, cosa que hacia que pudiera ir detrás de él sin miedo a perderme, ya que todavía no me conocía muy bien la ciudad y mucho menos los lugares donde me llevaba.

Una vez Iván ha recogido a David en su casa, los tres nos vamos hacia el instituto y, una vez llegado, aparcamos las dos motos para entrar.

Los hombres también se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora