2.

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Era lunes, primer día de instituto, mi primer día de bachillerato. Me sonó el despertador a las 7:00 de la mañana, 55 minutos antes de empezar las clases. Como hacia siempre, me vestía, me ponía las lentillas, desayunaba, me hacia un bocadillo para después y cogía la maleta para irme.
Cogí la moto y me dirigí a casa de David, el cual me encontré en la esquina de su calle esperándome.
Estaba lloviendo, para variar, la cual cosa quería decir que tenía que ir con cuidado en la moto para no caernos. Llegamos a la puerta del instituto a las 8 de la mañana, "perfecto Iván llegas tarde el primer día de bachillerato" pensé mientras aparcaba la moto, me despedía de David y entraba corriendo al instituto.
Subí hasta la segunda planta del instituto, donde se situaba mi clase este año y cuando llegé, pico a la puerta y la abro. Para rematar la mañana me tocaba el profesor que peor me caía de todo el instituto, mi profesor de matemáticas. Esta era una situación bastante rara ya que mi asignatura favorita era matemáticas pero el odio que tenía por este profesor era tremendo.

-Llegas tarde Iván.-por sí no lo había dicho, el mismo odio que le tenía a él, éste tenía el mismo odio hacia mi.-pasa y siéntate al final

Entro a la clase y miro a mis compañeros, los cuales conocía a prácticamente a todos. Busco un sitio libre y veo a una chica al final de la clase y a su lado un sitio libre. Me siento a su lado y ésta sonríe. Era guapa, bastante guapa. Era una chica rubia, no muy alta, con una sonrisa bastante coqueta y que un collar en el cuello donde pone "Laia".
Me siento a su lado y la saludo educadamente. Esta me devuelve el saludo acompañado de una sonrisa. La acababa de conocer pero me había dado cuenta que esa sonrisa iba a ser un gran impedimento sí quería sacarme el bachillerato.

Se acabo la clase y el profesor se fue. La verdad es que no le había prestado atención, cosa habitual de mi en sus clases ya que no me interesaba lo que decía. Pero esta clase había sido diferente, no sólo no le había prestado atención porque no me interesaba, sino por culpa de la chica que había a mi lado. Ésta se había pasado la clase con el móvil haciéndose selfies para subir a Snapchat y dibujando corazones en la mesa.
Cuando llego la hora de recreo, salí del instituto para irme con David, el cual me estaba esperando en la puerta con su novia Miriam. La verdad es que cada año era lo mismo desde hacía dos años, yo me quedaba de aguantavelas en las horas de recreo mientras estos dos se pasaban la hora besandose.
"Que asco me dan pero a la vez que envidia"

Llegue a casa porfin superando mi primer día de bachillerato el cual había sido raro por culpa de la chica rubia la cual no me había dejado concentrarme en todo el día.
"Ojalá me quiten de su lado sí quiero aprobar el curso, porque esto no pinta bien".

Mientras iba hacia casa me había dado cuenta de una cosa; cada vez que miraba por el retrovisor de la moto veía una moto rosa detrás de la mía la cual me perseguía desde la salida del instituto.
Al llegar al garaje paro la moto y espero que se abra la puerta, entro y me dirijo al final del aparcamiento donde se encontraba mi plaza de garaje. Al ser un garaje comunitario era bastante grande ya que se comunicaba con el bloque de la lado ya que eran "bloques hermanos" o así los llamaba la gente de mi barrio. Cuando me bajó de la moto veo como se abre la puerta del garaje y no puedo evitar mirar. Veo como la moto rosa entra y sube la rampa hasta donde me encontraba yo y aparca dos plazas al lado de mi moto. Una mujer se baja de la moto con una maleta naranja fluorescente y se dirige hacia mi. Se quita el casco y ahy estaba: la misma mujer que no me había dejado concentrarme en todo el día.
Me la quedo mirando ya que no me he movido de al lado de la moto desde que he visto aparecer la moto rosa dentro del garaje.
La chica se me acerca y me saluda con una sonrisa de oreja a oreja

-¿Que haces aquí?.- pregunto confundido pero inconscientemente noto como se me escapa una sonrisilla tonta, que hacia bastante que no me salía.

-Vivo aquí.- responde con una voz pícara.- no me jodas que tu también vives aquí

-En el bajos.- en ese momento estaba deseando que la luz del garaje se apagara y la chica no pudiera ver la cara de gilipollas que se me había quedado ya que aunque no me la pudiera ver sabía que mi cara estaba siendo completamente un cuadro.- No me digas que tu eres la persona que lleva una semana tocando los cojones con el camión de la mudanza delante de la puerta y moviendo los muebles a todas horas.- La verdad esque mi madre me había dicho que habían venido vecinos nuevos al piso de al lado pero no me había dicho que una chica guapísima y de mi edad se había mudado al lado de mi casa. "O alomejor sí me lo dijo, pero como nunca la escucho..." pienso mientras veo como la chica se ríe a carcajada limpia

-Lo siento sí te hemos molestado con los ruidos pero mi casa ha sido todo un caos desde que empezó la mudanza y durante toda la semana sólo hemos podido montar la habitación de mis padres y la cocina y tenemos todos los muebles en el comedor.-veo como me sonríe con una cara angelical la cual no me puedo resistir

-Te perdono.- no podía decir otra cosa. No se ni como pero habíamos llegado al ascensor y estábamos subiendo hacia el bajos, donde los dos vivíamos.

Llegamos a la planta y la dejo salir primero para dirigirnos hasta nuestras casa y cuando estamos en las puertas, las cuales están una enfrente de la otra me giro y nos miramos.

-Sí quieres podemos quedar esta tarde y hacemos los deberes

-¿Hay deberes?.- me la quedo mirando con el ceño fruncido y veo como se ríe.

-Mates.- responde.- no se me da nada bien esa asignatura.-Su cara había pasado de una gran sonrisa a una cara totalmente triste.

-¿A quién se le ocurre poner deberes el primer día de instituto? A sí, a mi amigo Pedro.- me respondo a mi mismo irónicamente. La verdad esque no había escuchado que había deberes y sino hubiera sido por ella mañana no los hubiera llevado y el muy cabron me hubiera expulsado.-sí quieres puedes venir a mi casa a hacerlos, sino quieres hacerlos en el suelo de tu casa claro.

-Eso está echo, nos vemos luego.- se empieza a reír y yo la sigo. Tenía una sonrisa tan preciosa que era contagiosa.

Entro en casa y dejo la maleta en la entrada del recibidor. Me acerco a la cocina y cojo un paquete de arroz y una lata de atún, esa iba a ser mi comida ya que mi madre no me había dejado nada y no estaba nunca en casa cuando yo llegaba.

Dejo la comida en la mesa del comedor y me voy al lavabo a lavarme las manos. Me miro al espejo y veo como mi cara estaba completamente roja. "Espero que no estubiera así mientras hablaba con ella". Cojo el tenedor para comerme el arroz pero media hora después aun seguía jugando con la comida pensando en esa chica. No la conocía pero no me la podía sacar de la cabeza. "Me recuerda a Paula. A ella tampoco me la podía sacar de la cabeza desde el momento en que la conocí"

-NOOO!!!.- chillo de repente mientras vuelvo al mundo donde hacia rato que no me encontraba.- no quiero acordarme de Paula, ella es sólo pasado.

Los hombres también se enamoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora